jueves, 16 de mayo de 2019

DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2019: UN PALIO TRIANERO EN SANTA MARINA

Y llegó el Domingo de Resurrección, el divino broche de oro, con permiso de la saeta, de una Semana Santa que, aunque se vio estropeada por la lluvia, la cosa no fue tan mala. Después del todavía recordado trienio 2011-2013, la verdad es que una Semana Santa en que sólo una jornada se quedó en blanco la consideramos hasta buena…
La Hermandad de la Resurrección echó el cierre con su horario completamente diurno por tercer año consecutivo. A las ocho y media de la mañana se abrían las puertas de Santa Marina, una hora indiscutiblemente mejor que las cinco menos cuarto de la madrugada, como hasta hace unos años. Y eso que ese horario no dejaba de tener algo de belleza, e incluso de simbología, pero evidentemente lo de ahora es más lógico y positivo para la corporación.
Ha sido éste, como queda dicho, el tercer año con este horario. Por lo tanto, este 2019 ha finalizado el periodo de prueba que se marcó la hermandad para decidir después, con tres años de experiencia, si lo hacían definitivo, volvían a la madrugada o buscaban otra alternativa. 
Pero poco había que decidir. Todo han sido ventajas, por lo que el pasado 2 de mayo, en un cabildo general extraordinario, se aprobó mantener sine die su actual horario. Así lo decidió el 97 por ciento de los 147 hermanos que asistieron a este cabildo; es decir, 142 votos afirmativos, frente a sólo dos en contra (el uno por ciento) y tres abstenciones (el dos por ciento restante). 
Al final, después de unos cuantos años empeñados en el Sábado Santo y rechazando cualquier otra opción, el actual hermano mayor, Miguel Ángel Pérez, puede presumir de haber solucionado definitivamente (esperemos) el problema que la hermandad venía arrastrando prácticamente desde que en 1982 hiciera su primera estación de penitencia a la Catedral. A partir de ahora, sólo queda crecer.
Así las cosas, nuevamente vimos la dorada cruz de guía de la Resurrección dejar atrás el histórico templo mudéjar de la calle San Luis cuando ya había amanecido. Delante de ella, sustituía a la extinguida Agrupación Musical del Juncal, que hasta el año pasado abría el cortejo de la cofradía, la Agrupación Musical María Santísima de las Angustias Coronada, de la Hermandad de los Gitanos.
La Hermandad del Silencio de Sanlúcar de Barrameda, una de las cofradías lasalianas con las que la Resurrección mantiene una estrecha relación (de hecho, en enero la cofradía de Santa Marina acogió el XXII Encuentro de Hermandades Lasalianas), formó parte del cortejo con una representación de nazarenos con su estandarte corporativo. Iba justo delante de la representación de la Hermandad de los Javieres, hermanada con la Resurrección, que la acogió en su casa durante las obras de restauración de la Parroquia de Omnium Sanctorum en los años noventa.


Dentro, desde el presbiterio, donde se encontraban los dos pasos, comenzó a moverse el del Señor de la Resurrección, que se encaminó hacia la puerta ojival mientras la Agrupación Musical Virgen de los Reyes interpretaba una primera marcha tras Él. Antes de salir, el paso se detuvo y, a continuación, Manuel Antonio Santiago, hijo de Antonio Santiago, capataz general de la hermandad, pidió que la última levantá antes de ponerse en la calle se hiciera por su abuelo, el recordado Manolo Santiago. Lo mismo ocurriría después con el paso de palio de Nuestra Señora de la Aurora.
El paso abandonó el templo y la siempre impecable Agrupación Virgen de los Reyes comenzó a interpretar la marcha “Junto a la Aurora”, a la que seguiría después, sin solución de continuidad, “Cerca de ti, Señor”, con la que el Resucitado giró a su izquierda y comenzó a avanzar por la calle San Luis, donde después sonaría “Resucitó”.













