martes, 13 de noviembre de 2012

BREVE TRAYECTO HASTA SANTA ISABEL


El Cristo del Perdón del Convento del Socorro realizó el pasado sábado una brevísima salida procesional por culpa de la aparición de la lluvia que, aunque leve, sí fue lo suficientemente continua como para provocar la vuelta del cortejo cuando sólo había pasado una hora y media desde el inicio del recorrido.
La salida estaba prevista para las cinco y media de la tarde, aunque se retrasó algunos minutos. El cortejo estaba formado por una sencilla cruz de madera y diversos niños con cirios, seguidos de un estandarte, dos ciriales y el pequeño paso.



El crucificado tuvo que subir una rampa para salir, dado que el convento está situado a una altura inferior a la de la propia calle. Además, la imagen iba hundida en el paso hasta que pudo ser izado en la primera parada. La Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Brenes sustituía a la Agrupación Musical María Santísima de las Angustias Coronada, encargada de poner los sones musicales tras el Cristo en 2011. En el momento de la salida, la primera marcha que interpretó la Banda del Rosario fue “Requiem”, seguida del clasicismo de “Cristo del Amor”.
















Desde la calle Socorro el cortejo siguió hacia San Marcos, templo que rodeó en su camino hasta el Convento de Santa Isabel. La puerta ojival dentada de la parroquia y su torre campanario sirvieron de bellísimo marco para el crucificado.



















En la puerta del Convento esperaban las hermanas filipenses para rezar ante la imagen. Fue aquí precisamente, cuando el paso estaba llegando a la Plaza de Santa Isabel, cuando comenzaron a caer las primeras gotas. El Cristo del Perdón fue acercándose poco a poco a la fachada principal del templo para detenerse frente al crucificado de Juan de Mesa que con gran orgullo conservan en su interior las hermanas.












De la extrema dependencia de las nuevas tecnologías que sufrimos en la actualidad da idea lo escuchado en la misma Plaza de Santa Isabel, cuando los responsables de la procesión decidían qué hacer ante la cada vez más persistente lluvia que caía en esos momentos sobre el centro de Sevilla. Llovía, había paraguas abiertos y el cielo estaba completamente cubierto. Pese a todo, una mujer comentaba con el capataz con tono tranquilizador y señalando a su móvil: “Aquí no da agua”. Ah, bueno, pues si el hombre del tiempo que habita en el móvil no da agua, será que el Cristo no se está mojando…
Al final la evidencia ganó la batalla a la tecnología y se optó por regresar al Convento del Socorro; pero antes se protegió al Cristo, no sin dificultad, con un plástico, aunque eso supuso pisotear el monte de corcho que se estrenaba y las flores de diversas especies que exornaban el paso.












Protegida la imagen del crucificado, el cortejo volvió de forma acelerada sobre sus pasos, rodeando de nuevo San Marcos y tomando el mismo tramo antes recorrido, aunque en sentido inverso, de la calle Socorro.













Cuando el paso ya estaba enmarcado frente a la puerta, y tras sonar por segunda vez “Requiem”, se retiró el plástico al haber dejado de llover (de hecho, no cayó más agua durante el resto de la tarde; el hombre del tiempo que habita en el móvil se equivocó sólo un poco). De esta forma, el Cristo del Perdón atravesó de nuevo la estrecha puerta del convento.





Una vez dentro, el Cristo recuperó su altura natural en el paso y fue ubicado junto al muro del templo que da a la calle, dando así por finalizada esta breve salida procesional del Cristo del Perdón, que no tuvo tiempo nada más que para visitar el Convento de Santa Isabel. Otro convento, el de las Hermanas de la Cruz, tendrá que esperar por lo menos hasta el año que viene.


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