En la jornada de ayer, primer viernes de marzo, tuvo lugar el besamanos a Nuestro Padre Jesús Cautivo, de la Hermandad de Torreblanca, que se presentó a los devotos sobre una alfombra en el presbiterio bajo de la Parroquia de San Antonio de Padua, con diferentes flores de tonalidad morada entre hojas de color verde alrededor de sus pies.
El Cautivo tenía su túnica de terciopelo morado bordada en oro y llevaba dos broches en el cíngulo; uno a la altura del pecho y otro en el vientre. Además, en la cabeza contaba con sus potencias de salida. Y en los laterales del presbiterio se colocaron un total de seis blandones dorados con cirios blancos, tres a cada lado.
Detrás, situado ante un cortinaje de damasco rojo, estaba el altar del quinario, con el dosel vacío al haber bajado el Señor al encuentro de los fieles. Ante el dosel había numerosos candeleros con cirios blancos, un relicario, dos guardabrisas y varias de las antiguas jarras del palio de María Santísima de los Dolores. Y a cada lado se situaron dos jarras más sobre sendos pies de base cuadrada forrados en damasco rojo.
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