domingo, 6 de octubre de 2013

125 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE JOSÉ BERMEJO Y CARBALLO (1888-2013)


Hoy, domingo, se cierra en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla una exposición conmemorativa de los 125 años que se cumplen en este 2013 desde la muerte de José Bermejo y Carballo, abogado, cronista e historiador de las cofradías, autor del conocidísimo libro "Glorias religiosas de Sevilla" y persona importantísima en la revitalización, durante el complicado siglo XIX, de hermandades que se encontraban en periodo de postración e incluso al borde de la desaparición.
Siete hermandades a las que perteneció y en las que participó ostentando diferentes cargos en sus juntas de gobierno, se han unido para dotar de contenido a una exposición única que ha reunido enseres confeccionados en aquellos años y que han llegado a nuestros días. Sólo la Hermandad de la Amargura ha declinado participar en esta muestra, lo que en cualquier caso no ha restado un ápice de interés a este conjunto de obras de arte cedidas por las hermandades de Pasión, Negritos, Carretería, Siete Palabras, Soledad de San Lorenzo, Cena y Valle.
Como siempre hacemos, comentamos y mostramos en orden todos y cada uno de los enseres expuestos en el Mercantil.
Así, comenzamos con la Hermandad de Pasión, que exponía una imagen del Niño Jesús realizado en 1871 por Gabriel Astorga y Miranda en madera policromada.


A continuación, vemos un simpecado bordado en oro sobre terciopelo morado en 1854 por Patrocinio López.


En una vitrina se exponían dos piezas pictóricas de interés. Por un lado, un exvoto pintado por un autor anónimo sevillano alrededor de 1854; se trata de un óleo sobre lienzo donde se representa cómo María de los Dolores Gutiérrez se encomendó al Señor de Pasión y sanó milagrosamente de un "ataque de sangre". Por otro lado, vemos unas pinturas en óleo sobre metal donde se representan las imágenes del Señor de Pasión y la Virgen de la Merced; es de autor anónimo datado a mediados del siglo XIX.



Una de las magníficas túnicas bordadas del Señor de Pasión se exponía también. Se trata de la túnica llamada de los cuernos de la abundancia, bordada en oro sobre terciopelo morado por Manuel María Ariza entre 1845 y 1846.


Pasamos a la Hermandad de los Negritos, que ha cedido dos piezas del ajuar de Nuestra Señora de los Ángeles. Son un manto y una saya de terciopelo negro con bordados en hilo de oro a realce por autor anónimo en el siglo XIX. Con ambas prendas suele vestirse la dolorosa en el mes de noviembre.




La Hermandad de la Carretería ha aportado a esta exposición diversos enseres tanto de su paso de misterio como del palio. Así, vemos los característicos candelabros del misterio, de fundición de metal plateado realizados por autor desconocido en 1844. Entre los dos candelabros expuestos se ha situado la vestidura de una de las marías, de terciopelo burdeos bordado en hilo de oro a realce por Teresa del Castillo en 1861.






En la parte de arriba, y quizá demasiado alto para una detallada contemplación, se ha situado la bambalina frontal del palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de terciopelo azul marino bordado en hilo de oro a realce por Ana y Josefa Antúnez (1886), según diseño de Edmigio Serrano.



Seguidamente, vemos el manto de María Santísima de la Luz, de terciopelo azul marino bordado en hilo de oro a realce por Teresa del Castillo en 1861.



Del paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad también se han expuesto los doce ángeles pasionarios realizados en metal plateado en 1886 por autor desconocido, que fueron recuperados hace algunos años.





La siguiente hermandad que expone parte de su patrimonio decimonónico es la de las Siete Palabras. Comenzamos con la cruz de guía, de madera tallada, dorada y policromada, atribuida a Manuel Gutiérrez-Reyes y Cano (1873), que estaba junto a dos varas procesionales de metal fundido y repujado por José Giuli en 1876.




A su lado, veíamos el manto de la Virgen del Rosario de San Vicente, que luce cada Miércoles Santo también la Virgen de la Cabeza bajo palio en la estación de penitencia de la cofradía. Fue bordado en hilo de oro a realce sobre terciopelo burdeos por Manuel María Ariza en 1863.



Seguimos con dos de los candelabros de guardabrisas del paso del Santísimo Cristo de las Siete Palabras. Son de madera tallada y dorada realizados en 1881 por Joaquín Díaz según el diseño de Ricardo Reguera.



