Había ganas en Santa Marina. Tantas que, faltando tres minutos para las ocho y media de la mañana, las puertas del templo se abrieron y la Agrupación Musical María Santísima de las Angustias, la juvenil de Los Gitanos, comenzó a recorrer el itinerario, con algunas novedades, de camino a la Catedral. "Resucitó" y "La saeta" fueron sus primeras composiciones.
La cofradía ha modificado este año su itinerario de ida, ya que al salir a la calle San Luis ha girado a la derecha para después tomar por primera vez calles como Arrayán y Virgen del Carmen Dolorosa, siguiendo luego por San Blas y ya en Infantes enlazar con su recorrido de los últimos años.
Ha sido un año importante de estrenos para la hermandad en ambos pasos. En el caso del paso del Señor Resucitado, se ha completado la ambiciosa ampliación que se inició en 2013 y que ha dado como resultado una acertadísima transformación a la que este año se han incorporado los nuevos ángeles de las esquinas del canasto, tallados por Manuel Martín Nieto, con policromía de Manuel Peña Suárez, dorado de Francisco Pardo y orfebrería de Miguel Cuadros.
La Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que hace un fantástico binomio con el Señor de la Resurrección, salió también de Santa Marina tras el paso y, después del Himno de España, tocó "Junto a la Aurora" en los primeros metros del nuevo itinerario de la corporación.
Poco después se escuchó desde fuera el llamador del paso de palio de Nuestra Señora de la Aurora. Y a ese primer sonido, le siguió el de las nuevas caídas golpeando los varales. Se puede decir ya que el palio de la Hermandad de la Resurrección se ha unido este año a la lista de palios sevillanos que mejor suenan de la Semana Santa, como los de San Roque o la Bofetá.
Y es que también este paso se ha visto completado con el estreno del nuevo palio, inspirado en el diseño de Dubé de Luque del anterior, pero éste está bordado en oro por sus dos caras, trabajo realizado por José Ramón Paleteiro. Además, la luz de la siempre alegre mañana del Domingo de Resurrección se colaba por el nuevo techo, también de Paleteiro, cuya malla hizo que el techo de la Aurora fuera un trocito del cielo azul que iba a acompañar a la cofradía durante todo su recorrido. Además, cuenta en la gloria con una representación bordada en sedas de la Inmaculada Concepción que se encuentra en la capilla del Colegio La Salle-La Purísima, donde se fundó la hermandad. Tanto la gloria como las escenas de las esquinas son obra del taller La Egipcia.
Con estos estrenos, unidos a la fantástica orfebrería de los Hermanos Delgado, estamos ante un gran paso de palio, al que la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, tocó aún dentro de Santa María el Ave María.
Antes de salir a la calle, el paso de palio se detuvo bajo la ojiva y después Manuel Antonio Santiago, hijo del capataz general de la cofradía, Antonio Santiago, tocó el llamador dedicando esa primera levantá a su abuelo, Manolo Santiago, quien también ejerció de capataz de esta corporación. Tras el Himno de España, la Virgen de la Aurora tomó la calle San Luis a los sones de la marcha "Aurora de Santa Marina".
Estrenando itinerario, el Señor de la Resurrección iba por la calle San Blas a los sones de "La saeta". Hay que hacer alusión al completo exorno floral, compuesto de rosas y tulipanes rojos, barbatus, gypsy, calas blancas, eucaliptos, flor de arroz y diversos verdes.
En la calle Infantes, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes tocó "Vida", una marcha que ha gustado y mucho, y que es prácticamente una sinfonía llena de lo que su propio título indica. Sin duda, le va como anillo al dedo a este Señor Resucitado que recorría las callejuelas de su barrio en una estación de penitencia en la que poco a poco iba a ir arrastrando a cofrades a su lado, cada vez más numerosos. El momento dulce por el que pasa esta agrupación musical es impresionante. Que sea por muchos años y que las hermandades lo sepan reconocer.
Desde Infantes, el paso salió a Almirante Espinosa, donde se pudo escuchar todo un clásico, como es la marcha "Santa María de la Esperanza". Poco después, hubo un relevo de costaleros que nos dio el titular de esta crónica. Y es que, los costaleros que se metieron en este punto bajo las trabajaderas fueron recibidos por uno de los capataces auxiliares de Santiago con el siguiente saludo: "Feliz Pascua de Resurrección para todos y que viva la vida".
