miércoles, 29 de febrero de 2012

UNA OPORTUNIDAD PARA SANTA CATALINA


La pasada semana conocíamos la noticia de una próxima reunión entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Dirección General de Vivienda del Ministerio de Fomento para tratar acerca de la posible inclusión de la restauración de la iglesia de Santa Catalina en el programa denominado “1% Cultural” del Ministerio de Fomento, de forma que con cargo al mismo se pueda financiar no sabemos si la totalidad o parte de las fases que aún quedan para que este importante templo del centro de la ciudad recupere el esplendor perdido. Hay que recordar que de momento sólo se ha actuado en las cubiertas evitando las filtraciones de agua en el interior.
Otra duda que nos queda es si esto complementará o sustituirá el compromiso expresado por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, el pasado mes de mayo, cuando aseguró contar con dos fundaciones que pondrían dinero para la restauración. Lo cierto es que desde entonces poco o nada se ha avanzado en este sentido.
En cualquier caso, lo importante es que si hacemos caso a las palabras de la ministra de Fomento, Ana Pastor, nunca antes en la historia de Sevilla se había producido una reunión como la que se anuncia para los próximos días entre ambas partes, y en la que los técnicos del Ayuntamiento aportarán toda la documentación sobre el templo y las necesidades que presenta. La ministra concluía asegurando su predisposición a mejorar el conjunto histórico artístico de la ciudad.
Buenas noticias, por tanto, para Santa Catalina, que desde 2004 espera una solución integral como la que obtuvo el Salvador con una agilidad social sin precedentes, y eso que la actuación en el segundo templo sevillano planteaba una mayor complejidad que la de la antigua iglesia mudéjar que, no lo olvidemos, está declarada monumento nacional desde hace justo ahora cien años.
Ahora bien, imaginemos que Santa Catalina es restaurada; imaginemos que se reabre al culto y que los devotos quieren entrar para rezar ante las imágenes de las hermandades de la Exaltación, el Carmen o Santa Lucía, o incluso ante el Sagrario de la impresionante Capilla Sacramental del templo; imaginemos que los turistas quieren admirar la belleza del edificio. ¿Lo tendrán fácil tanto unos como otros? ¿Habrá un horario de apertura medianamente aceptable?
Me refiero a que por todos son conocidas las limitaciones de los horarios de apertura que tienen muchísimas iglesias de Sevilla, fundamentalmente del centro, con la excepción, claro está, del Salvador. Pero ésta no cuenta porque en ese caso tanta generosidad horaria viene motivada por el sistema ‘pay per pray’. Cuantas más horas abra, más dinero se recauda. Lástima de los hermanos del Amor, Pasión o el Rocío que no vivan en Sevilla.
Pero ¿y el resto? ¿Cuántas horas al día abren San Andrés, San Vicente o San Román? No son ejemplos seleccionados al azar. Las tres son iglesias restauradas hace pocos años para las que se dedicaron cuantiosos recursos económicos procedentes no sólo de la propia Iglesia, sino por supuesto también de las administraciones públicas en base a sus presupuestos para acciones culturales. Y sin embargo, a veces parece que con que se hubieran restaurado las fachadas habría bastado porque es lo único que se puede ver a cualquier hora. Y eso que en esto hay que dar las gracias a las hermandades, ya que sus cultos y actividades contribuyen a mantener los templos abiertos más de lo que lo estarían si no tuvieran su sede en ellos. Veremos qué ocurre con San Román el día que las tres hermandades que viven actualmente allí regresen a casa.
Por todo ello, la pregunta que me hago es la siguiente: ¿podremos disfrutar de un horario amplio de apertura de Santa Catalina cuando sea restaurada, o tendremos que aprendernos el calendario anual de cultos de sus tres cofradías para no desaprovechar la circunstancia y contemplar con tranquilidad el resultado de las obras?

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