martes, 13 de septiembre de 2022

"LA VIRGEN DEL DULCE NOMBRE NOS HA ESCUCHADO Y NOS HA TRAÍDO LA LLUVIA"


La Hermandad del Dulce Nombre de Bellavista realizó ayer el rezo del rosario vespertino, como es habitual cada 12 de septiembre con motivo de la festividad de su dolorosa. Ocurrió que el hombre propone y Dios dispone. Y cuando se intenta "un imposible", como reconoció un hermano en la Parroquia del Sagrado Corazón, no hay nada que hacer.
Pero la Virgen del Dulce Nombre volvió a pisar las calles de Bellavista, aunque fuera algo excesivamente breve. Tras la Santa Misa Votiva de las siete de la tarde estaba prevista la salida de la dolorosa portada en andas por el barrio. Pero la lluvia que había caído en distintos momentos durante la jornada hacía temer lo peor.
Sin embargo, aunque el cielo aún amenazaba con descargar, pareció dar una tregua que la junta de gobierno aprovechó para decidir salir para rezar el rosario por las calles. La Virgen estaba perfectamente preparada. Estrenaba un manto liso de color malva y lucía una saya blanca, una toca y la llamativa diadema de Álvaro Abril estrenada el año pasado, siguiendo el estilo del que será el futuro paso de palio. Las andas, cubiertas con unos faldones de damasco blanco, estaban iluminadas con seis candeleros con cera blanca y adornadas con rosas, lisiantum, nardos, calas y sedum.
El primero de los misterios gozosos, que son los que corresponden al lunes, se rezó en el interior del templo que es sede provisional de la hermandad del Viernes de Dolores. Pero después la Virgen salió a las calles, aunque ya se había decidido recortar el itinerario inicialmente previsto. Un breve cortejo formado por acólitos portando la cruz alzada y seis ciriales antecedía a la Virgen del Dulce Nombre, cuyas andas comandaba su capataz, Ernesto Sanguino.
La lluvia, sin embargo, hizo pronto acto de aparición, aunque de forma leve, y finalmente la junta de gobierno optó por regresar al templo, dando al traste con un recorrido que se quedó exclusivamente en una vuelta a la manzana: salió a Asensio y Toledo, tomó Soria, Altares y Guadalajara, y regresó a la primera de las calles nombradas.
La Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, acompañó a la Virgen del Dulce Nombre, tocando en el momento de la salida el Himno de España, seguido de la marcha "Dulce Nombre de María". Posteriormente sonaría "Virgen de la Paz", aunque para entonces ya se había decidido volver a la parroquia sin que se pudiera rezar en la calle ningún misterio.



















Con rapidez, la Virgen regresó a los sones de "Coronación de la Macarena" entre algunos vivas de varios hermanos. Antes de entrar, las andas, bajo las que llegó a ponerse el propio capataz, se volvieron para entrar mirando al barrio. La última levantá en la calle se dedicó al párroco, Santiago César González Alba, que hizo sonar el llamador. A continuación, la Virgen del Dulce Nombre entró en la parroquia, seguida de la Banda de Santa Ana y de numerosos devotos.
















Una vez dentro, las andas fueron detenidas en el centro del crucero, ante el presbiterio, y se decidió concluir el rezo del rosario, continuando a partir del segundo misterio y contando con la banda de música, que interpretó una marcha tras cada uno de ellos hasta concluir de nuevo con la composición "Dulce Nombre de María".





Antes de continuar con el rosario, el hermano mayor de Bellavista, Diego Centella, se había dirigido a todos los hermanos incidiendo especialmente en los miembros del grupo joven, que lloraban por no haber podido celebrarlo en la calle como estaba previsto. Les pidió que no estuvieran tristes; al contrario: "La Virgen del Dulce Nombre nos ha escuchado; tanto le hemos pedido la lluvia y nos la ha traído", en alusión a la situación de sequía que atravesamos.
Se intentó lo imposible en Bellavista y no pudo ser. Pero al menos se puede decir que, tras la pandemia, la Virgen del Dulce Nombre volvió a pisar las calles de su barrio en el día de su festividad cuando aún queda el regusto del extraordinario Viernes de Dolores vivido por la cofradía.

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