miércoles, 4 de abril de 2018
SÁBADO DE PASIÓN 2018 JEREZ: DOS COFRADÍAS SE DESPIDEN DE LAS VÍSPERAS
Tras la salida el Jueves de Pasión de la Hermandad de Bondad y Misericordia, y después de la lluvia de un Viernes de Dolores en el que en Jerez no sale ninguna hermandad de penitencia, llegó el gran día de las vísperas jerezanas, el Sábado de Pasión, en el que cinco hermandades iban a realizar sus estaciones de penitencia, llegando todas ellas al centro de la ciudad. Habría que añadir una sexta, la Hermandad de la Entrega, que sale en la pedanía de Guadalcacín.
Aunque había una cierta incertidumbre, la jornada se libró al completo de la lluvia y todas las cofradías pudieron salir. Fue una jornada muy especial para dos de sus hermandades, la Sed y la Salud, ya que, según anunció el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, días antes de Semana Santa, en 2019 podrán pasar a la nómina de cofradías que realizan estación de penitencia en la Catedral jerezana. Así, las hermandades situadas en las Puertas del Sur y San Rafael se despidieron del Sábado de Pasión con unas magistrales salidas procesionales.
En los alrededores de la Parroquia de San Juan Grande y Nuestra Señora de la Candelaria todo estaba preparado para la salida, a las seis menos cuarto de la tarde, de la Hermandad de la Sed, cofradía que muy probablemente pase el año que viene al Lunes Santo, aunque el día definitivo para ella y para la Salud de San Rafael tendrá que ser decidido en los próximos meses por la Unión de Hermandades.
Bastante gente se concentró ante el templo. También la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario, de Cádiz, encargada del acompañamiento musical; una formación que fue recibida con aplausos al llegar con sus sones hasta su emplazamiento a un lado de la puerta, que puntualmente se abrió dejando ver a la Virgen del Amparo, dolorosa de la hermandad que de momento no procesiona. Comenzaron a caminar los nazarenos de túnica, capirote y capa de color blanco, con líneas azules en los bordes de la capa inspirados en el hábito de la Madre Teresa de Calcuta. La cruz de guía arbórea entre cuatro faroles era seguida por un grupo de pequeños monaguillos y a partir de ahí las diferentes insignias de la hermandad.
No tardó en comenzar a moverse el paso del Santísimo Cristo de la Sed, talla de Elías Rodríguez Picón que mira al cielo y que presenta corona de espinas y potencias. El paso, que ha salido por última vez, ya que para 2019 se estrenará uno nuevo cuyo proyecto ya ha sido aprobado por la hermandad, estaba adornado con claveles rojos salpicados de lirios morados y espinos, además de contar con varias flores de color blanco en las jarras de los costeros.
Alberto Millán Puerto es el capataz del paso del Cristo de la Sed, que fue recibido por la Banda del Rosario con la Marcha Real, para a continuación encadenar dos marchas mientras lentamente el paso giraba a su izquierda para recorrer la calle Arquitecto Hernández Rubio. Hay que destacar la imponente presencia del Cristo de la Sed, además del hecho de que de las hermandades más recientes de Jerez ésta es la única que escogió como titular a una imagen de un crucificado. La advocación elegida y el momento exacto que representa era algo inédito en la Semana Santa jerezana. Por otro lado, es necesario subrayar la forma tan exquisita de caminar de la cuadrilla, imprimiéndole al paso una fuerza al andar que se mantuvo durante todo el recorrido.
En el horizonte de esta salida procesional, su paso por la Parroquia de San Miguel, donde por última vez ha hecho estación de penitencia la Hermandad de la Sed, que el año que viene habrá dejado de ser cofradía de vísperas.
