La Divina Pastora de las Almas del Convento de Capuchinos ha estado expuesta en devoto besamanos desde el pasado viernes y hasta hoy, domingo; un culto para el que la imagen se ha presentado a los devotos desde el presbiterio alto de la iglesia conventual, elevada sobre una peana cubierta por un paño de tisú bordado en oro.
La Pastora vestía un manto de tonalidad cruda con decoración floral del siglo XVIII, una saya celeste de raso bordado en oro, una mantilla dorada y una pelliza. Alrededor de la cabeza contaba con corona y aro de estrellas de su Coronación Canónica, como también de aquel acto es el cayado que sujetaba con su mano izquierda, mientras con la derecha acunaba al Niño.
Varias joyas portaba la Divina Pastora en este besamanos, como los pendientes donados por la infanta María Luisa, las tembladeras de cristal portuguesas, el broche relicario del beato Diego José de Cádiz, el collar de perlas aljófar y oro, y el brazalete de oro, esmaltes y perlas. Estrenaba la condecoración de la Orden de Isabel la Católica, realizada en oro y enriquecida con esmaltes y diamantes, donada por Antonio Mejías Guerra y familia, así como una pareja de broches de corales y oro, y un alfiler micromosaico. Asimismo, llevaba la Medalla de la Ciudad y una medalla de oro de la Hermandad de la Macarena con motivo del Año Santo Jubilar de la Esperanza, mientras que el Niño Jesús tenía la medalla de oro del Señor del Gran Poder y el sonajero de filigrana de plata y nácar.
Un estreno más lucía la Pastora en su besamanos, como era un cojín bajo los pies de la imagen, de terciopelo burdeos, sobre el que se han aplicado unos antiguos bordados en oro de la primera década del siglo XX, enriquecidos con galones y borlas de oro. Esta obra ha sido realizada por Claudio Martínez y donada por dos hermanos de la cofradía.
Junto a la imagen, en el suelo, había dos ángeles. El de la izquierda sostenía el bastón de mando del general de Artillería Antonio Ollero Sierra, quien fuera hermano mayor de la sección masculina del redil eucarístico entre 1940 y 1950. Un historiador miembro de la hermandad es quien ha identificado este bastón entre el ajuar de la Pastora, lo que ha permitido recuperarlo para su uso en los cultos en su honor.
Detrás de la imagen, ante un cortinaje de damasco rojo, veíamos cinco lámparas de cristal de araña, cuatro blandones dorados con cera blanca y varias jarras con flores de talco junto a un dosel elaborado con piezas de plata. Y en los laterales, dos mesas de madera dorada con un crucifijo y una talla de San Juanito entre pequeños candeleros.
Finalmente, hay que mencionar la presencia de un friso de distintas especies florales de color blanco en la parte delantera de todo el conjunto de este besamanos, flores que igualmente se podían ver en dos pequeños centros a ambos lados del nuevo cojín de la Pastora.
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