sábado, 15 de junio de 2013
POLÍTICOS Y PANADEROS
Pongamos que un político ha sido pillado, como se suele decir, con el carrito del helado. Es decir, ha metido la mano en la caja que no debía, ha favorecido ilegalmente a algún familiar, se ha llevado una comisión que no le correspondía... ¿qué sé yo? Estas cosas que hacen algunos políticos cuando no están pidiendo el voto a los incautos ciudadanos.
Pongamos ahora que por un resquicio legal, porque el delito ha prescrito o porque dicho político tiene condición de aforado, no se le puede echar mano y se va de rositas. Como ciudadanos indignados que somos, ¿no le exigiríamos, aunque se fuera sin castigo, que al menos dimitiera de sus cargos y dejase de ostentar la representación pública? Obviamente sí.
Pues eso mismo se puede decir, salvando evidentemente las distancias, de lo ocurrido esta semana con la Hermandad de los Panaderos. Finalmente, la cofradía de la calle Orfila no recibirá sanción alguna por los lamentables sucesos del pasado Miércoles Santo, cuando en un ejercicio de egoísmo más propio de otros tiempos aplicó con la Lanzada el "quítate tú para ponerme yo" y mantuvo a los cofrades de San Martín bloqueados en la calle Cuna mientras, una vez suspendida la estación de penitencia, los costaleros del Prendimiento y de la Virgen de Regla demostraban que sí, que ensayan mucho y que lo hacen muy bien...
No podía ser de otra forma. El resquicio legal en este caso ha sido que los estatutos del Consejo que desde finales del mes pasado son ya los antiguos estatutos, no tenían posibilidad sancionadora. Lo único que podían hacer, dado que los nuevos estatutos, con los que sí se puede sancionar, no tienen carácter retroactivo, era remitir un tímido escrito advirtiendo que no se hicieron bien las cosas y que como vuelva a ocurrir ya sí que podría haber recortes (recortes por todas partes) en la subvención que reparte el Consejo entre las cofradías.
Hasta aquí el aspecto "legal" del tema: no se podía sancionar y no se ha sancionado. Bien, pero entonces analicemos ahora la parte ética del asunto. Igual que a un político que roba, pero se libra del castigo, le exigimos que se vaya a su casa por una cuestión de decencia, ¿no debería alguien hacer lo mismo en la junta de gobierno de los Panaderos?
Lo hizo mal, fatal, la cofradía. ¿Quién tuvo la culpa? ¿El hermano mayor? ¿El diputado mayor de gobierno? ¿Los fiscales de paso? ¿Los capataces? ¿El aguador? Está claro que alguien está incapacitado para seguir teniendo la responsabilidad de sacar una cofradía, pero nos vamos a quedar sin saber quién, y el responsable o los responsables el próximo Miércoles Santo pretenderán volver a ponerse al frente de una cofradía por las calles de Sevilla. Que Dios nos coja confesados.
Y es que si no lloviera sobre mojado (un año el ex hermano mayor echa a la Policía Nacional de la calle Francos cuando intentaba garantizar la seguridad de todos, otro ese mismo señor se dedica a saludar a diestro y siniestro desde la puerta de la capilla mientras el paso de palio queda incomprensiblemente descolgado por el Salvador y Cuna, entrando a las cuatro y media de la madrugada, y este año pasa lo que pasa), podríamos llegar a pensar que existe el propósito de enmienda en esta hermandad cuyos responsables le hacen dar la nota un año sí y otro también.
Pero un gran acto de fe, en el Año de la Fe, es el que debemos hacer para creer realmente que será así. Aunque, quién sabe, lo mismo con la advertencia de recortar subvenciones se lo piensan y el año que viene se esmera la junta de gobierno. Y es que con los dineros no se juega. Al menos con los propios. Y eso lo saben muy bien los políticos...
jueves, 13 de junio de 2013
NERVIÓN CON EL CORAZÓN DE JESÚS
Algunos minutos pasaban de las siete y media de la tarde cuando, finalizada la misa, la cofradía se ponía en marcha entre miradas furtivas a las desacostumbradas nubes grises del mes de junio. La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Carmen precedía al cortejo. En este sentido, hay que señalar que no es fácil de comprender que haya hermandades con un cortejo muy reducido que se empeñen en poner una banda delante, cuyos sones en determinados momentos se confunden con los de la banda encargada de acompañar al paso, y que en este caso era la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras. En ocasiones se escuchaban más las cornetas que iban delante de la cruz de guía que las marchas que sonaban desde detrás del Sagrado Corazón de Jesús, teniendo en cuenta, además, que tras el paso no iba directamente la banda, sino un grupo de devotos que quisieron seguir al Señor que tallara Antonio Illanes durante todo su itinerario.
En cuanto al cortejo en sí, formaron parte del mismo representaciones de las hermandades del Carmen de Calatrava y de la Sed.
El paso entró al recinto hospitalario con “Alma de la Trinidad”. Allí esperaban numerosos pacientes y personal médico, junto a una talla del Corazón de María. El paso, como es costumbre, se detuvo ante la fachada para que los presentes pudieran dirigir sus súplicas al Sagrado Corazón de Jesús.
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