miércoles, 11 de abril de 2018

JUEVES SANTO 2018 JEREZ: LA JORNADA PROCESIONAL MÁS TARDÍA Y CÉNTRICA

Llegamos al Jueves Santo, última jornada procesional que, según decían los partes meteorológicos, se iba a poder vivir con tranquilidad en esta Semana Santa en Jerez. Es la más tardía en cuanto al horario de sus cofradías, cuatro de las cuales salen del mismo centro de la ciudad y acumulan, además, varios siglos de historia. Es un día con sabor clásico en el que vemos pasar por Jesucristo sensaciones como el miedo, la duda, el dolor, la humillación... pero también la esperanza y la fe.
A las seis en punto de la tarde se iniciaba todo en el Santuario de María Auxiliadora, sede de la hermandad más joven del día, la Redención, que nos presenta en su único paso (en el futuro incorporará un palio con su dolorosa, titulada como Madre de la Iglesia, Auxiliadora del Pueblo de Dios) la escena en la que Jesús recibe una bofetada en presencia de Anás.
La idea de crear esta hermandad surgió en 1984 a través de un grupo de antiguos alumnos salesianos. Encontraron, sin embargo, no pocas dificultades, ya que no fue hasta 1999 cuando se constituyeron en asociación de fieles y en 2004 ya pasaron a hermandad de penitencia, incorporándose al Jueves Santo en 2007. La imagen del Señor es obra de Juan Ventura, de 1985, mientras que el conjunto escultórico es obra de Luis González Rey.
Para salir a la calle, la cofradía tiene que bajar una larga rampa que permite sortear las escaleras que desde la Avenida de San Juan Bosco llevan hasta el templo. Además, el paso tiene que salir de rodillas por la reducida altura de la puerta. Cuando lo hizo, bajó la rampa hasta el cancel de entrada a tambor y sólo cuando salió a la calle, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, de Arcos de la Frontera, interpretó la Marcha Real, seguida del final de "Silencio blanco".
Tiene este paso de misterio, que estrenaba el dorado de la parte trasera del canasto, una forma de caminar caracterizada por los continuos cambios, incluyendo pasitos atrás, paradas en seco con subidas del paso sin llamador... y todas esas coreografías que tanto éxito tienen en algunos cofrades, por más que en ocasiones se vean demasiado forzadas.
La Hermandad de la Redención se unió al recuerdo por Gabriel, el niño asesinado en Almería, llevando un pez pintado en un codal del costero izquierdo. Además, a su paso por la Avenida del Amontillado recibió una petalada desde un balcón, calle donde más adelante sonaría la marcha "Abrazado a Triana".
Y desde dicha avenida, el misterio de la Redención, donde Jesús no es que pida explicaciones, sino más bien reflexión sobre por qué hacer daño a quien no ha hecho ningún mal (los pasos están también para reflexionar sobre su mensaje y no sólo para disfrutar las coreografías), salió a la Plaza de la Constitución, donde los hermanos de la Candelaria salieron a recibir a la cofradía salesiana en la puerta de la Parroquia de Santa Ana. Las dependencias anexas de la hermandad del Lunes Santo estaban abiertas, permitiendo contemplar su paso de palio con la cera gastada después de su estación de penitencia.
El propio hermano mayor de la Candelaria tocó el llamador del paso del Señor de la Redención, a quien dejó una ofrenda floral. El misterio se levantó a pulso y a continuación comenzó a moverse a los sones de la marcha "Vía Crucis de Salud".










