Recientemente, regresó a la Capilla de Montserrat la imagen de San Vicente Ferrer que se sitúa a los pies del templo, después de una profunda restauración practicada por parte de Jesús Porres Benavides, hermano de la cofradía del Viernes Santo, y de Ana Álvarez Moguer.
Esta talla, de gran valía artística puesto que está atribuida al círculo de Juan de Mesa, presentaba numerosas deficiencias, principalmente en lo que se refiere a la policromía, ya que tenía numerosas lagunas, así como una acumulación general de suciedad en toda la superficie. En este sentido, también fue necesario eliminar repintes realizados a la talla en diferentes momentos a lo largo de los años, fundamentalmente en el brazo izquierdo.
Al margen de la policromía, la restauración también ha conllevado la eliminación de algunos elementos metálicos, como clavos o puntillas, que había en la estructura interior de la imagen, y se fijó una pieza lateral que corría el riesgo de desprenderse. Por último, se decidió no reponer una pieza perdida en la parte de atrás de la talla, retirada posiblemente para su ubicación en algún altar, dado que no existen documentos gráficos que pudieran hacer ver a los restauradores cómo era exactamente esa pieza. Siguiendo los criterios de restauración que imperan en la actualidad, y para respetar en lo posible la concepción original de la imagen, se prefirió no tallar una pieza nueva que no iba a poder ser exactamente como el autor la hizo en su momento.
Hay que recordar que ya en 2012 la Hermandad de Montserrat llevó a cabo la restauración de la imagen de San Isaías que se encuentra junto a la de San Vicente Ferrer, labor que realizó la restauradora Rocío Sáez Millán (ver). San Isaías tuvo un paso propio en el cortejo de la cofradía entre los años 1861 y 1893, volviendo a salir después únicamente en 1931.
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