lunes, 7 de octubre de 2013

SEVILLA CON LA VIRGEN DE LA VICTORIA


"Por fin Sevilla ve a la Virgen de la Victoria en condiciones". Este comentario, pronunciado en la calle Arcos por una señora ante el paso de palio de la Hermandad de las Cigarreras durante su procesión extraordinaria del pasado sábado, resume a la perfección las mágicas horas vividas junto a la Madre Cigarrera en su traslado de regreso desde la Catedral, donde había sido llevada esa misma mañana bien temprano, hasta su capilla del barrio de Los Remedios.
Sevilla estuvo con ella, arropándola, disfrutándola y, en cierta forma, descubriendo a la que es una de las grandes dolorosas de la Semana Santa en uno de los mejores conjuntos de bordado, como es su recién restaurado paso de palio. Y es que la excesiva prisa que tiene la gente por ver las cofradías de la Madrugá cada año, hace que la Hermandad de las Cigarreras y el resto de cofradías del Jueves Santo sean bastante ignoradas por la bulla en sus itinerarios habituales de vuelta, lo que convierte precisamente sus entradas en los momentos que mejor y más cómodamente se disfrutan de toda la Semana Santa.
Pero el sábado había bulla. Muchísima. Y no faltó en ningún momento. Sevillanos y no sevillanos (en la Plaza Virgen de los Reyes unos chavales de Huelva explicaban a un toledano lo que estaba a punto de contemplar) la disfrutaron en masa desde su salida hasta su entrada. Y pese a todo, pese a la inmensa cantidad de cofrades que la siguieron, muchos de ellos cangrejeando durante prácticamente todo el itinerario, la Virgen de la Victoria no dejó de andar en ningún momento. Y es que cuando un paso quiere andar, anda. Dicho de otro modo: poner la excusa de la cantidad de gente que contempla a una cofradía en la calle como razón para tardar en completar un itinerario muchísimo más de lo anunciado no cuela. Las Cigarreras lo ha demostrado.
No se le puede poner un pero a la salida extraordinaria de la Virgen de la Victoria. Ninguno. Desde el inicio del cortejo, en el que se turnaron la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras y la de Columna y Azotes, pasando por las insignias utilizadas (cruz de guía, Guión Fundacional, Sinelabe, Estandarte y Pendón Morado de Castilla), las seis marías del palio con pinturas de Patricia Eugenia González relativos a la historia de la corporación (escudo de la Orden de Calatrava, escudo de Sevilla, escudo de la Orden de los Frailes Mínimos, escudo de la Orden Tercera Franciscana, la Inmaculada Concepción y el escudo real), el esplendor recuperado del palio, la belleza de la Virgen de la Victoria, vestida con acierto por Joaquín Gómez, el estreno de un fajín realizado por Jesús Rosado y el repertorio musical de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, que combinaba marchas solemnes habituales tras el palio cada Jueves Santo, con otras de corte más alegre, como correspondía a una salida extraordinaria.
Nada desentonó en una procesión que será recordada como una de las más multitudinarias y mejor organizadas. Basta sólo un dato. La hora prevista de entrada era las doce y media de la noche, y el paso de palio entraba en su capilla apenas cinco minutos más tarde de lo anunciado.
Pero empecemos por el principio. A las cinco y media de la tarde, con la Plaza Virgen de los Reyes atestada de personas, la Banda de Cornetas y Tambores llegó procedente de la Plaza del Triunfo interpretando las primeras marchas de la tarde. Acto seguido se ponía en camino la cruz de guía, seguida de un amplio cortejo en el que destacaba la representación de numerosas hermandades. Entre ellas, además de todas las cofradías de penitencia de Triana, más la Divina Pastora del mismo barrio, y todas las del Jueves Santo, figuraban San José Obrero, Jesús Despojado, la Hiniesta, el Beso de Judas, Santa Genoveva, las Aguas, San Esteban, los Estudiantes, la Candelaria, Santa Cruz, el Baratillo, los Panaderos y los Gitanos, además de diversas hermandades de fuera de la ciudad que comparten con las Cigarreras el culto a la Sagrada Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.









