martes, 1 de noviembre de 2016

LA VIRGEN DEL ROSARIO, ATAVIADA AL MODO ANTIGUO, VISITÓ LA TRINIDAD


Era noche cerrada cuando la tranquilidad de la calle Feria, alguna que otra vez interrumpida por rezagados celebrantes de Halloween (con alguna copita de más, que todo hay que decirlo) daba paso a la apertura de las puertas de la Capilla de Monte-Sión para la salida de un cortejo diferente: el del rosario de la aurora que cada año, en la festividad de Todos los Santos, lleva a María Santísima del Rosario Coronada a recorrer las calles, aún casi dormidas, de la ciudad.
A las seis y media de la madrugada de este martes, la cruz alzada con manguilla entre ciriales salía del pequeño templo, seguida de varias parejas de hermanos con cirios, algunos de ellos niños pese a lo temprano de la hora, y el estandarte corporativo.



Enseguida salió el pequeño palio estrenado en 2013, presidido por la Virgen del Rosario, que se encontraba ataviada para la ocasión a la manera antigua, como tantas veces salió a las calles hasta que, ya en el siglo XX, cambio el luto por el blanco actual en sus estaciones de penitencia del Jueves Santo. La Virgen del Rosario, con un aspecto monjil o sacerdotal, incluyendo una llamativa estola con los instrumentos de la Pasión del Señor y la corona de espinas en las manos, se dispuso a salir a la calle Feria entre las margaritas de la variedad spider que adornaban su pasito, llevado al hombro por cofrades de la corporación guiados por el capataz Manuel Vizcaya.
El coro de campanilleros Amigos de la Navidad volvió un año más a cantar tras el palio de la Virgen del Rosario, interpretando diferentes letras de alabanza a la Virgen con la melodía de conocidas marchas procesionales como "Rosario de Monte-Sión", "Madre Hiniesta", "Rocío" o "Mi Amargura".
El rosario de la aurora de Monte-Sión ha tenido este año carácter de peregrinación, dado que el templo que la Virgen del Rosario ha visitado en esta ocasión, después de San Vicente, la Capilla de la Estrella o la Basílica de la Macarena en los últimos años, ha sido la Basílica de María Auxiliadora, considerado templo jubilar del Año de la Misericordia.













Al ser martes, correspondía rezar los misterios dolorosos del rosario, y el primero, que es precisamente la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos, se rezó con la Virgen del Rosario recorriendo los primeros metros de su recorrido, encaminándose por Feria hacia San Juan de la Palma.
Justo ante la puerta desde la que sale la Amargura el Domingo de Ramos se rezó el segundo misterio, el de la Flagelación del Señor, que el sacerdote encargado de dirigir las oraciones dedicó a todos los que sufren problemas económicos, parados o personas con dificultades para hacer frente al pago de los gastos más elementales de sus viviendas.
Después, la Virgen del Rosario se encaminó al Convento del Espíritu Santo, donde fue recibida por las religiosas que lo habitan.























Desde el Convento, el cortejo continuó su camino por las calles Dueñas y Doña María Coronel, donde se rezó el tercer misterio del rosario, la Coronación de Espinas del Señor, dedicado a los que sufren maledicencias y tratos injustos.
La Virgen del Rosario cruzó a Peñuelas en dirección a la Plaza de San Román, donde empezó poco a poco a verse cómo el cielo adquiría un tono azul. Amanecía cuando la Virgen del Rosario alcanzó la calle Sol, en cuyo inicio se rezó el cuarto misterio, Jesús cargando con la Cruz camino del Calvario. En esta ocasión, el recuerdo fue para los cristianos perseguidos por el mundo que “no pueden ir rezando por las calles porque les costaría la vida”, dijo el sacerdote, llamando la atención sobre el privilegio que tenemos los cristianos que estamos en territorios que viven en paz y que podemos manifestar públicamente nuestra fe sin riesgo alguno.






