Poco antes que la Sed se había puesto en camino desde la Parroquia del Perpetuo Socorro la Hermandad de la Salvación, cuyo paso presentaba como novedad la incorporación de dos nuevas tallas para el misterio en el que se representa el momento en que Jesús acaba de tomar la cruz para comenzar a caminar hacia el Calvario. En concreto, se estrenaban las tallas de un soldado romano y el sumo sacerdote, obras de Manuel Alejandro Olivera de Perea, autor del resto del misterio, así como de la Virgen de las Bienaventuranzas, dolorosa que tampoco procesiona aún con la cofradía.
No fue el único estreno de esta cofradía de llamativas túnicas de capa de color corinto con fajín negro. Así, entre las novedades de la estación de penitencia de este año también estaban los ciriales, la pértiga, el estandarte del grupo joven y las varas.
En su camino hacia la Iglesia de la Victoria, donde realiza su estación de penitencia, la cofradía pasó delante de otros templos, siendo recibida por las hermandades que en ellos radican, como fue el caso de la Hermandad de la Redención en el Santuario de María Auxiliadora o la Real Capilla del Calvario, donde se encuentra la Hermandad de la Piedad, con la que la Salvación mantiene estrechas relaciones. En cada una de estas paradas se llevaron a cabo diversas oraciones. Después, el capataz, Justo Asencio Rosado, llamó a los costaleros pidiendo levantar el paso para llevar al Señor, vestido con túnica blanca, "a la Gloria del Calvario", como después, en Santiago y ante la representación de la Hermandad del Prendimiento, que se ubicó delante del retablo cerámico de su titular, diría "a la Gloria de Santiago".
La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Salud de Córdoba fue la encargada de acompañar a este paso de misterio en una jornada en la que aún no se había producido el cambio horario, por lo que ya la noche caía mientras se alejaba de Santiago a los sones de la marcha "Salus Christi".
Cerca de allí, la Hermandad de la Misión y sus nazarenos blancos se acercaban lentamente a la Basílica de la Merced, lugar donde hace estación de penitencia. A las seis y cuarto de la tarde había salido la cofradía desde la Parroquia del Corpus Christi, momento a partir del cual se pudieron contemplar en las calles los importantes estrenos que presentaba esta joven hermandad de penitencia, que lo es desde hace sólo dos años, habiendo sido erigida como agrupación parroquial en 2009.
Eran novedad en esta cofradía el estandarte corporativo, el libro de reglas o la talla completa del frontal del canasto de su paso. Pero sin duda, el principal estreno era el de la imagen de Nuestra Madre y Señora del Encuentro, que por primera vez ha acompañado en el enorme paso a Nuestro Padre Jesús de la Misión Redentora, personalísima imagen salida de la gubia de Fernando Murciano. También la nueva dolorosa es obra suya y ha venido a darle sentido al pasaje que la hermandad quiere representar, como es el encuentro del Señor con su Madre camino del Calvario; escena que en el futuro contará con más tallas hasta completarla.
La Virgen del Encuentro iba vestida de negro, con diadema plateada y un gran corazón atravesado por un puñal en el pecho. El Señor de la Misión, por su parte, llevaba túnica blanca. El cromatismo del paso se completaba con un exorno floral de tonalidad morada a base de claveles, lirios y cardos.
Con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Mar, de Vélez-Málaga, el paso, del que es capataz el hermano mayor del Transporte, Manuel Monje, fue alcanzando la Basílica de la Merced, donde el cortejo entró al completo, cerrándose las puertas tras el paso. Aproximadamente un cuarto de hora después, se volvieron a abrir para que la hermandad pudiera reanudar su recorrido por la calle Merced en dirección a la Plaza de Santiago, Ancha y Porvera, buscando después por Chancillería, San Juan y Justicia la Iglesia de San Mateo antes de retornar al Corpus Christi.
La Hermandad de la Salud de San Rafael, que como queda dicho se despedía como la Sed del Sábado de Pasión (parece que podría incorporarse al Martes Santo en 2019), emprendía a esa hora el camino de regreso a su barrio después de haber hecho estación de penitencia en la Iglesia de San Francisco, donde tiene su sede la Hermandad de las Cinco Llagas y donde se encuentra provisionalmente la Hermandad del Cristo por las obras de la Ermita de San Telmo.
