Nuestra Señora del Amparo, de la Hermandad de la Misión, ha estado este domingo expuesta en besamanos; culto que ha supuesto el punto final al triduo celebrado días atrás y a la solemne función que ha tenido lugar esta mañana en la Parroquia de San Antonio María Claret.
Para este besamanos, la Virgen que acompaña en su paso al Santo Cristo de la Misión cada Viernes de Dolores se encontraba en el presbiterio alto, sobre una peana de plata. Vestía un manto de terciopelo morado bordado en oro perteneciente a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de la Hermandad del Gran Poder de Dos Hermanas. Asimismo, contaba con una saya blanca y con un tocado de encaje dorado.
Lucía la corona de metal dorado de Orfebrería Domínguez (2018), en la que está labrado el escudo de la hermandad, mientras que en el pecherín veíamos un broche en plata de ley del Corazón de María, labrado por Orfebrería Aljarafe en 2008. Este broche lo llevaba puesto la dolorosa debido al LXXV aniversario de la hermandad, cuya primera devoción fue el Inmaculado Corazón de María, que el pasado mes de octubre salió de manera extraordinaria por las calles de Heliópolis (ver). Por otro lado, tenía varios broches de coral, ofrecía a los devotos la mano derecha y en la izquierda sujetaba un pañuelo y un rosario con cuentas también de coral.
Flanqueando a la Virgen del Amparo podíamos ver dos ángeles de orfebrería propiedad de la Hermandad Sacramental de Tomares, obra de Manuel de los Ríos (2002), y más hacia los extremos dos jarras con diversas especies florales de color blanco. Tanto los ángeles como las jarras estaban colocados sobre sendos pies de base cuadrada forrados en terciopelo azul. Y tras cada una de las jarras se dispusieron tres candeleros con cera blanca.
Al fondo, en el baldaquino del altar mayor se encontraba la cruz de guía de la hermandad, y ante ella más candeleros con cirios también blancos y cuatro jarras con las mismas flores ya mencionadas a un lado y a otro del sagrario.
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