Con unos días de retraso debido a la celebración durante el pasado fin de semana de los 50 años de la proclamación como Basílica del templo de la Esperanza Macarena, la imagen de Nuestra Señora del Santo Rosario inició ayer, lunes, su besamanos, que se prolongará hasta este miércoles.
En el presbiterio de la Basílica se encuentra la Virgen, sobre su peana de ángeles, vistiendo el manto azul bordado en plata y la saya de otomán blanco bordada en oro por Francisco Carrera. En el pecherín, además de un alfiler con su advocación, lleva cinco mariquillas similares a las de la Virgen de la Esperanza, dispuestas cuatro en un lado y una sola en el otro. Asimismo, vemos la Medalla de Plata de la Ciudad de Sevilla, otorgada por el Ayuntamiento a Francisco Narbona Navarro en 1969 y donada a la Virgen del Rosario por su nieto, Francisco Narbona Soto, en 2014. También luce de plata la corona, el cetro, la ráfaga, la media luna y hasta la corona y los zapatos del Niño Jesús, el cual, como la Virgen, sostiene un rosario.
La Virgen del Rosario está flanqueada por las dos pequeñas peanas que en el altar especial del 50 aniversario de la Basílica elevaban tanto a esta imagen como al Señor de la Sentencia (ver). Sobre ellas hay sendas jarras con rosas, clavellinas y lisianthus, además de unos candeleros de plata con cera blanca, seis sobre cada peana. En los extremos hay también unos grandes blandones dorados en los que se han colocado más flores como las antes descritas, sustituyendo éstas a los habituales cirios.
Finalmente, hay que indicar que la Virgen del Rosario se encuentra ante un dosel formado por tres de los paños de los respiraderos de su paso procesional, con un tapiz pictórico en el centro donde aparece representado el Espíritu Santo y una serie de ángeles que portan elementos propios de la Virgen María. A cada lado de este dosel se han colocado unos candelabros de plata con velas blancas sobre columnas doradas de capitel corintio.
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