Los costaleros recién llegados afrontaron una larga chicotá desde Almirante Espinosa hasta la misma puerta de la Capilla del Rosario, de la Hermandad de Monte-Sión, en la que se enlazaron hasta tres marchas distintas: "La Oración del Huerto", "Judería sevillana" y "A Jesús por María". El paso se paró mirando hacia el interior de la capilla, donde fue recibido por los cofrades del Jueves Santo. Después se marchó con "Alma de Dios" y giró a Conde de Torrejón con "Virgen de la Luz".
El palio de la Virgen de la Aurora seguía haciendo sonar sus nuevas caídas, bajo las que la imagen de Antonio Joaquín Dubé de Luque estrenaba la toca de sobremanto, bordada en oro, sedas y marfil sobre malla de oro por José Ramón Paleteiro. Y del mismo autor es la saya que llevaba, bordada en oro sobre damasco blanco en 1994 y enriquecida en 2019.
"Aniversario macareno" fue la marcha con la que la Virgen de la Aurora, que salió por primera vez bajo palio hace treinta años, pasó por Almirante Espinosa. Después, llegó hasta la capilla de Monte-Sión con "Ángel de la Aurora" y "Coronación de la Macarena". Esta última fue interrumpida cuando el paso se detuvo. Después, con la marcha "Rosario de Monte-Sión", el paso de palio se marchó por la calle Feria, aunque antes se metió prácticamente al completo en la capilla.
Apuntamos también el exorno floral del paso de palio, que contaba con rosas vendela, jacintos blancos, flor de arroz y flor de cera.
Llegamos a la plaza de la Campana, donde mucha gente acude desde hace años y ocupa las sillas para ver la entrada en carrera oficial de la cofradía. Qué distinto el paso por la Campana de la Resurrección actualmente al de hace unos años a eso de las siete de la mañana y con las sillas apiladas en una plaza a medio desvencijar. Aunque, en honor a la verdad, hay que decir que este año han dejado menos sillas para el público, sobre todo en la grada situada entre la Campana y el inicio de la calle Martín Villa. La Policía Local de gala recorrió la carrera oficial antes del paso de la cofradía, como en cualquier otra jornada de la Semana Santa.
Tras dar el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez, la venia a la Resurrección para dirigirse a la Catedral por el recorrido común, la Agrupación de María Santísima de las Angustias interpretó "La saeta".
Después la plaza recibió de pie al Señor Resucitado, que pasó del Duque a la Campana con la marcha "Y al tercer día", y luego hasta Sierpes se enlazaron otras tres composiciones que fueron acogidas con unánime satisfacción por todos los presentes. Fueron "La Esperanza de María", "Al Rey de Reyes" y "La saeta", ésta ya con el paso adentrándose en Sierpes.
Por su parte, el paso de palio llegó a la plaza de la Campana con la marcha "Santa María de la Aurora", que concluyó con la Virgen parada junto al palquillo. A continuación, se levantó y sonó "Pasan los campanilleros", seguida después por "Aurora, Reina de la mañana", con la que se marchó por la calle Sierpes.
Completada la carrera oficial, la hermandad emprendió el camino de vuelta saliendo de la Catedral al intenso sol del mediodía. En la plaza de la Virgen de los Reyes sonó para el Señor Resucitado la marcha "Consuelo gitano", y después fue el turno de "Christus vincit" en Cardenal Carlos Amigo.
Tras una parada, el paso se levantó y fue hacia Alemanes enlazándose las marchas "Venga de frente" y "Caridad del Guadalquivir".
Por su parte, la Banda de Música de Las Cigarreras interpretó "Virgen de los Reyes" para Nuestra Señora de la Aurora, cuyo palio, más iluminado que nunca, estaba completamente encendido con el sol colándose por el techo de malla.
Cada año, uno de los sitios donde con más expectación se espera a la Hermandad de la Resurrección es la Cuesta del Rosario, donde se enlazan diferentes composiciones musicales para ambos pasos. Es lo que ocurrió también este año, cuando vimos al Señor saliendo de Francos con la marcha "La música del pueblo", a la que después siguió "Caminando va por tientos" y la felizmente recuperada en el repertorio de la Agrupación Virgen de los Reyes "Al Cristo de los Faroles", con la que el paso llegó a la calle Jesús de las Tres Caídas. Posteriormente, el Señor de la Resurrección cruzó la Alfalfa hacia Odreros con "Al compás de la Laguna".
Y también es muy esperada la gran petalada que la Virgen de la Aurora recibe en la Cuesta del Rosario, donde cayó una gran cantidad de pétalos, primero rojos y después blancos, todo ello mientras sonaba la marcha "Siempre la Esperanza", enlazada con "Siempre Macarena"... porque siempre quedó la esperanza de volver a vivir momentos como los que la Hermandad de la Resurrección nos estaba regalando en esta brillante mañana que ya era tarde a esta hora.
