miércoles, 14 de diciembre de 2011

INMACULADA 2011: REGRESO A NERVIÓN


En la intensísima jornada de la Inmaculada Concepción no podía faltar una procesión donde se mezclasen la devoción mariana, que encontraba en las funciones y besamanos su máxima expresión, y la música poco tiempo después, apenas unos minutos, de la conclusión del enorme desfile del II Congreso Nacional de Bandas.
A las cuatro de la tarde salía por la Puerta de Palos de la Catedral el cortejo que precedía a la imagen de la Inmaculada del altar mayor de la parroquia concepcionista de Nervión, que había sido la elegida este año para presidir la Vigilia de la víspera festiva. Es una bellísima obra realizada en 2005 por José Antonio Navarro Arteaga en un estilo claramente barroco que confundía incluso a algunas de las personas que contemplaron la procesión: "¡Qué imagen más bonita! Tiene que ser muy antigua", decía una señora; "Saldrá para dar una vuelta por el barrio y ya está", comentaba otra; "Guarda quanti fiori bianchi!", señalaba una turista italiana a sus acompañantes sorprendida por el exorno floral del paso.
Las hermandades de La Sed y el Sagrado Corazón de Jesús participaron en los traslados (ida y vuelta), no sólo con su representación en el cortejo, sino también con la cesión de algunos de sus enseres. De hecho, el paso sobre el que se situó la talla de Navarro Arteaga estaba formado por los candelabros y faroles del Sagrado Corazón y la crestería y arcángeles del paso del Cristo de la Sed; en cuanto a la parihuela y los respiraderos, pertenecían al palio de la Virgen del Rosario, de la Agrupación Parroquial de la Milagrosa. Además, la cuadrilla de costaleros era la propia de la Hermandad de la Sed dirigida por el capataz Ricardo Almansa.
La Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva de Salteras, banda que toca cada año detrás de la Virgen de Consolación y del Sagrado Corazón de Jesús, fue la encargada de acompañar musicalmente a la Inmaculada en su regreso hasta Nervión. No faltaron, por tanto, algunas marchas dedicadas a ambas hermandades del barrio.
Durante su itinerario, sobre todo antes de abandonar el centro, fue arrastrando público. Así, hubo una gran cantidad de gente por las calles Placentines, Francos, Cuesta del Rosario y Alfalfa, desde donde posteriormente continuó hacia Muñoz y Pabón buscando Santa María la Blanca, el Puente de San Bernardo y Eduardo Dato. Allí inició un extenso recorrido por diversas calles de su barrio hasta que alrededor de las nueve y media de la noche llegó de nuevo a la Parroquia de la Inmaculada Concepción.



























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