A eso de las seis de la tarde atravesaba el dintel de la Puerta de los Palos de la Catedral el paso de palio de la Virgen de la Victoria, tras haber visitado la Capilla Real como despedida de la patrona de la Archidiócesis, la Virgen de los Reyes. Las campanas de la Giralda repicaron con fuerza para contribuir a lo extraordinario del momento, mientras la multitud respondía con un gran aplauso.
La banda interpretó el Himno Nacional mientras los hermanos Villanueva guiaban el paso de palio hasta la calle e inmediatamente sonaba "Corpus Christi".

















Al contrario de lo que ocurre cada Jueves Santo, la Virgen de la Victoria reviró hacia la izquierda, buscando la calle Placentines y Alemanes para, posteriormente, subir la Cuesta del Bacalao. Tres marchas clásicas pusieron música a estos momentos: "Nuestro Padre Jesús", "Macarena" de Emilio Cebrián y "Soleá dame la mano". En Alemanes, el sol iluminó los renovados bordados del impresionante palio inspirado en la fachada plateresca del Ayuntamiento. Claveles blancos conformaban el exorno floral del paso.













Superada la Cuesta del Bacalao, el paso de palio continuó por Francos hasta Chapineros, donde la revirá la realizó a los sones de "Valle de Sevilla", estupenda composición que afortunadamente parece haberse puesto de moda en los últimos años.
Más adelante, la marcha escogida para alcanzar la calle Álvarez Quintero fue "Jesús de las Penas". En esta zona, los capataces y costaleros tuvieron que poner especial atención a los salientes de los balcones que nunca roza este paso de palio. La banda acompañó este momento con la palillera hasta que se salvó la dificultad.














Por Francisco Bruna la Virgen de la Victoria alcanzó la Plaza de San Francisco, en dirección a la calle Granada. Numerosos turistas que recorrían las principales vías del centro de la ciudad se encontraron con una inesperada procesión y manifestaban su sorpresa ante cada levantá, que suele ser lo que más les llama la atención a quienes no están acostumbrados a la contemplación de una cofradía.
"María Santísima del Subterráneo" fue la marcha escogida para recorrer la breve calle Granada, paso previo a uno de los momentos más esperados de la salida extraordinaria.











Muchísima gente esperaba la llegada del paso de palio de las Cigarreras a la puerta principal del Ayuntamiento en la Plaza Nueva. Era el recibimiento oficial de la ciudad a la Virgen de la Victoria, presidido por el alcalde, Juan Ignacio Zoido. Con la marcha "Amarguras" fue acercándose poco a poco la dolorosa para situarse frente a la puerta, momento en que intervino la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras antes de que una gran petalada cayera desde el balcón principal del Consistorio.
Posteriormente, el palio realizó un giro de 180 grados mientras la banda tocaba la marcha "Virgen de la Victoria". Tras una nueva parada, el paso continuó con "El Cachorro. Saeta sevillana" para perderse por el barrio del Arenal, terreno ya más conocido por el cortejo cigarrero cada Jueves Santo, aunque en la dirección inversa.






















La noche de estos primeros compases del otoño había caído ya completamente sobre Sevilla cuando la Virgen de la Victoria se disponía a cruzar el Puente de San Telmo de regreso a su barrio; un puente en el que no cabía un alfiler de la cantidad de gente que admiraba un paso de palio que gana muchísimo con la noche y la totalidad de la candelería encendida. Un cofrade comentaba: "Yo nunca he visto este paso porque salgo en Montesión". Ni este cofrade, ni tanta gente que, como decíamos antes, se empeña en buscar sitio para la Madrugá sin haber exprimido al máximo las maravillas que ofrece a quien las quiere disfrutar la riquísima jornada del Jueves Santo.
Pasó con celeridad el palio por el puente, ya que, tras la marcha "Esperanza Macarena", avanzó a tambor hasta alcanzar la Plaza de Cuba.
