   



























Pese a ser la cofradía más joven del día, es la segunda en pasar por carrera oficial, dado que la Hermandad de la Vera-Cruz prefirió mantener el primer puesto. Sí es, en cualquier caso, la segunda en ponerse en la calle desde la Iglesia de San Juan de los Caballeros, conocida así, aunque es uno de los cuatro templos dedicados a los Evangelistas, como fue el deseo del rey Alfonso X el Sabio tras la Reconquista de Jerez.
Durante años, la cruz de guía de esta hermandad era una cruz arbórea con sudario llevada en andas por cuatro hermanos en el inicio del cortejo. Desde el año pasado, es simplemente una cruz parroquial, dado que pocos nazarenos detrás va un pequeño pasito dedicado al Lignum Crucis, una reliquia de la verdadera cruz del Señor. El pasito consta de una cruz con diversos elementos de la Pasión entre cuatro faroles de plata, mientras que el relicario va en la delantera. Dos ángeles con faroles flanquean a la cruz y son ocho los cofrades que, a la manera tradicional jerezana, portan el pequeño pasito, al hombro y con horquillas.
Cuenta además con su propio acompañamiento musical, a cargo del grupo Ministriles Hispalensis, que hace sonar instrumentos propios de las capillas musicales de los siglos XV al XVII, como chirimías, cornettos, sacabuches o bajones. Además, un monaguillo sujeta delante de ellos las partituras para que puedan tocar. Y detrás del pasito del Lignum Crucis figura un palio de respeto llevado por cuatro acólitos.
Con la inclusión de este pasito, la Hermandad de la Vera-Cruz celebró en 2017 su CDLXXV aniversario fundacional.











Después de un tramo más largo de nazarenos de túnica y capirote negros con cinturón de esparto, venía el paso del Santísimo Cristo de la Esperanza, un crucificado de gran valía artística que tradicionalmente se venía atribuyendo al círculo de Juan de Mesa, y que actualmente, afinando un poco más, se considera obra de uno de sus discípulos, Sebastián Rodríguez.
Va crucificado entre los dos ladrones. Gestas, el mal ladrón, le niega la mirada, mientras que Dimas, ya santo, como lo demuestra el nimbo que lleva tras la cabeza, mira al Señor con cara de bondad y de esperanza por ese Paraíso que el Señor le ha anunciado. En el paso, que cuenta con un llamativo monte vegetal de color verde, Jesús está muerto y los ladrones no, lo que significa que el momento exacto que se representa sería aquél en el que Jesús acaba de expirar y a los ladrones están a punto de romperles las piernas para acelerar su muerte, lo que no tuvieron que hacer con el Señor al encontrarlo ya muerto ("No le quebrarán ni uno solo de sus huesos").
Otros componentes de Ministriles Hispalensis van también con el paso del Cristo de la Esperanza, que desde un balcón de la calle Chancillería recibió una saeta. Después, salió a la calle Porvera y por Gaitán se perdió buscando la carrera oficial.




























Cerrando la cofradía, que hace unos años renunció a la túnica diferenciada para los nazarenos de Cristo y de Virgen (los del palio vestían túnica y capa negras con capirote de terciopelo verde), el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas, dolorosa tallada por Antonio Eslava en 1963.
Como en el caso de la Hermandad de Santa Marta, también quien esto escribe le ha conocido a la Vera-Cruz hasta tres palios distintos para su dolorosa. El actual, estrenado en 2015, se inspira claramente en el de la sevillana Hermandad de las Cigarreras y es obra de la bordadora Isabel Melero, mientras que los varales también son recientes, de Ramón Orovio y se vieron por primera vez un año después. Sí son antiguos los faroles, labrados por Eduardo Seco Imberg en 1946 para la Hermandad de las Penas de San Vicente, de Sevilla.
Desde el mismo balcón de la saeta anterior al Cristo de la Esperanza, se le cantó otra a la Virgen de las Lágrimas, que cuenta con un manto para el que se utilizaron los bordados en plata de un antiguo manto de camarín, a los que se añadió una cenefa bordada en oro, dando como resultado una obra un tanto singular.
Con el acompañamiento de la Unión Musical Astigitana, que interpretaba composiciones de corte muy sobrio, la Virgen de las Lágrimas salió a Porvera, donde ya esperaba la cruz de guía de la Redención para situarse detrás, y siguió los pasos del Cristo de la Esperanza por la calle Gaitán.