Cerrando la cofradía, procedió a salir de Santa Marina una de las estampas de este año: la Virgen de la Aurora bajo el palio de la Estrella diseñado por Garduño y bordado en el taller de Fernández y Enríquez. De algo negativo, como la informalidad de Paleteiro en los plazos de ejecución del nuevo palio que la Hermandad de la Resurrección tenía previsto estrenar este año, surgió algo grande. Porque realmente la Aurora quedaba perfectamente enmarcada por un palio que no desentonaba en absoluto y que cuenta con más bordados de los que estamos acostumbrados a ver alrededor de esta imagen de Antonio J. Dubé de Luque.
Todo se alineó para conseguir esta bellísima estampa. También el hecho de que la Estrella decidiera salir este Domingo de Ramos con su palio más antiguo, el de Rodríguez Ojeda, lo que hizo que fuera el de Garduño el que generosamente ofreció a la Resurrección. Aunque también habría sido interesante volver a ver por la zona de San Luis, tan cerca del Arco, el palio que fue de la Macarena.
“Hosanna in excelsis” tocó para la Virgen de la Aurora la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, para acompañar el recorrido del palio desde el presbiterio de Santa Marina hasta la puerta. Y a continuación, tras el recuerdo de nuevo a Manolo Santiago, el palio salió a la calle, la banda tocó el Himno de España y después la marcha “Reina de la Aurora”, que sirvió para que el palio iniciara su recorrido por las calles de Sevilla.













Callejeando por el barrio, la cofradía tenía en el horizonte inmediato su visita a la Capilla del Rosario de la Hermandad de Monte-Sión. Hasta ella llegó el paso del Señor de la Resurrección procedente de las calles Infantes y Almirante Espinosa, a los sones de la marcha “La saeta”. Con ella, el paso, que estaba adornado con claveles rojos, se volvió hacia la puerta de la capilla, donde fue recibido por una representación de la cofradía del Jueves Santo con su estandarte y los pasos perfectamente dispuestos en el interior, pese a no haber podido salir este año por la lluvia.
Y precisamente eso, una saeta, es lo que pudo escucharse a continuación, cantada por un hombre desde un balcón del edificio situado junto a la capilla. Posteriormente, el paso se levantó a pulso y comenzó a alejarse a los sones de “Salud para los enfermos”, una marcha que ha llamado mucho la atención este año.
Sones más clásicos son los que sirvieron para que el paso se despidiera de la calle Feria girando a Conde de Torrejón, como fueron “Virgen de las Angustias” y “Christus vincit”.




































Ante el palio de la Virgen de la Aurora, se dedicaría más tarde, en Almirante Espinosa, una levantá a la Hermandad de San José Obrero, al estar presente su hermano mayor, Rafael Gaitán. Después, la Virgen de la calle San Luis bajo el palio trianero avanzó a los sones de “Aniversario Macareno”.
Ha salido este año el paso de palio de la Resurrección con una composición floral muy conseguida a base de rosas vendella, hypericum, limonium rosa, claveles color champán, frecsias, flor de cera, tulipanes, rosas ramificadas y ruscus.
También el paso de la Virgen de la Aurora se volvió ante la Capilla del Rosario, a la que llegó mientras la Banda de Las Cigarreras tocaba “Ángel de la Aurora”. Una vez delante de la capilla, una hermana de Monte-Sión entregó un ramo de flores que fue colocado en el paso y de nuevo sonó una saeta.
Antes de marcharse, Antonio Santiago dedicó la levantá a “los hermanos de Monte-Sión que están en el Cielo”, y seguidamente el paso comenzó a moverse a los sones precisamente de “Rosario de Monte-Sión”. Más adelante, para el giro a Conde de Torrejón, sería el turno de la marcha dedicada a otra de las imágenes marianas de la calle Feria, “Reina de Todos los Santos”.




























Por la Alameda de Hércules, Trajano y la Plaza del Duque, la Hermandad de la Resurrección llegó hasta la Plaza de la Campana, por tercer año llena de gente sentada en las sillas que se colocan permitiendo el acceso libre a todo el que quiera verla pasar por tan emblemático lugar. Hay cofradías de otras jornadas que no tienen a tantas personas esperándolas en la Campana cuando llegan sus cruces de guía. Qué distintas estas entradas en carrera oficial de la Resurrección a las que tenían lugar a eso de las siete de la mañana hasta 2016.
En cuanto el paso de Cristo asomó a la Campana, todas las personas que llenaban la plaza se pusieron de pie. “La saeta” fue la composición que pudo escucharse en el giro desde el Duque. Después, para el resto del recorrido hasta Sierpes, la Agrupación Virgen de los Reyes tocó “Aurora de Resurrección” y “A la Gloria”, con la que el paso se marchó entre aplausos por la calle Sierpes.























