sábado, 11 de agosto de 2012

LA SOLEDAD DE LA VIRGEN DE LAS AGUAS


Desde finales del pasado mes de mayo la Virgen de las Aguas preside en solitario la Capilla del Museo por la falta de Su Hijo, el Cristo de la Expiración, que se encuentra en las instalaciones del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
Aún faltan más de cuatro meses, según las previsiones anunciadas por el consejero de Cultura, Luciano Alonso, para que el maravilloso crucificado regrese restaurado a casa, con sus hermanos y devotos, y con la dolorosa que durante todo este tiempo está centrando las miradas y las oraciones de cuantos visitan el pequeño templo de la cofradía decana del Lunes Santo.
La espera se hace larga, larguísima. Afortunadamente, los grandes ojos de la Virgen más humana de Sevilla bastan para llenarlo todo; esos ojos que miran hacia arriba, hacia las mismas alturas que los del Cristo de la Expiración, cuyo lugar lo ocupa ahora una cruz vacía. No hay mejor metáfora de su ausencia.






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