domingo, 11 de septiembre de 2011

AGRAVIO COMPARATIVO


Publica hoy el diario ABC una entrevista de 'Cretario' al hermano mayor de Las Siete Palabras, Antonio Sánchez Padilla, en la que éste explica que la hermandad aún no ha abandonado la idea de sacar su paso de misterio el próximo mes de octubre de manera extraordinaria en conmemoración del medio milenio de vida de la hermandad sacramental.
Dice Sánchez Padilla que los hermanos así lo quieren y que con tal motivo ha visitado hasta en tres ocasiones al delegado diocesano de Hermandades, Manuel Soria, quien en todo momento se ha mostrado contrario a la salida del paso alegando que no es éste el que cumple 500 años.
Hay que recordar que en esto llueve sobre mojado y las opiniones que ha recibido la Hermandad de las Siete Palabras desde el Palacio Arzobispal han sido unánimes. De hecho, hace algo menos de un año el vicario general, Teodoro León, advertía que 500 años de historia no eran razón suficiente para organizar una procesión extraordinaria (ver "500 años no es nada"), lo que hará difícil justificar cualquier otra salida similar en el futuro.
Lo que ocurre es que aquí se produce un agravio comparativo absolutamente indiscutible. Porque es cierto que lo que hoy conocemos como Hermandad de las Siete Palabras no cumple 500 años, sino 45, ya que fue en 1966 cuando se produjo la última fusión (precisamente con la sacramental de San Vicente) con la que quedaron definitivamente integradas las seis corporaciones diferentes que forman parte de la historia de la hermandad; pero sí que se conmemoran en este 2011 los 500 años de los orígenes más remotos de la misma.
Curiosamente, el 24 de septiembre 2005 la Hermandad de San Gonzalo celebró un solemne pontifical presidido por el Cardenal Amigo en el patio de la residencia de ancianos de la Fundación Carrere ante el paso de palio de la Virgen de la Salud, que posteriormente recorrió de manera extraordinaria las calles de Triana y el Barrio León hasta altas horas de la madrugada. Se celebraban así los 50 años de la primera salida bajo palio de la Virgen de la Salud.

Imagen del pontifical presidido por el Cardenal Amigo ante la Virgen de la Salud el sábado 24 de septiembre de 2005

Es cierto que el carácter penitencial de la Hermandad de las Siete Palabras no cumple 500 años; pero también es cierto que ni la Virgen de la Salud ni el palio que salieron por primera vez a las calles el Lunes Santo de 1955 eran los mismos que lo hicieron de manera extraordinaria 50 años después.
El que sí era el mismo era el delegado diocesano de Hermandades del Arzobispado. Manuel Soria no le puso a San Gonzalo las mismas pegas que ahora le pone a las Siete Palabras. ¿Qué es lo que sí que ha cambiado? El arzobispo. Pues entonces digamos las cosas claras en lugar de buscar excusas de mal pagador para prohibirle a la hermandad del Miércoles Santo celebrar tan importante efeméride como se merece.

1 comentario:

  1. Ciertamente, han cambiado los consejos pastorales que el mundo cofrade recibía, con tanto cariño, de su Buen Pastor franciscano. Estamos ante un cariz distinto de persona, que se lleva haciendo notar, prácticamente, desde su llegada a la Sede hispalense.
    Sin lugar a dudas, la corporación Sacramental y penitente de San Vicente tiene todo el derecho del mundo a conmemorar, por las calles de Sevillas, para las que nació su labor pastoral, este V Centenario fundacional. Porque esos 500 años de adoración al Santísimo Sacramento perviven en la memoria gracias a su fusión con la corporación penitente.
    Un radical agravio en relación al esplendor cofrade que vivió Sevilla en años pasados. ¿Esto es lo que nos toca vivir? ¿Puede Sevilla permitírselo? Y no sólo Sevilla... porque nos vemos privados de tan particular celebración cuantos acudiríamos a la "Tierra Santa" andaluza para estar junto al Misterio de las Siete Palabras en la Cruz. El Arzobispo debe empezar a plantearse que no lo es tan sólo de la Sede Sevillana. El mundo cofrade mira a su referente con los ojos bien abiertos...
    Para que ahora son otras Diócesis las que marcan los pasos del sentir cofrade.

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