jueves, 28 de abril de 2022

VIERNES SANTO 2022: UNA GRAN JORNADA DE DESACOSTUMBRADA TRANQUILIDAD

El Viernes Santo de 2018 acabó con una lluvia que trastocó el final de una gran jornada. En 2019 de nuevo la lluvia hizo acto de presencia y ninguna de las siete cofradías pudo salir a la calle. En 2020 y 2021, como se sabe, ni hubo Viernes Santo ni nada de nada. Que sí, que hubo Semana Santa, pero ya sabemos lo que queremos decir...
Así que el Viernes Santo de 2022 nos devolvió lo que no vivíamos desde hacía cinco años: una gran jornada de desacostumbrada tranquilidad meteorológica, con las siete joyas que son sus siete cofradías en las calles, de las que, organizándose bien, se puede disfrutar con calma, sin prisas ni nervios. No la toquéis, que así es la rosa; la rosa del Viernes Santo.
La primera hermandad en ponerse en la calle es la del Cachorro, que es con diferencia la que más nazarenos tiene en una jornada en general bastante cómoda para el espectador también en ese punto. Había expectación por ver cómo quedaba en la calle el paso del Santísimo Cristo de la Expiración con sus recientes reformas. Ya vimos el efecto el año pasado en la Basílica (ver), pero la prueba definitiva se iba a ver en las calles, bajo el sol de la tarde.
Se puede decir que las modificaciones, que han supuesto nada menos que retocar una obra del gran Guzmán Bejarano, han funcionado. Y eso teniendo en cuenta que no estamos ante el mejor paso de su autor, que lo que hay es lo que hay y que estamos hablando de un paso (aunque el actual es la segunda versión) que vino a sustituir al que felizmente disfruta ahora la Hermandad de la Cena de Jerez. Ahí es nada. Pero, teniendo en cuenta todo lo anterior, se puede decir que el paso ha mejorado, al menos en el objetivo principal que se perseguía, que era conseguir un conjunto más estilizado.
Por resumir lo que ya fue explicado en su día con detalle, el paso ha perdido los faroles de las esquinas del canasto y todas las figuras de ángeles de plata que tenía, ha incorporado las tallas de San Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín en las esquinas y las de los Evangelistas en los costeros, también tiene ahora nuevas columnas salomónicas, ha visto reducidos en altura sus candelabros y cuenta igualmente con nuevos faldones bordados. José María Leal es el responsable de la reforma y de las nuevas tallas, mientras que Francisco Carrera ha confeccionado los faldones.
Antes de salir a la calle, la Banda de la Oliva de Salteras, encargada de acompañar al paso de palio, tocó "El Cachorro. Saeta sevillana", marcha que terminó cuando el Cristo ya estaba en la calle. Acto seguido, ocupó su lugar la Banda de Cornetas y Tambores de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, que interpretó la Marcha Real, seguida de "Sentimiento gitano".
Un monte de clásicos claveles rojos adornó el paso del Cachorro, que comenzó a recorrer la calle Castilla en el inicio de su estación de penitencia. Una levantá muy emotiva tuvo lugar poco después, cuando uno de los capataces auxiliares de Ismael Vargas quiso dedicarla a su padre, Salvador Ortega, "un gran cachorrista que falta desde hace unos meses". "Si soy cachorrista es por él", dijo antes de hacer sonar el martillo en presencia de la hermana y de la hija de Ortega.







































Por su parte, la dolorosa salió a la calle Castilla a los sones de su marcha, "Nuestra Señora del Patrocinio", tras la que, con el paso parado, la Banda de la Oliva tocó el Himno de España. A continuación, el palio emprendió su camino con "Señorita de Triana".
En el paso de la Virgen del Patrocinio no faltaron sus tradicionales claveles de color rosa, con paniculata entre ellos; un exorno floral que se reparte entre las jarras y las violeteras, que son bastantes en este paso, y también formando un friso sobre los respiraderos.
Paco Reguera se encargó un año más de guiar el paso de palio de la Virgen del Patrocinio, que siguió su camino por la calle Castilla, donde después se situaría justo detrás la cruz de guía de la vecina Hermandad de la O.



























