jueves, 29 de septiembre de 2022

APROBADO SIN ENTUSIASMO EL NUEVO PASO DEL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES


Con sólo 189 votos a favor, 123 en contra y cuatro en blanco, anoche fue aprobado el diseño del que será el nuevo paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Hermandad de los Estudiantes; un proyecto de Antonio Gutiérrez de la Peña que, como vemos, obtuvo únicamente el apoyo del 59,8 por ciento de los 316 hermanos que participaron en el cabildo general convocado a tal efecto.
Sorprende el escaso apoyo obtenido por el proyecto, que ha sido rechazado por más de un 40 por ciento de los cofrades que se interesaron por participar en esta votación tan importante.
En cualquier caso, pese al poco entusiasmo con que los hermanos han acogido el proyecto, éste se hará realidad, lo que supondrá continuar con una transformación ya iniciada con los nuevos faldones y los nuevos hachones, elementos para los que no se consultó a los miembros de la hermandad del Martes Santo.
El nuevo paso, que se inspira en su línea estética en el paso actual, de estilo neoclásico, será realizado combinando el bronce y la madera de ébano, además de otras maderas nobles en los bajorrelieves que se incluyen tanto en el canasto como en los respiraderos.
La empresa especializada en tecnologías 3D Principa Artis, S. L., vinculada al Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, ha presentado recreaciones de cómo quedará el nuevo paso mezclando los bocetos de Gutiérrez de la Peña con fotografías reales del paso del Cristo de la Buena Muerte. Estas imágenes dan una idea muy concreta de cuál será el aspecto final una vez que esté completado este proyecto, que ha contado con el aval de una comisión académica presidida por el propio rector de la universidad, Miguel Ángel Castro.




Reproducimos ahora la descripción que del nuevo paso, para cuyo estreno en la calle aún no hay fecha, ha publicado la propia Hermandad de los Estudiantes:

"El proyecto respeta las líneas y la historia del paso actual. Las características ochavas de las esquinas pasan a ostentar unas curvaturas que dejarán de dar cobijo a los Evangelistas para acoger unos faroles que, salvando las distancias, rememoran los orígenes procesionales del Cristo en los años 20 del siglo pasado. El conjunto, en sus líneas compositivas, adquiere visualmente una estructura piramidal que sirve de trono al Cristo de la Buena Muerte.
El nuevo paso se ha concebido con un extenso programa iconográfico que lo dotará de un discurso de profunda base teológica. Se pretende expresar un mensaje litúrgico, bíblico y evangelizador: la Buena Muerte de Cristo como acto sublime de entrega y sacrificio para la redención y la esperanza de la humanidad.
Por ello, las cuatro cartelas centrales del canasto expondrán episodios fundamentales de la historia de creación amorosa, destrucción devastadora por mor del pecado humano, redención sublime y consumación gloriosa:

1º MISTERIO: LA ENTRADA DE LA MUERTE EN EL MUNDO (CARTELA TRASERA)
El primer misterio representado será el primer pecado de Adán y Eva por la transgresión del único mandato que les había dado Dios: no comer del fruto del árbol del bien y del mal (Génesis 3,1-24). La consecuencia de aquel pecado fue la pérdida de la inmortalidad original que disfrutaban nuestros primeros padres en el Paraíso (Génesis 3,21-24). La muerte, así pues, entra en el mundo por el pecado, como dirá San Pablo en Romanos 6,23: “el salario del pecado es la muerte” (cf. Romanos 5,12-21). El género humano, por el ejercicio perverso de su libertad, ha corrompido la creación preciosa de Dios. Sólo un acto gratuito y generoso del mismo Dios podrá reparar semejante daño. ¿Habrá un amor tan grande capaz de dar la vida por los pecadores y justificar a los impíos (cf. Romanos 4,5; 5,6-8)? Esta cartela deberá representar a Adán y Eva, al árbol del bien y del mal —del que el árbol de la cruz es antítesis— y al árbol de la vida en el trasfondo. El árbol de la vida cumplirá dos funciones iconográficas: por un lado sugerirá que al principio no fue el pecado, sino la gracia y el amor de Dios; y, por otro, será retomado en la cartela final, la del frontal del paso, la Nueva Jerusalén, de forma que se cree un eje semántico entre la primera cartela, el Cristo y la cartela final: del árbol de la vida, pasado por el árbol del bien y del mal que nos llevó al pecado, redimidos por el árbol de la cruz, hasta disfrutar de nuevo del árbol de la vida.

