lunes, 19 de septiembre de 2011

TRIANA CON SU PASTORA


Dicen que la Divina Pastora es la Esperanza de Triana de gloria. El parecido entre los rostros de ambas es evidente, pero también es similar la espectacular demostración de cariño que reciben la dos cada vez que salen a la calle. Este sábado la que es patrona del deporte nacional dejó por unas horas la parroquia de Santa Ana para recorrer su barrio provocando escenas de auténtico fervor entre sus vecinos.
Previamente, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de la Humildad, que abría el cortejo, interpretó dentro del templo la clásica marcha "Cristo del Amor" para inmediatamente recibir del hermano mayor la medalla de plata de la Divina Pastora de Triana por los cinco años de vida de este colectivo musical.
Poco después, y con aproximadamente quince minutos de adelanto sobre el horario previsto, la Divina Pastora comenzó su paseo por el barrio acompañada por los sones de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Oliva de Salteras.
En todo momento la procesión fue seguida por una enorme cantidad de público que siguió a la Virgen durante su recorrido. El instante más emotivo se vivió en la calle Alfarería, que había sido engalanada con mucho esfuerzo para la ocasión. Allí, mientras sonaba "Esperanza de Triana Coronada", los vecinos ofrecieron una espectacular petalada que iban lanzando sobre el paso atendiendo a los puntos más elevados de la marcha; una composición musical que por momentos se hacía prácticamente inaudible debido a los aplausos y vítores de todos los allí congregados.
Precisamente, en lo que se refiere a los aplausos, hay que comentar la presencia desde la salida hasta la entrada de la procesión de un grupo de jóvenes que daban palmas quizá de forma un tanto exagerada en cualquier instante en función de los cambios de cada marcha, aunque éstos no implicasen necesariamente un cambio en el andar del paso. Como auténticos aplaudidores profesionales trataban continuamente de hacerse notar y de arrastrar con ellos al resto del público.
En todo caso, ésta fue sólo una pequeña nota discordante en una procesión donde la emoción y la auténtica devoción fueron realmente las protagonistas.
Por otra parte, hay que destacar la 'levantá' del paso que realizó en la calle San Jacinto el capataz Miguel Loreto, que vio frustrada por la lluvia este año su retirada al frente del llamador del Señor de la Sentencia.













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