Por la calle Asunción, que en Semana Santa la recorre la cofradía exclusivamente a plena luz del día, parecía multiplicarse por momentos el público, haciendo que esta vía tan ancha se quedase pequeña. "Virgen de Montserrat" y "La Esperanza de Triana" fueron las marchas que sonaron en este tramo hasta que en la esquina con la calle que lleva el nombre de la dolorosa cigarrera sonó precisamente "Reina de las Cigarreras". En su calle, la Virgen de la Victoria recibió una importante petalada.















Desde Virgen de la Victoria, el paso de palio tomó la calle Arcos para pasar por delante de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Aquí recibió otra petalada y volvió a sonar "Corpus Christi", a la que siguió "Sevilla cofradiera". En esta zona hubo un pequeño contratiempo con un cable que atraviesa la calle y que estaba más bajo que la altura del paso de palio. Una caña de uno de los encendedores sirvió para solventarlo, junto al esfuerzo de los costaleros, que tuvieron que echar el paso literalmente a tierra para superar la dificultad. La levantá inmediatamente posterior recibió una ovación del público. Seguidamente, el paso tomó la calle Virgen de Loreto.









La hermandad varió levemente el itinerario al acceder a la calle Virgen del Valle desde Virgen de Loreto, en lugar de seguir por ésta hasta Asunción. Así, pasó de nuevo por un tramo de Virgen de la Victoria por el que ya había pasado previamente y continuó en línea recta para salir a Juan Sebastián Elcano a los sones de "Rocío".








El recinto de la Fábrica de Tabacos estaba completamente apagado, al igual que en la noche del Jueves Santo, para que la única luz la pusiera la candelería del paso. Gran trabajo el realizado por los hombres de la caña durante todo el recorrido manteniendo en lo posible todos los cirios y los candelabros de cola encendidos.
La última marcha que se interpretó tras la Virgen de la Victoria fue la dedicada a otra gran dolorosa del Jueves Santo: "Virgen del Valle". Con ella reviró para dar la cara a la gran cantidad de personas que ocupaba la plaza que se abre ante la Capilla de la Fábrica de Tabacos.






Sólo quedaba entrar en el templo, lo que hizo la Virgen de la Victoria ante un enorme silencio por parte del público, de forma que las órdenes de los Villanueva eran perfectamente audibles. Una vez dentro, la Banda de Música de las Cigarreras interpretó el Himno Nacional y a continuación las puertas acristaladas se cerraron, permitiendo desde fuera intuir aún el resplandor de la completa candelería del paso de palio.






Jornada inolvidable e impagable la vivida este sábado junto a la Virgen de la Victoria, la Madre Cigarrera, una de esas grandes reinas del Jueves Santo que tiene Sevilla y que, por fin, como decía aquella señora en la calle Arcos, fue seguida, contemplada y admirada como una representación de la Madre de Dios de su calidad y unción sagrada merece, como Dios manda, "en condiciones", como apuntaba la señora, e invitando a la oración. Que sea, como poco, por otros 450 años más.

3 comentarios:

  1. Gracias, muchas gracias por su trabajo. Es la mejor crónica que he leído. Hacer esto es un trabajo, pero recompensa porque es un magnífico trabajo. Gracias de un hermano de Las Cigarreras. Un abrazo.

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  2. Muchísimas gracias a usted por sus palabras. Fue una grandísima salida extraordinaria y he tratado de transmitir las emociones que sentí en las calles con la Virgen de la Victoria. Me alegra que le haya gustado. Tiene usted una gran hermandad. Un saludo.

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  3. Impresionante seguimiento del 450 aniversario, muchas gracias por sus palabras y dedicación. Un saludo.

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