2º MISTERIO: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS (CARTELA LATERAL IZQUIERDA)
Enfrente del primer duelo, se representa la encarnación del Hijo de Dios en las purísimas entrañas de María. Hasta ahora Eva ha sido la protagonista de la primera cartela, en su pecado y en su dolor. Esta segunda cartela propone el contrapunto femenino por medio del sí luminoso de María. Dice San Ireneo de Lyon († 202), confrontando las decisiones de las dos mujeres: De la misma manera que aquella —es decir, Eva— había sido seducida por el discurso de un ángel, hasta el punto de alejarse de Dios a su palabra, así ésta —es decir, María— recibió la buena nueva por el discurso de un ángel, para llevar en su seno a Dios, obedeciendo a su palabra; y como aquella había sido seducida para desobedecer a Dios, esta se dejó convencer a obedecer a Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. Y de la misma forma que el género humano había quedado sujeto a la muerte a causa de una virgen, fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen fue contrarrestada por la obediencia de una Virgen… (Adversus Haereses, 5, 19, 1). 
Dios había acompañado a la humanidad a lo largo de toda la historia, pero en la encarnación Dios opta por hacer la experiencia de la existencia humana “desde dentro” para restaurarla y sanarla “desde dentro” (cf. san ATANASIO, De incarnatione, 44; PG 25, 173c-176a). Así pues, la encarnación del Hijo de Dios o anunciación de María —de los dos modos se puede denominar este misterio— es momento indispensable para entender el misterio de la Buena Muerte. “El Logos de suyo no podía morir. Por eso tomó un cuerpo que pudiera morir, para ofrecerlo por todos” (san ATANASIO, De incarnatione, 20; PG 25, 152b). 
La muerte de Cristo no fue la consecuencia natural de su encarnación, sino que él escogió este camino de abajamiento: hacerse pequeño en el vientre de María, pobre en el pesebre de Belén, y muerto injustamente en el patíbulo de la Cruz. Así afirma también san Gregorio de Nisa: “Si interrogamos al misterio nos dirá que su muerte no fue una secuela de su nacimiento, sino que nació para morir” (Oratio catechetica, 32, PG 45, 80a).

3º MISTERIO: LA ÚLTIMA CENA (CARTELA LATERAL DERECHO)
Después de la entrada del pecado en el mundo a través de Adán y Eva, y tras la encarnación del Hijo de Dios en la segunda cartela, se representa en ésta la Última Cena del Señor con los apóstoles (cf. Mc 14,12-25; Mt 26,17-29; Lucas 22,7-20; 1 Cor 11,23-27), que supone la entrega sacrificial voluntaria de Cristo en la Última Cena.
La institución de la Eucaristía está íntimamente unida al misterio de la Buena Muerte porque Cristo, antes de que le quiten la vida en la cruz, la entrega voluntariamente en el cenáculo (cf. Juan 10,18). El don del cuerpo y la sangre son la clave de lectura que permite comprender la bondad de la muerte del Señor, que nos amó hasta el extremo (cf. Juan 13,1).
La representación de este misterio en la cartela del paso del Señor también nos da la clave de la vida cofrade de los Estudiantes: la hermandad se funda en el don del Señor de la Buena Muerte. Somos hermanos que comen su pan y se transforman en su cuerpo para formar una Iglesia unida, que rehúye del fratricidio de Caín. En la cartela, por tanto, deberán ser representados los doce apóstoles como predecesores de los hermanos de la Buena Muerte.

4º MISTERIO: LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR (CARTELA DELANTERA)
La resurrección del Señor es el misterio más importante de su vida y la respuesta de Dios Padre a la muerte que los hombres dimos a su Hijo. Sin resurrección, la muerte jamás podría haber sido buena.
Aunque a primera vista lo lógico sería representar su surgimiento de la tumba, sería preferible representar la aparición del Resucitado a María Magdalena (Juan 20,11-18) por tres motivos: primero porque el Martes de Pascua, que sigue al Martes Santo, se lee este pasaje en la eucaristía de nuestra celebración pascual; segundo porque así conectamos el paso del Señor y el paso de la Virgen: la aparición del Resucitado a María Magdalena también se representa en el manto de la Virgen de la Angustia; y tercero porque el anuncio de la resurrección del Señor es el compromiso ineludible de los hermanos de la Buena Muerte. Es este un misterio no solo confesado, sino que debe ser testimoniado en la Universidad con la palabra y el ejemplo.
Aunque no sea muy común, sería bueno representar a Cristo resucitado, con la bandera de la cruz desplegada, para que así resulte evidente que el que ha resucitado es el que ha sido crucificado. Ya el Giotto representó así la aparición a María Magdalena. No obstante, este fresco de la Basílica de Asís no debe ser el modelo iconográfico de la cartela, ya que es demasiado distinto, artísticamente hablando, al primer duelo de Bouguerau.

Las cartelas que custodian las Capillas centrales del frontal y la trasera del canasto presentan otros cuatro episodios bíblicos con una enorme carga simbólica:

CARTELAS DELANTERAS
NOÉ. En ella se representará a Noé ofreciendo el sacrificio tras terminar el diluvio, sacrificio que representa la alianza de Dios con su pueblo.