Entre ambos candelabros se exponía el manto de la Virgen de los Remedios, de terciopelo azul pavo bordado en oro por Celestino Rodés y las hermanas Antúnez entre 1868 y 1877.



Bajo el manto se han situado dos sayas: una es la que luce en su salida procesional la Virgen de los Remedios, que se atribuye a las hermanas Antúnez en 1874 y que está bordada en oro sobre terciopelo burdeos. La otra es la saya de salida de la Virgen del Rosario, confeccionada por Manuel María Ariza (1863), bordada en hilo de oro a realce sobre raso blanco y malla de oro.



Destacaban en la exposición, porque habitualmente no se pueden contemplar con detalle tan de cerca, las imágenes de María Magdalena, María Salomé y María Cleofás, del paso de misterio de las Siete Palabras. Son tallas de madera y telas encoladas realizadas por Manuel Gutiérrez-Reyes y Cano entre 1865 y 1866.











Por parte de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo se ha expuesto en primer lugar la antigua cruz de guía, que ha sido utilizada varios años por la Hermandad de la Corona. Fue tallada en madera con aplicaciones de metal plateado por Ebanistería Baena en 1888.



Al lado, se ha situado la saya de salida de la Virgen de la Soledad (anónimo, 1885), de terciopelo negro bordado en hilo de oro a realce.


También se exponía el manto de salida de la Soledad, confeccionado igualmente en terciopelo negro bordado en hilo de oro a realce, realizada por Josefa Antúnez entre 1867 y 1875.




La Hermandad de la Cena, fusionada en 1997 con la Esclavitud de Nuestra Señora de la Encarnación, ha aportado para esta exposición la saya de salida de dicha Virgen de gloria. Esta saya fue confeccionada por Carmen Capmany Gómez en tisú de plata blanco bordado en oro. Fue bendecida en 1888, siendo mayordomo de la corporación José Bermejo.


La última hermandad unida a esta interesante muestra ha sido el Valle, que ha mostrado interesantes enseres del bordado. Por un lado, veíamos la túnica del Señor con la Cruz al Hombro, bordada en oro sobre terciopelo morado por Teresa del Castillo entre 1880 y 1881.




También hemos podido ver dos paños de bocina atribuidos a Teresa del Castillo (1878-1879), bordados en oro sobre terciopelo rojo y morado.



Del ajuar de la Virgen del Valle hemos podido ver también la llamada saya de los soles, bordada en oro sobre terciopelo azul por Teresa del Castillo en 1879.



Además, la Hermandad del Valle ha aportado también un atril de metal plateado realizado por Felipe de Azcona en 1842.


La exposición se completaba con la muestra de diversos documentos históricos, como unas notas manuscritas del propio Bermejo para su "Glorias religiosas de Sevilla" fechadas en 1847, junto a otro manuscrito de un capítulo de la misma obra referido a la Hermandad del Amor y datado en 1851.



Aparecían también las reglas de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo redactadas por José Bermejo en 1861.


Asimismo, se ha podido ver una nómina de la junta de oficiales de la Hermandad de las Siete Palabras de 1866, atribuida a Francisco de Paula Morales y Bermejo. En esta nómina, José Bermejo figura como hermano mayor, cargo que desempeñó desde 1858 hasta su fallecimiento treinta años después.


Junto a estos documentos históricos hemos podido ver una muestra de diversas ediciones de "Glorias religiosas de Sevilla", desde la original, de 1882, hasta la más moderna, de 2011.


Finalmente, se han enseñado algunos ejemplos de artículos que la figura de José Bermejo y Carballo ha generado a lo largo de los años y sigue generando en numerosas publicaciones cofradieras, como el Boletín de las Cofradías de Sevilla, el boletín de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo y la revista Más Pasión 7 de El Correo de Andalucía.




En definitiva, se ha tratado de una interesantísima exposición, tanto por la calidad del patrimonio cedido por las siete hermandades que no han dudado en sumarse a esta iniciativa, como por su contribución a la hora de reivindicar la figura de José Bermejo, un cofrade apasionado gracias al que, quizá, hermandades imprescindibles han llegado hasta nosotros tras superar el gran bache que supuso el siglo XIX para estas corporaciones en particular y para el mundo cofradiero sevillano en general.

No hay comentarios:

Publicar un comentario