En la calle Sol, precisamente en ella, terminó de amanecer sobre la Virgen del Rosario de Monte-Sión, a la que a la altura del número 89 se le obsequió con un ramo de flores. Después, más adelante, se rezó el quinto y último misterio del rosario, Jesús muere en la Cruz, dedicado, como no podía ser de otra forma en esta festividad, a todos los difuntos.
Como hace la Esperanza Trinitaria en la noche del Sábado Santo, desde la calle Sol, la Virgen del Rosario salió a Madre Isabel de la Trinidad, cruzó la ronda y el arco presidido por un azulejo de María Auxiliadora, adentrándose en la calle que sirve de acceso a las dependencias del templo y del colegio salesiano.












































Pasadas las ocho de la mañana, el pequeño palio de la Virgen del Rosario entraba en la Basílica de María Auxiliadora, siendo recibida por las hermandades de la Trinidad y María Auxiliadora, ambas con sus estandartes corporativos.
La Virgen recorrió la nave central del templo salesiano y posteriormente fue ubicada en el lado derecho del presbiterio, ante el altar de San Juan Bosco, donde quedó situado para la celebración de la Eucaristía.













Finalizada la misa, tocaba emprender el regreso a la calle Feria, no sin antes acceder a la capilla de la Hermandad de la Trinidad. El palio de la Virgen del Rosario se metió en su interior y se detuvo frente a la Virgen de la Esperanza, vestida ya, como la Virgen de la Concepción, de luto.
El hermano mayor de la Trinidad, Juan Manuel Piñas, tomó la palabra en este momento para agradecer la visita de la Virgen del Rosario de Monte-Sión, que ha supuesto, como recordó, que tres vírgenes coronadas se hayan reunido bajo el mismo techo: María Auxiliadora, la Esperanza Trinitaria y la propia dolorosa del Jueves Santo.
Juan Manuel Piñas dijo sentirse contento y orgulloso por esta visita y, como recuerdo, regaló a la Virgen del Rosario una medalla de la hermandad trinitaria que inmediatamente le fue colocada en la saya.







A continuación, dando pasos atrás al no poder volverse, el palio salió de la capilla de la Trinidad para abandonar la Basílica, siendo acompañada hasta la Ronda, a los pies del arco, por la Hermandad de María Auxiliadora Coronada. 
Un número de cofrades sensiblemente mayor al del recorrido de ida se sumó para seguir al palio de la Virgen del Rosario, que ya en Madre Isabel de la Trinidad y calle Santa Lucía se detuvo ante la casa natal de Santa Ángela de la Cruz, volviéndose para que las religiosas que en ella estaban contemplaran a la dolorosa de cerca.















  









En el trayecto de vuelta, ya sin oraciones y con la interpretación continua de composiciones a cargo del coro de campanilleros Amigos de la Navidad, la Virgen del Rosario siguió por la Plaza del Pelícano y Juzgado, para continuar por las estrecheces de la calle Hiniesta, donde se detuvo ante las hermanas filipenses de Santa Isabel, que rezaron la Salve. Seguidamente, el cortejo tomó Vergara hacia la Plaza de San Marcos.









































Cerca de concluir el traslado de vuelta a su capilla, la Virgen del Rosario de Monte-Sión tomó la calle Castellar, donde los devotos respondieron con vivas y aplausos a la Virgen tras algunos gritos desafortunados de un grupo de intolerantes que, al parecer, viven por la zona. Fe y devoción frente al odio. Al fin y al cabo, la felicidad ha de ser característica permanente de los cristianos, y nunca el rencor que destilan otros, mucho más infelices.
Y desde Castellar, el pequeño palio siguió por Churruca y Almirante Espinosa hasta la Plaza de Monte-Sión.
















Algunos minutos antes de las doce del mediodía, la Virgen del Rosario llegaba de nuevo a su capilla de la calle Feria. Para entrar, cosa que hizo mirando hacia la calle como en Semana Santa, el coro de campanilleros cantó la composición con melodía de la marcha “Rosario de Monte-Sión”.











Con la dolorosa de nuevo en su capilla, junto al Señor de la Oración en el Huerto y el Santísimo Cristo de la Salud, el coro Amigos de la Navidad cantó, acompañado por los hermanos, la Salve a la Virgen del Rosario después de las oraciones finales.
Asimismo, se lanzaron varios vivas a los tres titulares de la hermandad, que ha cruzado este año la Ronda Histórica para ganar el Jubileo del Año de la Misericordia que está a punto de concluir.



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