Y más esperanza, en este caso en forma de la marcha "Triana, tu Esperanza", tuvimos con la Virgen de la Aurora cuando de Jesús de las Tres Caídas pasó a la calle Odreros.
Desde bastante antes de que llegara la cruz de guía, la placita que se abre ante la Iglesia de Santa Marina se empezó a llenar de gente dispuesta a vivir la entrada de la hermandad. La formación juvenil de Los Gitanos llegó y como última marcha interpretó nuevamente "La saeta". Detrás, empezaron a llegar los nazarenos, que sufrieron las altas temperaturas durante el recorrido. Y como muestra, uno de ellos jugaba con su cirio doblándolo para un lado y para otro sin que se rompiera.
En la calle San Luis, la hermandad tiene un punto obligado para detenerse y volver sus pasos, como es su colegio lasaliano fundacional, del que en los primeros años salía el paso del Señor, lo que hoy, ampliado en anchura, longitud y altura, sería imposible.
El Señor se volvió al colegio y seguidamente se marchó mientras sonaba la marcha "Y al tercer día". Después, alcanzó las inmediaciones del templo con "La Esperanza de María" y "Al Rey de Reyes". Tras una parada ya ante la puerta ojival, el paso se levantó y la agrupación tocó la parte final de "Caridad del Guadalquivir", a la que siguió, como no podía ser de otra manera este año, "Vida".
El paso se adentró en Santa Marina, la formación musical tocó el Himno de España y después, para su recorrido interno hasta el presbiterio, sonó "Resucitó" cuando eran las cinco menos cinco de la tarde. Pero hubo todavía una marcha más al volver a interpretar la agrupación "Y al tercer día", con la que, ahora sí, cerró su aplaudida labor con el Señor de la Sagrada Resurrección... hasta el próximo 22 de octubre.
A la Semana Santa de 2022 le quedaba un solo paso en la calle, el palio de la Virgen de la Aurora, que llegó al colegio La Salle-La Purísima con "Esperanza de Triana Coronada" y después se marchó con "Encarnación Coronada".
Avanzaba poco a poco por la calle San Luis el paso de palio, para el que sonó "Triana", a la que siguió "Pasan los campanilleros" mientras caía otra gran petalada desde el edificio que hace esquina con la plaza del templo. Minutos más tarde, con el palio andando hacia atrás para acercarse a la puerta, la Banda de Las Cigarreras tocó "Como tú, ninguna" aunque la interrumpió cuando el paso se detuvo.
Lentamente, como si no quisiera nadie de los presentes que llegara este momento, el palio comenzó a entrar en Santa Marina sonando, como es tradición, la marcha "Amarguras". Las caídas se podían oír desde la calle mientras golpeaban los varales entre las suaves notas de la partitura, que finalizó al llegar el palio al presbiterio. Y entonces sí, la banda tocó el Himno Nacional y el Domingo de Resurrección, y con él la Semana Santa, ponía su punto final, su divino broche de oro, a las seis menos veinte de la tarde.
Hay detalles que hacen grandes a las cofradías y a los cofrades; gestos quizá sin importancia, quizá casuales, pero que emocionan por el significado que tienen o por el que les damos. Las puertas de Santa Marina permanecieron como siempre abiertas hasta que la banda, que entró en el templo, tocó el Himno. Pero antes de que se cerraran, un auxiliar de la cofradía se dirigió a las personas que estaban en la puerta y que se iban a quedar fuera tras haber asistido a la entrada; algunos quizá acompañaron a la Virgen de la Aurora durante todo el recorrido. A ellos, ese auxiliar les lanzó un beso y les dijo adiós con la mano antes de entrar en la iglesia y de que las puertas se cerraran.
Fue, probablemente sin pretenderlo, un gesto que podemos interpretar como dirigido a toda la Sevilla cofradiera; a esa Sevilla, y también a esos visitantes que no faltan cada año, que durante tres años se repitió a sí misma, a modo de consuelo, aquello de "Sevilla sabe esperar".
Sabiendo o sin saber, aceptándolo porque no había otro remedio, Sevilla esperó... y obtuvo su recompensa con instantes como el que la Hermandad de la Resurrección nos acababa de regalar en su entrada; en toda su estación de penitencia. Instantes que nos regalaron todas las hermandades que salieron, dejándonos una espinita las doce que lamentablemente no pudieron hacerlo.
Sevilla esperó. Pero siempre llega una nueva Aurora y todo vuelve a la vida. Resurrección y Aurora, Resurrección y vida. Como dijo el capataz: que viva la vida.
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