lunes, 11 de julio de 2011

¿TODAS POR IGUAL?

Cuando hace 102 años se estrenó el paso realizado por Francisco Farfán para el Santísimo Cristo del Calvario fueron numerosísimas las críticas que recibió la hermandad. Fue una auténtica revolución: no estaba dorado, sino que se mantuvo el color caoba, madera en la que se talló; además, su iluminación quedó limitada a los cuatro hachones que aún hoy conocemos.
Por todo ello, la guasa sevillana (que no siempre es necesariamente graciosa) bautizó a este paso como "la mesa de billar", porque, decían, si se le daba la vuelta, lo parecía.
Hoy en día, sin embargo, el paso del Calvario está considerado como de los más bellos de la Semana Santa y ha sido modelo imitado en prácticamente toda España, sobre todo para crucificados pertenecientes a cofradías de negro o de silencio.


Decía el pasado Viernes Santo en Diario de Sevilla el pintor Ricardo Suárez que "la creatividad en la Semana Santa sigue estando en crisis". Lo afirmaba en una entrevista con motivo del 50 aniversario del diseño del palio de la Virgen de los Ángeles por parte de Juan Miguel Sánchez. Aseguraba que el palio de Los Negritos, como el del Silencio, demostró que se podía hacer algo diferente en la concepción de los pasos de palio más allá de corrientes artísticas como el neogótico y, sobre todo, el neobarroco, estilos que imperan indiscutiblemente en la Semana Santa sevillana.
Si el diseño modernista del primer palio del Jueves Santo dio de qué hablar en el momento de su estreno, Ricardo Suárez iba más allá y señalaba que Juan Miguel Sánchez lo habría pasado peor presentando su diseño en estos años ya del siglo XXI, con críticas que le lloverían desde los propios medios de comunicación. Y es que "se era más vanguardista en los años 20 ó 30 que ahora".


De esto último no cabe la menor duda. Y es que mientras que hoy en día prácticamente todo el mundo alaba la originalidad y el buen gusto del palio de Los Negritos (aunque no haya abierto una senda a imitar en diseños posteriores que han seguido mayoritariamente a Rodríguez Ojeda), un palio reciente es ahora objeto de las críticas de los sectores, digamos, más rancios del mundo cofradiero.
Me estoy refiriendo al paso de palio de la Virgen del Sol, una hermandad que tiene el dudoso honor de haber convencido a la actual junta superior del Consejo de la necesidad de frenar las nuevas incorporaciones a la nómina de la Semana Santa. Qué tendrán que ver las churras con las merinas...
Que si las caídas del palio no están bordadas, sino pintadas; que si los varales son de madera; que si la Virgen lleva una ráfaga; que si la dolorosa no sólo va acompañada de San Juan, sino también de la Magdalena... Todo, absolutamente todo lo que hace a este paso único en comparación con los demás palios de la Semana Santa parece merecer el comentario, siempre negativo, del personal. Me pregunto si es que tanto crítico preferiría que todos las cofradías fueran clones, todas por igual, con los mismos bordados, los mismos mantos, la misma forma de vestir a las imágenes, los mismos respiraderos... ¿Para qué queremos 60 hermandades si con cuatro o cinco les basta y les sobra a todos estos expertos en arte?
Me preocupa, por otra parte, que tanta crítica esté haciendo mella en la corporación del Plantinar y, en concreto, en su director artístico, José Manuel Bonilla, vistas las diferencias que el palio del Sol presentaba este año al contrastarlo, no ya con sus primeras salidas por el barrio en las vísperas, sino con la estación de penitencia de 2010. Bonilla comentaba que simplemente la cofradía está depurando su estilo, sin que haya tenido nada que ver la incomprensión de unos cuantos. Pero lo cierto es que algunos de los elementos eliminados este año han sido precisamente aquéllos que no se pueden ver en ningún otro palio sevillano.
Por ejemplo, mirando el frontal del paso, han desaparecido de la candelería los candelabros de guardabrisas que se situaban intercalados entre los cirios de toda la vida; estos candelabros hacían juego con los de cola, que han sido sustituidos por faroles prestados, a la espera de poder ser adquiridos. Y, visto desde atrás, lo más evidente es que no ha sacado este año el manto pintado, al igual que las caídas, sino uno de terciopelo verde liso como ya luciera en su primera salida como hermandad de penitencia en 2007. Afortunadamente, en el principal estreno, los nuevos respiraderos, se ha mantenido el estilo al ser realizados en madera, a juego con los varales y la crestería.

 2010                                     2011

2010                                  2011

Me dirá que no, señor Bonilla, y confío en que así sea. Por favor, no se deje usted ni la Hermandad del Sol influir por los comentarios negativos que puedan producirse. Manténganse fieles a su personalísimo estilo, que supone todo un soplo de aire fresco entre tanta repetición de modelos ya vistos hasta la saciedad.
¿Quién sabe? Puede que dentro de cien años, como con el paso del Calvario, o dentro de cincuenta, como con el palio de Los Negritos, un artista salga en prensa para reconocer la valentía de una hermandad que fue leal consigo misma para regalarnos una auténtica joya que llevará ya toda una vida asentada en el Sábado Santo.

2 comentarios:

  1. Estoy absolutamente de acuerdo. Ya vale de bromas de mal gusto o comentarios "jocosos" sobre la hermandad. No tengo nada que ver con ellos, pero me gusta su magnífico estilo y el aire de renovación que traen. Ya está bien de todo lo mismo para el "capilleo inmovilista" y rancio de la ciudad. Ojalá que no cambien.

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  2. Voy caminando, en sentido descendente, por tu diario, amigo Fernando, y llego a esta entrada que me interesa especialmente.
    Si nos detenemos a pensar en nuestras ciudades hermanas andaluzas, encontramos en ellas Cofradías que salen del "protocolo litúrgico" establecido como "deseable", o como "el auténtico canon de nuestras Cofradías". Bien es cierto que, fuera de Sevilla, el canon hispalense es el soñado por una buena parte de los cofrades que poblamos el ancho mundo.
    Pero, en el caso de esas Cofradías que os señalaba (indicar, por ejemplo, y para que sea más fácil establecer el sentido de mi comentario, las Hermandades de Remedio de Ánimas o Universitaria de Córdoba, o la Cofradías Servitas de Carmona o del Puerto de Santa María, por poner algunos casos.
    Son estas hermandades revulsivos dentro de la fe cofrade, a la búsqueda de quienes acudimos los cofrades más acostumbrados a viajar a lo ancho y largo del mundo para encontrarnos con la Divinidad en su plena esencia barroca.
    En definitiva, amigo Fernando, estoy contigo en que los trabajos de los cofrades del Plantinar merecen todos los respetos por parte del mundo cofradiero, porque permanece presente en su línea de actuación una estética propia, más que una ausencia de pecunio, como suponen los malhadados críticos.

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