Nos dirigimos ahora a la Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada, donde tiene su sede la Hermandad de la Lanzada. Es la cofradía de los estudiantes de Jerez, ya que tiene su origen en un grupo de alumnos de la Escuela de Comercio, quienes impulsaron esta hermandad cuyas reglas se aprobaron en 1949. Estos jóvenes quisieron darle culto a la imagen de un crucificado del siglo XVIII que sufrió serios daños durante un asalto a la basílica en 1931.
Sobre el paso, que es obra de Manuel Guzmán Bejarano, van junto al Cristo la Virgen de Gracia y Esperanza, talla anónima de 1894 que fue la anterior Virgen del Desamparo del Prendimiento, San Juan Evangelista, de Antonio Eslava, y la Magdalena, de Francisco Pinto, además de Longinos a caballo, obra de Rafael Barbero, que fugazmente fue sustituido durante unos pocos años por otra talla de Manuel Ramos Corona.
A las ocho menos diez de la tarde inició su salida procesional la Hermandad de la Lanzada con la presencia de la cruz de guía recién restaurada en la puerta del Carmen. El cortejo de la cofradía, que cuenta con un interesantísimo altar de insignias, entre ellas el tintinábulo y el conopeo basilicales, dan paso al imponente misterio, cuya salida es algo complicada por la doble puerta existente, la estrechez de ambas y la altura tanto del Cristo de la Lanzada, que tiene que ser bajado, como de Longinos a caballo, cuya lanza también tiene que hundirse en el paso para poder salir.
En el momento de la salida del misterio, que cuenta como capataz con Alberto Millán Puerto, la Banda de Música Nuestra Señora del Carmen, de Prado del Rey, interpretó el Himno de España. Tras girar a su derecha, el paso se detuvo y, mientras sonaba la marcha "El Cristo de la Lanzada", de Rafael Márquez Galindo, la imagen del Cristo se colocó a su altura normal, mientras que Longinos recuperó la inútil dignidad de su lanza. Además, un hombre cantó una saeta desde un balcón cercano repleto de gente.
Seguidamente, y con la Virgen del Buen Fin dentro de la basílica a la espera del día en que pueda acompañar al resto de la cofradía bajo palio, el paso de misterio de la Lanzada siguió por las calles Carmen y Sedería mientras sonaba la marcha "Reina Dolorosa". Sones de banda de música para un paso de misterio que durante años procesionó en silencio.




















La Hermandad de la Lanzada se ha intercambiado este año su puesto en carrera oficial con la Oración en el Huerto para que ésta tenga más fácil su salida, teniendo en cuenta que su templo está prácticamente en el inicio de la carrera oficial. Por este motivo, cuando la Lanzada se marchaba hacia la calle Tornería, la cruz de guía de la Hermandad del Mayor Dolor, la última de la jornada, ya estaba en la Plaza Plateros para situarse inmediatamente detrás.
El Mayor Dolor, que tiene su origen en la antigua cofradía hospitalaria de San Bartolomé, fundada en 1488, estaba saliendo desde la cercana Iglesia de San Dionisio, patrón de Jerez. Al contrario que la Vera-Cruz, esta hermandad sí que mantiene túnicas diferenciadas para los nazarenos de cada paso. Así, los del misterio visten túnica y capa blancas con capirote de terciopelo morado. Son ellos los que dan paso a la escena de la Presentación al Pueblo de Jesús por Pilatos.
Se trata de un paso muy original y llamativo, ya que simula el balcón del palacio de Pilatos a través de sus diferentes alturas. Además, es de plata y cuenta con unos candelabros que se enredan a lo largo del canasto, con lo que gana en luminosidad.
En cuanto al Señor, es una obra anónima que algunos atribuyen a Jacome Baccaro, autor del Señor de la Flagelación, y otros emparentan con el Señor de la Coronación de Espinas, de Grass y Mez. Viste una clámide roja echada sobre los hombros y detrás están Pilatos, en actitud de señalarle mientras se dirige al pueblo, y un soldado romano que empuja al Señor. Ambas figuras secundarias son del siglo XIX, de autor desconocido.
La Agrupación Musical San Juan, de Jerez, se encarga del acompañamiento de este paso de misterio, que avanzaba poderoso por la Plaza Plateros en dirección a Tornería, con la torre de San Dionisio enmarcada en un cielo azul que iba poco a poco perdiendo la luz.






