Estrenaba la cruz de guía, aún sólo en madera, así como la talla de algunos medallones del paso en el que aún en solitario procesiona la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud, nazareno que abraza la cruz y que tallara el sevillano Fernando Aguado. El mismo imaginero hará en los próximos años el resto de figuras que conformarán el misterio de la entrega de la cruz al Señor, y que incluirá un sayón, varios soldados romanos y los dos ladrones.
En su última estación de penitencia como hermandad de vísperas, el Señor de la Salud ha salido a las calles con una túnica blanca y con su paso adornado con grandes rosas rojas salpicadas de otras flores de tonalidad morada.
Por la amplitud de la Plaza del Arenal, donde discurrió por la parte trasera de los palcos de esa zona, el Señor pasó buscando la calle Armas, desde la que giró después a Conde de Bayona con la marcha "Nuestro Padre Jesús de la Victoria", interpretada por la Agrupación Musical San Juan, que como ya comentábamos en la crónica del Jueves de Pasión (ver), está celebrando en este 2018 su XL aniversario.
Más adelante, en su camino hacia la Ronda de Muleros, donde coincidió con la Hermandad de la Sed, sonarían composiciones como "Resucitó" o "El legado de Dios".
La nota fúnebre del Sábado de Pasión la pone la Hermandad de la Mortaja, que desde el Convento de Capuchinos sale ya de noche y es la primera cofradía en pisar gran parte de la carrera oficial, ya que se encamina hacia la Parroquia de San Dionisio a hacer su estación de penitencia con su único paso, en el que el cuerpo del Señor, tras haber sido descendido de la cruz (representada simbólicamente como un árbol seco), se prepara para ser amortajado en presencia de la Virgen de la Caridad, que llora arrodillada en la delantera del paso, San Juan, José de Arimatea, Nicodemo y las tres Marías. Todas las imágenes son obra de José María Leal, a excepción del Señor, que es de Miguel Bejarano.
Es un paso muy alto y muy original, del que destacan las columnitas salomónicas que contribuyen a dar profundidad a la talla, así como los candelabros de guardabrisas de base muy gruesa. Atado en uno de ellos, veíamos un lazo blanco con un pez dibujado en recuerdo de Gabriel, el niño asesinado en Almería. De la talla del paso se ocupó Antonio Venegas, según el diseño de Juan Antonio Fernández.
Flores como rosas, calas y antirrhinum, todo de tonalidad morada, compusieron el exorno de este paso, acompañado desde delante por la Capilla Musical Sonos Angeli, de Jerez, y el Conjunto Vocal Stella Maris, de Cádiz. Por su parte, el capataz de este misterio es Martín Gómez, siendo ésta la primera de muchas hermandades de cuyas cuadrillas es el responsable.
En su camino de vuelta a casa por la muy cofradiera calle Tornería, la Plaza Rafael Rivero (donde se cantaron dos saetas), la Puerta de Sevilla y la Alameda Cristina, el paso se detuvo ante la Capilla de San Juan de Letrán, ante cuya reja salió una representación de la Hermandad del Nazareno con su estandarte corporativo.
Andando siempre de frente y con un paso muy largo, el misterio de la Mortaja tomó la calle Sevilla y en pocas chicotás llegó hasta el Convento de Capuchinos. Antes de entrar, Martín Gómez aprovechó la última levantá en la calle, ya en Divina Pastora, para agradecer a sus costaleros el trabajo realizado.
Eran las doce y cuarto de la noche cuando el paso de la Mortaja entraba en el Convento de Capuchinos. Dentro se oía una saeta y con ella, la hermandad, cuyo deseo sería salir el Sábado Santo, día prohibido para las cofradías por los diferentes obispos que ha tenido Jerez, finalizaba su estación de penitencia. En el calendario era ya Domingo de Ramos y la Semana Santa del reencuentro estaba a punto de comenzar.
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