En la calle Carlos Cañal comenzaba su estación de penitencia la Hermandad de la Soledad de San Buenaventura, que presentaba también un importante estreno. En este caso, se trataba del manto procesional de la Virgen de la Soledad, una magnífica obra de terciopelo negro bordado en oro por José Antonio Grande de León, quien además ejerce con éxito desde hace varios años de vestidor de esta dolorosa.
La Banda Municipal de Mairena del Alcor acompañó musicalmente a la Soledad de San Buenaventura, para la que tocó en primer lugar "Soledad franciscana", marcha con la que el paso, adornado con lirios morados, y en las jarras además con rosas, anthurium y orquídeas entre otras, llegó a Méndez Núñez. Después, fue el turno de "Margot".
Desde Méndez Núñez, la Virgen de la Soledad salió a la plaza Nueva con la marcha "Soleá, dame la mano", y luego tomó Tetuán a los sones de "Tus Dolores son mis Penas". Poco después, la entrada en Campana la hizo con la marcha "Virgen de Montserrat" con motivo del L aniversario de aquel gesto solidario en el que la Hermandad de Montserrat, en tiempos aún de los costaleros profesionales, cedió a la Soledad la cuadrilla de su paso de misterio porque los de San Buenaventura no se habían presentado.








































A las ocho menos cuarto de la tarde, con puntualidad, se abrían las puertas de la Parroquia de San Isidoro para que su hermandad de penitencia comenzara su estación de penitencia. Es la única hermandad con nazarenos de ruán de la tarde del Viernes Santo y la única cuyos pasos van completamente en silencio, aunque cierto es que de tanto en tanto se habla de lo que le pegaría una banda de música a su paso de palio.
El fantástico conjunto escultórico que conforma Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas con el Cirineo de Francisco Antonio Gijón salió a las calles sobre un monte muy tupido de claveles rojos. Es innegable el parecido de la que es considerada la mejor figura secundaria de la Semana Santa con el Cachorro. En cuanto al Señor, este año ha salido con la túnica de terciopelo morado bordado en oro de Patrocinio López, de 1891.
Dos saetas se le cantaron al Señor de las Tres Caídas en el momento de su salida y mientras se encaminaba hacia la Cuesta del Rosario. La primera la cantó El Sacri y la segunda se debió a Álex Ortiz.



















Unos veinte minutos pasaron entre la salida del paso del Señor y la del paso de palio de Nuestra Señora de Loreto, dolorosa que en diciembre visitó el Acuartelamiento Aéreo de Tablada (ver). Los mismos saeteros de antes también le quisieron cantar a la Virgen, aunque cambiando el orden; ahora cantó primero Álex Ortiz y después El Sacri.
Pero después de las saetas, el silencio acompañó a la Virgen de Loreto, junto a la que iba como cada año una representación del Ejército del Aire, del que dicha advocación mariana es Patrona, como lo es en general de la aviación por la leyenda acerca del traslado aéreo de la casa de la Virgen hasta la ciudad italiana de Loreto, donde se conserva.






















Emprendía ya su camino de regreso la Hermandad de la Carretería, cuyo paso de misterio encontramos detenido en la esquina de la calle Santander con Temprado. El año pasado, en noviembre, regresó a su capilla tras doscientos días apartada del culto la imagen del Santísimo Cristo de la Salud, debido a la restauración llevada a cabo por Pedro Manzano.
Así, con todo su esplendor recuperado, el crucificado de Francisco de Ocampo ha presidido el magnífico paso de misterio en el que, tras su muerte, se prepara el proceso del descendimiento de la cruz para ser llevado al sepulcro.
Resulta también impresionante el propio paso, obra de Guillermo Muñiz que este año ha cumplido un siglo de antigüedad. La originalidad y la genialidad del paso, con apariencia de hojarasca atada con una soga, son absolutamente indiscutibles.
Tras detenerse ante la puerta del Hospital de la Caridad, el paso, adornado con lirios morados y algunos cardos, siguió por Temprado hasta la Capilla del Rosario de la Hermandad de las Aguas y se paró delante de ella, para después marcharse por Dos de Mayo con la marcha "Y fue azotado" por parte de la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras.

