Y detrás, tras los nazarenos de túnica, capa y capirote negros con cinturón de esparto, el paso de palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor, una impresionante dolorosa de finales del siglo XVII atribuida a Ignacio López, aunque no hay nada concluyente sobre este particular. Presenta la mano derecha extendida y mira al cielo con una impactante cara de dolor, lo que la convierte en una de las dolorosas más expresivas de la Semana Santa jerezana.
Desde 1927 procesiona bajo un palio adquirido, junto con el manto, a la sevillana Hermandad de San Bernardo. Estamos, por tanto, ante otro ejemplo de cómo Jerez se benefició de los caprichos estéticos de las cofradías sevillanas, capaces de deshacerse de grandes obras tras muy pocos años de uso. En concreto, estos bordados se concluyeron en 1903 y fueron obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien para las caídas interiores aprovechó los bordados anteriores de Patrocinio López, de 1881.
Si Ildefonso Oñate es el capataz del paso de misterio, en el caso del palio, que estrenaba la restauración de seis jarras, su conducción depende de José María García Molina, quien desde la puerta de salida del templo, en la pequeña calle Doctor Revuelta y Montiel, llevó a la Virgen del Mayor Dolor a rodear la Plaza de la Asunción, que es parte de la carrera oficial, aunque aún no había llegado hasta ahí la primera de las hermandades del día.
Después de que la Banda de Música Nuestra Señora de Palomares, de Trebujena, interpretara en la salida "Virgen de las Aguas", el paso de palio rodeó la plaza con la marcha de Germán Álvarez Beigbeder "Nuestra Señora del Mayor Dolor", a la que después seguiría "Macarena", de Emilio Cebrián, por la Plaza Plateros.
Impresionante el palio del Mayor Dolor, e igualmente el manto, que fue restaurado hace dos años por Jesús Rosado y que presenta, como el de la Virgen del Desconsuelo, unas flores bordadas que sobresalen de la superficie de la obra.



























Despejada la Plaza de la Asunción con la salida del Mayor Dolor, las primeras cofradías pasaron por ella camino de la Catedral, comenzando por la Vera-Cruz y siguiendo después por la Redención, que después de la plaza bajó la calle José Luis Díez a tambor, para seguir luego hacia la calle Santa Isabel a los sones de la marcha clásica "Cristo del Amor" cuando ya había anochecido completamente.









A la Redención, por el cambio antes comentado con la Lanzada, le seguía este año la Hermandad de la Oración en el Huerto, que había salido de Santo Domingo a las siete y media de la tarde. Sobre un paso de Guzmán Bejarano que en 1967 mereció el Primer Premio Nacional de Talla, vemos el conjunto formado por Jesús, arrodillado mirando al cielo, y el ángel que lo arropa, obra de Juan Luis Vasallo Parodi, autor precisamente del monumento a la Asunción existente en el centro de la plaza por la que acababa de pasar.
Jesús tiene sus manos sobre una roca en la que está el simbólico cáliz al que quiso renunciar en un instante de debilidad humana, hasta que rápidamente volvió a ser consciente de su misión divina. Un olivo detrás le da el marco perfecto a este misterio de sólo dos tallas que, sin embargo, no necesita más.
La Agrupación Musical de la Sentencia ponía de nuevo sus sones por las calles de Jerez; ahora a este paso que se encontraba adornado con un conseguido monte silvestre formado por diferentes especies florales de gran variedad cromática.
El misterio de la Oración en el Huerto fue incorporado a la hermandad durante su reorganización en 1941, aunque la corporación tiene su origen en la antigua cofradía del Dulce Nombre de Jesús, fundada en 1555 y extinguida en 1868. Las nuevas reglas se aprobaron en 1943, lo que significa que en este 2018 se están celebrando los 75 años de la actual cofradía.









