La Hermandad de la Reina de Todos los Santos realizó ayer su salida procesional, que tuvo este año un carácter muy especial, dado que la salida se produjo desde la Iglesia de Santa Marina, donde han tenido lugar todos los cultos previos en su honor. La Parroquia de Omnium Sanctorum sigue cerrada desde el pasado mes de mayo por obras de renovación de la instalación eléctrica y de pintura interior y exterior del templo.
En un principio estaba previsto que las obras finalizasen poco después del verano, pero se están alargando más de la cuenta, por lo que la Reina de Todos los Santos, que recibe culto en los salones parroquiales de la calle Arrayán, donde también tienen lugar las misas (ver), fue llevada a Santa Marina para los cultos de noviembre, siendo acogida por la Hermandad de la Resurrección.
Se da la circunstancia de que en Santa Marina tiene su sede provisional la Hermandad de los Javieres, por lo que durante unos días la Virgen de Gracia y Amparo (el Cristo de las Almas está siendo restaurado desde después de la Semana Santa) y la de Todos los Santos han estado compartiendo techo de nuevo.
Cuando faltaba un minuto para las seis de la tarde se abrieron las puertas de Santa Marina para la salida de un cortejo formado por cruz de guía entre faroles, el banderín de la Escuela Parroquial, el guión asuncionista, la bandera concepcionista, las representaciones de las hermandades del Carmen de Calatrava, el Carmen Doloroso, los Javieres y la Resurrección, el simpecado (escoltado, como la bandera concepcionista, por faroles que en su día pertenecieron a la Hermandad del Nazareno de Jerez), el libro de reglas y el estandarte corporativo.
El paso de la Reina de Todos los Santos se encontraba en el presbiterio de Santa Marina cuando el capataz, Antonio Santiago, hizo sonar el llamador. Sin embargo, el paso no se encaminó directamente a la puerta de salida por la nave central, sino que primero se volvió hacia la Virgen de la Aurora mientras la Banda del Maestro Tejera, que estaba en el interior del templo, interpretaba la marcha "Aurora de Santa Marina". Luego sí que buscó la puerta, aunque antes se detuvo prácticamente en la mitad de la nave.
Tras una parada más aún en el interior de Santa Marina, ésta ya a centímetros del arco ojival, se produjo la salida del paso, tocando entonces la banda el Himno de España, al que siguió la marcha "Reina de Todos los Santos" con la Virgen avanzando por la plaza del Señor de la Sagrada Resurrección hacia la calle San Luis, a la que giró mientras sonaba todavía esta composición. Cuando se completó la partitura sí que se detuvo el paso, que estaba adornado con rosas blancas y nardos.
Hay que señalar que para la salida procesional de este año, la Reina de Todos los Santos llevaba el manto rojo, bordado en oro a realce por un autor desconocido a finales del siglo XVIII y retocado en 1939 por el taller de Esperanza Elena Caro.
En la salida procesional de este 2024, la Reina de Todos los Santos ha estrenado la primera fase de la restauración del paso, labor que está llevando a cabo Enrique Castellanos Luque. Así, lucieron perfectamente renovados los candelabros de guardabrisas y la crestería, a falta de las esquinas traseras, cuya recuperación aún no se ha concluido. Para los próximos años se trabajará en la restauración de los respiraderos y la peana de este singular paso, que es único en muchas de sus más llamativas características.
Tras la primera parada en la calle San Luis, la Reina de Todos los Santos continuó avanzando por ella, ahora a los sones de "Coronación de la Macarena", tras la que hubo una chicotá a tambor a la que siguió otra con la marcha "Como tú, ninguna". Con ella llegó el paso casi a la esquina con Relator, realizando en este punto un primer relevo de costaleros.
La hermandad tuvo que modificar el itinerario previsto porque no consideró suficiente la poda de los naranjos de la calle San Basilio que había hecho el Ayuntamiento a petición de la propia cofradía. Así, en lugar de tomar las calles Arrayán, Virgen del Carmen Dolorosa y San Basilio, tuvo que seguir, como queda dicho, por San Luis hasta Relator.
Culminado el relevo bajo las trabajaderas, el paso se volvió a levantar y, ante una gran cantidad de personas que la seguían y contemplaban, procedió a tomar la calle Relator mientras la Banda de Tejera tocaba "Esperanza Macarena". Después se detuvo e instantes después hubo otra chicotá a tambor, a la que siguió una a los sones de "Pasa la Virgen Macarena", cuarta marcha seguida dedicada a la Macarena...
Y como no hay dos sin tres, ni tres sin cuatro, y al parecer ni cuatro sin cinco... llegó después, tras una levantá que Javier Prieto, auxiliar de Antonio Santiago, dedicó al padre de éste, a Manolo Santiago, la quinta marcha seguida a la Macarena en este repertorio que, al menos hasta este momento, no destacó por su variedad.
En este caso, se trató de la marcha "Macarena", de Emilio Cebrián. Algún despistado, escuchando el repertorio, podría haber pensado que habíamos viajado dos semanas atrás en el tiempo y estábamos viendo de nuevo en la calle a la Virgen del Rosario de la Macarena. Pero no. Era la Reina de Todos los Santos y con esta quinta marcha macarena se adentraba en la estrechez de la calle Amargura.
Y en esa estrechez hubo un nuevo relevo de costaleros, que dio paso a una chicotá a tambor que finalizó antes de alcanzar el final de la calle. Seguidamente, el paso se volvió a levantar y salió a la plaza Calderón de la Barca. Sonó entonces un estreno musical, una marcha de nombre "Omnium Sanctorum", compuesta por Bruno Moreno.
Posteriormente, Antonio Santiago dedicó la levantá a un niño al que acababa de conocer, pero que le fue presentado como el nieto del recordado capataz Luis León Vázquez, amigo de Santiago, con el que sacó durante años a la Esperanza Macarena.
Cuando el paso se levantó, avanzó por la calle sin nombre propio (en el callejero es parte de Calderón de la Barca) en dirección a Feria mientras la Banda de Tejera interpretaba la marcha "Bajo tu Amparo", dedicada a la Virgen que a esa misma hora recorría la feligresía de la Magdalena, imagen realizada también por Roque Balduque, como la Reina de Todos los Santos.
A continuación, la Virgen de Todos los Santos salió a su calle, a Feria, momento en que sonó la marcha "La Esperanza de Triana". Estamos hablando de la parte ancha de la calle, aunque el capataz se empeñó en pegar el paso al lado izquierdo, donde había coches aparcados, obligando a las personas que estaban apoyadas en ellos a retirarse, pese a que sobraba calle por el lado contrario. Antonio Santiago buscaba el centro de la calzada para que lo ocupara el paso de la Virgen.
La chicotá finalizó justo frente a la Parroquia de Omnium Sanctorum, con la fachada completamente cubierta de andamios. Aquí hubo un nuevo relevo de costaleros. Los que entraban tenían por delante una larga chicotá, dado que iba a sonar "El calvario de un artista", una composición de unos dieciocho minutos de duración formada por fragmentos de marchas de Manuel López Farfán. Con ella, el paso se alejó por Feria hasta llegar a la Capilla del Rosario, de la Hermandad de Monte-Sión.
El regreso a Santa Marina lo hizo la Reina de Todos los Santos por la plaza de Monte-Sión, la plaza de los Maldonados y las calles Almirante Espinosa, Infantes, San Blas, Inocentes y San Luis, realizando su entrada en el templo de la Hermandad de la Resurrección pasadas las diez menos cuarto de la noche.
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