miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL PALQUILLO, A LA MAGDALENA


El programa “El Llamador”, de Canal Sur Radio, informaba el pasado lunes sobre un estudio en el que se proyecta una modificación de la actual carrera oficial de la Semana Santa sevillana (Campana, Sierpes, Plaza de San Francisco, Avenida de la Constitución y Catedral) para sustituirla por la siguiente: Plaza de la Magdalena, Mendez Núñez, Plaza Nueva, Granada, Plaza de San Francisco, Avenida de la Constitución y Catedral. Es sólo un estudio que, según indicaban, podría exponerse a medio plazo a los hermanos mayores de las 59 (60 con El Sol) cofradías que hacen estación de penitencia en la Catedral.
Los motivos que se esgrimen son varios, aunque el principal, como era de esperar, es el dinero. En este novedoso itinerario común se podrían colocar 3.000 sillas más de las que hay ahora, lo que incrementaría de manera sustancial la recaudación que el Consejo de Cofradías recibe de los abonados y que después reparte entre las hermandades. Luego también, pero esto es secundario, se habla de la seguridad, esa misma seguridad que ha obligado a retirar 500 sillas de la carrera oficial actual, por mandato del Ayuntamiento, al que le sobraban, decían, muchísimas más.
Así pues, son varios los elementos que han coincidido en torno a este asunto, y que han dado como resultado este curioso proyecto de la Magdalena. Por un lado, el Ayuntamiento quería ampliar la carrera oficial por la calle Fray Ceferino, creando ahí una especie de “tribuna de los pobres” malagueña, con sillas gratuitas para todos. Pero las cofradías no querían porque las que pasan por ese sector tras salir de la Catedral tendrían que alargar su itinerario por la calle Santo Tomás; y el Arzobispado también se negaba porque no estaba dispuesto a desplazar el monumento a Colón para dejar la Puerta del Príncipe despejada para los pasos. Entonces, el alcalde se enfada y decide, después de diez años en el cargo, que la carrera oficial no es segura en caso de emergencia y que hay que eliminar un porrón de sillas, aunque finalmente se contenta con el sacrificio de sólo 500 sedentes espectadores. Pero para el Consejo, perder esas 500 sillas es perder lo que cobra por silla, que no suena a mucho, multiplicado por 500, que ya suena a demasiado. Y en éstas estamos cuando de repente conocemos el flamante proyecto de las 3.000 sillas nuevas por nuevas calles, que son más anchas, aunque no tanto como lo sería la Avenida de la Palmera (pero mejor no dar ideas...).
Y, por supuesto, ya han empezado a surgir opiniones a favor y en contra de la sorprendente solución. De momento, hemos conocido la postura del hermano mayor de San Gonzalo, al que le parece bien porque la nueva carrera oficial recortaría su largo itinerario (ahora va a tener la culpa la Campana de que su hermandad entre a las cuatro de la mañana) y el del Cachorro, quien no está de acuerdo con cargarse de un plumazo una tradición que, tal y como la conocemos hoy, data del año 1918. Llama la atención esta diferencia de criterio entre dos hermandades de Triana, cuando son éstas precisamente, junto con Jesús Despojado, La Quinta Angustia, El Calvario y Montserrat las que se van a dar de bruces con el nuevo palquillo en mitad de sus itinerarios habituales de ida, mientras que muchísimas otras cofradías evitarán el clásico rodeo de Orfila, Javier Lasso de la Vega y Plaza del Duque, ya que podrán pasar directamente desde Cuna o Laraña a una desoficializada Campana atravesando Martín Villa.
Y ahí está el quid de mi opinión contraria a esta modificación. El problema no es tanto perder la Campana (con sus hamburguesas y todo) y Sierpes, que es muchísimo perder, la verdad, sino el hecho de que esta nueva carrera oficial beneficiará a los que tienen silla (y dinero para pagársela) y perjudicará a los que preferimos callejear para buscar las cofradías. Dicho de otro modo: el hermano mayor de San Gonzalo estará muy contento con la posible reducción de su itinerario, pero los cofrades de a pie perderemos la posibilidad de ver a esta cofradía por la Plaza de la Magdalena, Rioja, Velázquez y O`Donnell. Y lo mismo pasará con La Estrella y La O, además de las mencionadas más arriba, y con todas las que rodean, como dije antes, por Orfila para salir al Duque, que reducirán también sus itinerarios.
Así pues, el resumen que podemos hacer de este proyecto es el siguiente: la seguridad sólo nos preocupa cuando perdemos dinero; no nos importa cargarnos itinerarios tradicionales y personalísimos de la Semana Santa de Sevilla si de lo que se trata es de ganar más dinero; y no nos importa recortarle a los que no tienen silla las posibilidades de ver en la calle a las cofradías con tal de ganar dinero. Dinero, dinero y dinero... Es realmente triste.
Tendremos que empezar a cambiar nuestro vocabulario cofrade más rancio. De salir adelante este proyecto, se acabó lo de las entradas en Campana. Ahora habrá que aplaudir las entradas en la Magdalena. Y quién sabe si en el futuro habrá que hablar de entradas en la Palmera. Desde luego, a la Hermandad de Heliópolis le vendría muy bien...

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