ISAAC. En ella se representará el sacrificio de Isaac y el ángel deteniendo la mano de su padre Abraham. El inocente es condenado a morir. Jesús y la misma inocencia, son también condenados a muerte.

CARTELAS TRASERAS
SANSÓN. La cartela representa a Sansón destruyendo el templo de los filisteos.

JOSUÉ. Cartela de Josué atravesando el Jordán como frontera entre el desierto (que simboliza vida terrena), y la llegada a la tierra prometida (el cielo). ¿Cómo es Josué figura del Mesías? Josué significa Salvador. Jesús quiere decir Salvador. Josué, y no Moisés, fue quien introdujo a los hebreos en la Tierra prometida.

Finalmente, el programa iconográfico del canasto del paso se cierra con un marcado carácter académico y universitario representándose en las cuatro cartelas de ambos costeros y nuevamente en bajorrelieve a los patronos de las facultades más antiguas de la US: San Alberto Magno, San Lucas, San Raimundo de Peñafort y San Isidoro de Sevilla, así como representaciones de los doctores de la iglesia.

CARTELAS LATERALES
Se representarán los 8 patronos de las Facultades más antiguas de Sevilla: En un costero: San Raimundo de Peñafort (Derecho), San Lucas (Medicina), San Alberto Magno (Ciencias), San Isidoro. de Sevilla (Filosofía y Letras) Todas constituidas en 1505. En el otro: Santa Isabel de Hungría (Bellas Artes, 1660), Santo Tomás de Aquino (arquitectura, 1960), San Vicente Ferrer (Económicas y Empresariales 1971), San José (Ingeniería).


LOS RESPIRADEROS
Los respiraderos del nuevo paso contarán igualmente con su correspondiente discurso iconográfico. Los cuarteles en que se dividen los frontales y los costeros dejarán ver una escolta de grifos sintetizados para la labor de orfebrería fina. Animales mitológicos que estilísticamente anuncian el carácter clásico de este paso y que ya el mismísimo Dante presentara. Éstos funcionan como emblema de Cristo, ya que el grifo tiene una doble naturaleza; la terrestre por su parte de león y la celeste, por su parte de águila. Esa dualidad, que también representa la alquimia como las dos partes de lo fijo y lo volátil, contribuye sin duda a la doble lectura que tendrá todo el discurso del paso entre la vida y la muerte, el desastre que supone la misma y la bondad infinita que para con los hombres supuso la de Cristo.
En el cuartel central de cada frente y costero del paso, figura una cartela que presenta un escudo. Cuatro blasones conforman esta representación heráldica. El frontal delantero exhibirá el escudo de la Hermandad de los Estudiantes, el trasero el emblema del Cabildo catedralicio, mientras que los costeros acogerán los escudos de España y de la Universidad Hispalense.
Los escudos son portados y sostenidos por sendas parejas de sibilas como representación del doble papel que contempla su iconología: profetisas a la vez que símbolo del mesianismo de Jesús.
Cada paño de los respiraderos exhibe, además, un texto en latín perteneciente a la misa de Réquiem, concretamente al “Recordare” de la Sequentia:

FRONTAL:

REX TREMENDAE MAIESTATIS (Rey de inmensa majestad)

QUI SALVANDOS SALVAS GRATIS (Que salvas por tu gracia)

SALVA ME FONS PIETATIS (Sálvame, fuente de misericordia)

COSTERO IZQUIERDO:

RECORDARE IESU PIE (Acuérdate, piadoso Jesús)

QUOD SUM CAUSA TUAE VIAE (ya que soy la causa de tu camino)

NE ME PERDAS ILLA DIE (De no perderme aquel día)

QUERENS ME SEDISTI LASSUS (Buscándome te sentaste cansado)

REDEMISTI CRUCEM PASSUS (Me redimiste padeciendo en la cruz)

TRASERO:

TANTUS LABOR NON SIT CASSUS (que tanto trabajo no sea en vano)

IUSTE IUDEX ULTIONIS (juez que juzga justamente)

DONUM FAC REMMISSIONS ANTE DIEM RATIONIS (otórgame el perdón antes del día del juicio)

COSTERO DERECHO:

INGEMISCO TANQUAM REUS (Gimo como un reo)

CULPA RUBET VULTUS MEUS (El pecado enrojece mi rostro)

SUPPLICANTI PARCE DEUS QUI MARIAM ABSOLVISTI (Perdona, Dios, a quien te implora, tú que absolviste a María)

ET LATRONEM EXAUSDISTI (y perdonaste al ladrón)

MIHI QUOQUE SPEM DEDISTI (también a mí me has dado esperanza, mis ruegos lo merecen)".

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