Y detrás, el paso de palio de María Santísima de la Confortación, dolorosa que tiene la particularidad de estar acompañada por un ángel, al igual que el Señor, lo que da lugar a un conjunto muy original. Pese a que durante unos años salió con una talla de San Juan obra de Castillo Lastrucci que recibe culto en Santo Domingo, duró poco el experimento y la hermandad, con acierto, optó por recuperar algo que hace único a este paso de palio.
Salía la Virgen de la Confortación por primera vez después de su restauración a cargo de Eva Morata Plá y Fabián Pérez Pacheco, de la empresa de conservación Ars Nova. Se trata de una imagen del siglo XVII y de autoría anónima, aunque tradicionalmente se ha venido atribuyendo a la gubia de Jacinto Pimentel. Por su parte, el ángel confortador se atribuye a Luisa Roldán 'La Roldana', y fue restaurado a finales de los años 40 del pasado siglo por Luis Ortega Bru.
En lo que respecta al palio, las caídas son de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y pertenecieron a la Hermandad de la Trinidad de Sevilla. El techo, sin embargo, fue confeccionado en el taller del Colegio El Salvador, de Jerez, en 1944 con un diseño basado en el de las caídas. Y el manto es de Juan Manuel Guzman Sánchez, de 1960, quien precisamente fue el encargado de dirigir la creación del techo. Hay que mencionar también la belleza de los respiraderos, obra de 1974 del taller de Viuda de Villarreal.
Juan Antonio García Gallego es el capataz de este paso de palio, que se acompaña de la Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real.











El Jueves Santo seguía su curso y la Hermandad de la Lanzada discurría ahora por la Plaza de la Asunción tras la estela del manto de la Virgen de la Confortación buscando la Catedral, muy cerca de su propia sede canónica, la Basílica del Carmen.







Por otro lado, regresaba ya hacia la Iglesia de San Juan de los Caballeros la Hermandad de la Vera-Cruz, que desde el año pasado tiene un itinerario de regreso algo más breve, dado que ya no recorre Tornería, Plaza Rafael Rivero, San Marcos y Compañía para salir a la parte más ancha de la calle Francos. En su lugar, directamente puede tomar por esta última calle en toda su extensión desde la Plaza Plateros, incluyendo la parte peatonal, hasta hace dos años intransitable por algunas farolas que iluminan esta parte y que el Ayuntamiento tiene que retirar para el paso de la cofradía.
En cualquier caso, la estrechez es tal, que los candelabros de guardabrisa del costero izquierdo del paso del Cristo de la Esperanza tienen que ser movidos hacia el centro del paso para poder pasar por este tramo que sólo se ensancha en una parte, hacia la mitad de la zona peatonal, donde hay unos naranjos.
Poco a poco, y guiado por Ezequiel Simancas, el paso al que hace años le fueron sustituidos los respiraderos de talla por unos bordados fue avanzando hasta salir de la zona peatonal de esta calle, tras la que sólo le quedaba la Plaza de San Juan y la calle del mismo nombre hasta su templo.










Con el mismo cuidado, el paso de palio de la Virgen de las Lágrimas discurría igualmente por la dificultad de la calle Francos. En la zona de los naranjos, el palio de cajón que cobija a la dolorosa de Antonio Eslava se detuvo para un relevo de costaleros y, a continuación, siguió adelante con la marcha "Soledad" interpretada por la Unión Musical Astigitana.