Tras la lluvia de 2019 y los dos años de pandemia, por fin ha podido estrenarse tras el paso de palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad la Banda de Música Julián Cerdán, de Sanlúcar de Barrameda. En el inicio de la calle Temprado tocó la "Marcha fúnebre" de Chopin, tras la que el paso se detuvo ante la Caridad y permaneció parado durante varios minutos.
A continuación, el paso, que llevaba rosas blancas como exorno floral, continuó su camino hacia la capilla de la Hermandad de las Aguas con "Amarguras". El palio de la Virgen de Guadalupe estaba completamente encendido para recibir tanto a la Carretería como a La O, que vendría más tarde.
Con la marcha "Quinta Angustia", la Virgen del Mayor Dolor se alejó de la capilla y se dirigió a la calle Rodo, por la que se internó con la composición "Margot".





















Tras salir de la Catedral, la Hermandad de la O buscaba el barrio del Arenal por la plaza el Triunfo y la calle Santo Tomás. Este año la corporación trianera ha utilizado para la estación de penitencia su antigua cruz de guía, la realizada en madera dorada con apliques de plata.


El paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno no tardó en llegar a esta calle, con la imagen sobre el tradicional monte de lirios que sólo en muy contadas ocasiones han sido sustituidos por claveles rojos; la última vez en 2005.
La novedad de este paso ha sido este año la restauración de la cruz de carey y plata que lleva el Señor sobre su hombro izquierdo; una obra de gran tamaño realizada con carey proveniente de las Indias por Manuel José Domínguez entre 1725 y 1731, según diseño de Domingo Balbuena. La restauración ha constado de dos partes: la actuación sobre los elementos de plata por un lado, y sobre el carey por otro. Se da la circunstancia de que las partes perdidas de carey que presentaba la obra han tenido que ser sustituidas por un material de imitación, dado que actualmente la tortuga carey es una especie protegida en peligro de extinción.
Con la familia Ariza como capataces de la hermandad, el Nazareno de la O, acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol, dejó atrás la calle Santo Tomás y, después de una parada ante la recuperada fachada de la Casa de la Moneda, se marchó por la calle Santander.

























Con bastante rapidez discurrió por la zona el paso de palio de María Santísima de la O, cuya candelería llegó a Santo Tomás prácticamente apagada, aunque los encendedores aprovecharon bastante bien las distintas paradas que hubo hasta Santander, en la medida en que el viento lo permitía.
Del exorno floral que llevaba el palio destacaban especialmente por su gran tamaño las rosas de color rosa. Por otro lado, el paso presentaba la restauración de la peana (Eduardo Seco Imberg, 1940) y de la candelería (Manuel de los Ríos, 1983), actuación llevada a cabo por Emilio Méndez.
En el inicio de la calle Santander, donde se produjo un relevo de costaleros, una mujer cumplió una promesa cantándole una saeta a la Virgen de la O, que llevaba la corona de oro de su Coronación Canónica, de la que el próximo 2 de junio se cumplirán quince años. Tras la saeta, el palio siguió su camino a los sones de "Virgen de los Estudiantes", interpretada por la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras.

















