miércoles, 6 de abril de 2022

VÍA CRUCIS DE LA REDENCIÓN Y TRASLADO AL SANTUARIO DE LOS GITANOS


El pasado lunes la Hermandad de la Redención celebró su vía crucis cuaresmal con la imagen del Señor llevado en andas por las calles; un culto que debía haber tenido lugar el sábado, pero que este año se retrasó al lunes para hacerlo coincidir con el traslado de las imágenes titulares al Santuario de los Gitanos, desde el que hará la estación de penitencia el próximo Lunes Santo. Las obras que se siguen realizando en la Iglesia de Santiago y las medidas de la puerta de San Ildefonso impiden la salida desde la que es su sede provisional, desde la que sí pudo salir la Hermandad de San Esteban en los primeros años noventa.
La antigua cruz de guía de la hermandad encabezó el cortejo, al que seguían varias parejas de hermanos con cirios blancos, el guión sacramental y más hermanos. Algunos músicos de viento de la Agrupación Musical de la Redención iban delante de las andas con el Señor, que estaba vestido como en su besapié del pasado fin de semana (ver), con túnica morada lisa y mantolín bordado del mismo color.
Nuestro Padre Jesús de la Redención iba sobre las andas estrenadas en 2019, que estaban adornadas con una variedad floral de tonalidades morada y blanca. Y ante ellas, guiaba a los hermanos que portaban al Señor el capataz Paco Reguera. La primera estación del vía crucis se rezó ya en la calle, nada más salir de San Ildefonso, donde acababa de terminar la misa de hermandad de las siete de la tarde.










Después del estandarte corporativo de la Hermandad de los Gitanos, que acompañó a su "invitada" en este traslado, y el de la propia Hermandad del Beso de Judas, iba María Santísima del Rocío llevada sobre las andas del Cautivo de San Ildefonso.
La dolorosa vestía un manto rojo y una saya azul, lucía una de sus coronas de salida y llevaba un pañuelo y un rosario en las manos, mientras que en el pecherín tenía un broche con el escudo de su hermandad, otro con el de Los Gitanos y la Medalla de la Ciudad a la altura del vientre.
En cuanto a las andas, guiadas por el capataz Juan Antonio Guillén, estaban iluminadas con dos candelabros de guardabrisas de plata y adornadas con flores blancas.














Por la estrechez de la calle Zamudio, el cortejo salió a la plaza de San Leandro y las imágenes se detuvieron ante la puerta del convento del mismo nombre antes de continuar hacia Cardenal Cervantes.
La Virgen del Rocío iba muy cerca del Señor de la Redención, por lo que prácticamente avanzaban o se detenían al mismo tiempo. Y hay que subrayar también la gran cantidad de gente que acompañó a ambos titulares por las calles, pese a ser un día laborable.
























Desde Cardenal Cervantes, la cofradía tomó su calle, la calle Santiago, para cruzar después a Ponce de León pasando por Santa Catalina. La tarde estaba bastante desapacible, con algunas gotas que caían de vez en cuando y que hacían temer que se convirtieran en una lluvia de más intensidad. 
Por este motivo, la cofradía avanzaba a buen ritmo, por lo que apenas pasaron unos minutos desde que las imágenes pasaron junto a Santa Catalina para tomar después la calle Sol y llegar a la Iglesia de los Terceros, donde fue recibida por la Hermandad de la Cena. Y a continuación, pasó por San Román para seguir por otro tramo de la calle Sol hacia Butrón y Verónica.



















Como parecía, la lluvia hizo acto de presencia. Era una lluvia leve, pero constante, por lo que la hermandad aceleró para llegar lo antes posible al Santuario de los Gitanos sin que se hubiera completado el rezo del vía crucis.
El templo de los Gitanos estaba abierto y se llenó de gente para asistir al histórico momento de la entrada del Señor de la Redención y de la Virgen del Rocío. De nuevo compartían techo los titulares de ambas hermandades, como en los años noventa, cuando la cofradía de la Madrugá salió desde la Iglesia de Santiago.
Una vez dentro del Santuario, las imágenes fueron llevadas hasta el presbiterio tras pasar por delante del paso del Señor de la Salud, completamente montado, mientras que la Virgen de las Angustias seguía en la capilla sacramental.













Terminó así, a eso de las diez de la noche, el traslado de la Hermandad de la Redención al Santuario de los Gitanos, donde ya estaba montado el paso de palio de la Virgen del Rocío. En cuanto al paso de misterio del Beso de Judas, llegó al Santuario en la noche del martes.

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