Y si la primera hermandad del Jueves Santo estaba ya cerca de su templo, la última, el Mayor Dolor, acababa de salir de la Catedral y emprendía el regreso a la Iglesia de San Dionisio. El curioso paso de misterio en el que Pilatos nos presenta a quien conocemos tan bien nos ofrecía ahora otra perspectiva, bajo la oscuridad de la noche y con sus candelabros encendidos.
Tras subir la calle De la Rosa, el paso de misterio del Ecce Homo tomaba Manuel María González junto a la Alameda Vieja para después seguir por algunas calles cercanas a la Plaza de la Asunción, por la que pasaría por tercera vez, ahora ya para finalizar la estación de penitencia.
Rosas rojas adornaban el paso, que discurrió a los sones de "Oh, bendita estrella", a cargo de la Agrupación Musical San Juan, antes de internarse por la calle Pozuelo.
















El palio de la Virgen del Mayor Dolor, por su parte, subía la calle De la Rosa con la marcha "Sevilla cofradiera" y con la candelería de su paso de palio encendida al completo, incluyendo los candelabros de cola, en los que hay pequeñas tulipas donde se colocaron algunas rosas blancas, que eran las flores que adornaban el friso y las jarras, junto a algunas ramitas de paniculata.
Por Manuel María González, la Banda Nuestra Señora de Palomares, de Trebujena, que a lo largo de los años ha tocado tras varios pasos de palio jerezanos, interpretó la marcha "Nuestra Señora del Patrocinio".






















El cierre a un gran Jueves Santo lo poníamos con la Hermandad de la Oración en el Huerto, que regresaba a Santo Domingo por Tornería y Puerta de Sevilla. Como es habitual, la Agrupación Musical de la Sentencia dio un auténtico recital tras el paso de misterio, encadenando hasta cuatro marchas por Tornería, como fueron "Hijos de nuestra música", "Una mirada al Cielo", "Rosario" y "La música que nos une".
El paso se gustaba caminando al compás de las composiciones en los últimos metros de su recorrido y alcanzó el inicio de la calle Larga para llegar hasta la puerta de la Iglesia de Santo Domingo. Ante ella, y mientras giraba para entrar mirando hacia las muchas personas que despedían en ese punto la jornada, sonó "Oh, pecador". Después de marchas recientes, la última que se pudo escuchar para el misterio de la Oración fue un clásico que por siempre me trasladará a la infancia.
Después, en silencio hasta que la agrupación tocó el Himno de España, el paso se acercó a la puerta y comenzó a entrar, no sin algunos pasos de nuevo hacia la calle, como si quisieran volver a iniciar una estación de penitencia que resultó impecable.























Sólo quedaba el palio de la Virgen de la Confortación, que salía por la Puerta de Sevilla a los sones de "Mi Amargura", marcha que parece gozar de cierto éxito en Jerez. Ya en la confluencia de la Alameda Cristina y la calle Larga, fue invitado a acercarse hasta el palio el superior del Convento de Santo Domingo, Juan Carlos del Cerro, entre palabras de alabanza del capataz. Parece que hay muy buena sintonía entre la hermandad y quien es superior de los dominicos de Jerez desde hace algo menos de dos años.
La Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real, interpretó para la vuelta a casa de la dolorosa del Huerto las marchas "Virgen de los Estudiantes" y "Esperanza de Triana Coronada", ésta ya delante de la puerta del templo y con el palio dando una vuelta completa.
Hubo algunas instrucciones de no demorar en exceso la entrada, por lo que enseguida, cuando los costaleros ya se habían dado la vuelta, el paso de palio comenzó a acercarse a la iglesia, en la que entró con el Himno cuando ya eran las dos de la madrugada.
























Acababa un Jueves Santo magnífico que se solapaba con la Noche de Jesús, que es la denominación popular de la Madrugada del Viernes Santo en Jerez, y que este año lo iba a ser aún más. Y es que, con el palio de la Virgen de la Confortación aún en la calle, ya llegaban noticias nada alentadoras...

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