Buscamos ahora a la Hermandad de la Sagrada Mortaja por la Cuesta del Bacalao, un sitio durante toda la semana absolutamente vallado y aforado (exageradamente, habría que decir), pero que con esta cofradía se pareció un poco más a la añorada cuesta de siempre.
Este año el paso de María Santísima de la Piedad y el Cristo Descendido de la Cruz se ha presentado en la calle tras haber culminado el proceso de restauración y dorado llevado a cabo por Enrique Castellanos. Es una labor que merece ser destacada porque estamos hablando de uno de los pasos más antiguos de la Semana Santa, realizado en 1710 con elementos que hacen que esté atribuido, al menos las cartelas, a Pedro Roldán.
Tras la Escolanía Salesiana María Auxiliadora y los dieciocho ciriales que recuerdan la antigua relación de la hermandad con el Colegio de Notarios, antiguamente escribanos públicos, compuesto en el pasado en la ciudad de Sevilla por dieciocho profesionales, emprendía la subida de la Cuesta del Bacalao el imponente paso de misterio.
A las órdenes de Antonio Santiago y sin detenerse hasta llegar al cruce con Placentines, el paso, adornado con unos claveles rojos de tonalidad muy oscura, subió la cuesta y posteriormente giró para buscar la calle Francos y la Cuesta del Rosario en su camino de vuelta al antiguo Convento de la Paz.

















Y nos queda una séptima joya del Viernes Santo, como es la Hermandad de Montserrat, que volvía a su capilla por Zaragoza y San Pablo, como dieciocho horas antes hacía el Calvario.
La familia Villanueva ha sido este año por primera vez la encargada de comandar el paso del Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón. El magnífico crucificado de Juan de Mesa promete su reino a San Dimas en presencia de un descreído Gestas, que desprecia al Señor en los últimos instantes de su vida.
En una jornada de bastante clasicisimo en los exornos florales, el paso de misterio de Montserrat llevó una combinación de claveles, estátice, limonium, antirrhinum, calas, iris, rosas y arrayán. La Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de Triana acompañó al Cristo de la Conversión, para el que tocó "Y se hizo el silencio" en el giro de la calle San Pablo a Cristo del Calvario. Después, una señora cantó una saeta desde un balcón, momento que se aprovechó para reducir la altura del crucificado en el paso para poder hacer la entrada en la capilla.
Cuando el paso se levantó, la banda enlazó las marchas "Conversión del Buen Ladrón" y "Stabat Mater" mientras el misterio entraba en el templo sin volverse para entrar mirando hacia la calle.































Por su parte, el paso de palio de Nuestra Madre y Señora de Montserrat llegó a la calle San Pablo con la marcha "Macarena", de Emilio Cebrián, el mismo autor de la marcha que sonó después, "Nuestro Padre Jesús". Antes de girar a la calle Cristo del Calvario, el capataz, Fernando Fernández Goncer, quiso ofrecer a la Virgen una levantá de acción de gracias por haber cuidado durante la pandemia del conjunto de capataces y costaleros. 
A continuación, el paso de palio se levantó y realizó el giro con la marcha "Virgen del Valle", tras la que se paró junto al balcón desde el que la misma señora cantó otra saeta. Calas, orquídeas cymbidium, rosas, fresias, bouvardias y flor de cera, todo ello de color blanco, conformaban el exorno floral del palio, que después afrontó su última chicotá con la marcha "Virgen de Montserrat".
La banda tuvo el detalle de interpretar la marcha de Pedro Morales hasta el final, aunque el paso ya había entrado por completo en la capilla; mientras que la hermandad mantuvo abiertas las puertas hasta que concluyó el Himno de España. Otro detalle importante, dado que muchas hermandades dejan a la banda tocando el himno ante una puerta cerrada.





































Las puertas de la Capilla de Montserrat se cerraban cuando faltaba un minuto para las dos y cuarto de la madrugada. Poco después entraría la Hermandad de la Mortaja y ya más tarde las dos cofradías de Triana. Terminaba entonces el Viernes Santo, un día grande que por fin, después de varios años de lluvia y pandemia, hemos podido vivir en toda su plenitud.

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