Poco después llegó el paso de palio de la Virgen de la Aurora, que se presentó en la Campana a los sones de “Corona de estrellas” como gesto de agradecimiento con la Hermandad de la Estrella por el préstamo de su palio.
Más adelante, desde el palquillo hasta Sierpes se enlazaron las composiciones “Pasan los campanilleros” y “Aurora, Reina de la mañana”, afortunada marcha de Pablo Ojeda que se estrenó hace dos años. Coincidiendo con el final de la marcha, desde el edificio de la confitería se lanzó una petalada sobre el palio, que se marchó siendo despedido de la Campana también con una ovación.




















Y del inicio de la carrera oficial a su parte final. Las campanas de la Giralda repicaron en el momento en que la hermandad salía de la Catedral para regresar a Santa Marina. La Agrupación Virgen de los Reyes esperaba al paso del Resucitado en el pasillo que recorren las cofradías que, desde la plaza con el nombre de la Patrona, se dirigen hacia la Plaza del Triunfo. Cuando el paso salió de la oscuridad de las naves al intenso sol del mediodía, los músicos interpretaron “Resucitó”.
El paso buscó luego el tramo de Placentines recientemente rebautizado como Cardenal Carlos Amigo, desde el que giró a Alemanes con la marcha “Salve a la Macarena”, otra de las clásicas composiciones que han ganado presencia en el repertorio de Virgen de los Reyes.


















Y precisamente con la marcha llamada “Virgen de los Reyes” recibió tras el Himno al paso de palio la Banda de Las Cigarreras. La Virgen de la Aurora, bajo un palio acostumbrado a girar, ya de noche, hacia el otro lado de la plaza, alcanzó Cardenal Carlos Amigo con la marcha “Madre de costaleros”, seguida después por “Madrugá Macarena” al tomar Alemanes.














Después de que el año pasado el mal estado de una cornisa de la calle Francos obligara a la hermandad a discurrir por Chapineros y Álvarez Quintero hasta el Salvador, este año, ya sin contratiempos, la cofradía salió a la Cuesta del Rosario directamente por Francos. Desde un balcón de la cuesta se tiró una petalada sobre el paso del Señor Resucitado, que subió hasta la calle Jesús de las Tres Caídas con las marchas “Caridad del Guadalquivir” y “Alma de Dios”. Después, avanzó hasta Odreros con la interpretación de nuevo de “Salud para los enfermos”.













La petalada en la Cuesta del Rosario fue aún mayor para la Virgen de la Aurora, que subió con dos marchas dedicadas a las Esperanzas de la Madrugá. En primer lugar sonó “Esperanza de Triana Coronada” y a continuación, “Como tú, ninguna”.







Desde la zona de la Alfalfa, la Resurrección buscó Santa Marina por su itinerario tradicional, discurriendo por San Pedro, Santa Ángela de la Cruz, Doña María Coronel y San Marcos, plaza desde la que enfiló la calle San Luis, ya de vuelta a casa.
La Agrupación Virgen de los Reyes echó el resto en los últimos metros de la estación de penitencia, enlazando en la pequeña plaza ubicada ante el templo “Alma de Dios” y “Reina de Reyes” mientras el paso iba girando para colocarse en la puerta mirando hacia la calle. Después, el paso inició la entrada y sonó el Himno de España, tras el que los músicos tocaron la gran marcha “La Esperanza de María”, seguida sin solución de continuidad por “Y al tercer día”, todo ello mientras el Señor Resucitado, lentamente, caminaba por la nave central de Santa Marina hasta el presbiterio.
















Por su parte, detrás del paso de palio la Banda de Las Cigarreras enlazó hasta tres marchas desde la esquina entre San Luis y la placita de la iglesia, donde se lanzó otra petalada, hasta la misma puerta ojival. Fueron por este orden “Siempre la Esperanza”, “Aurora, Reina de la mañana” y “Coronación de la Macarena”.
Unos pocos minutos le quedaban a la Semana Santa de 2019, que nos trajo la novedad final de tener en la calle un palio de la Estrella siete días después del Domingo de Ramos. Apenas unos pocos minutos restaban, los mismos que tardó la Virgen de la Aurora en entrar y en alcanzar el presbiterio con la marcha “Amarguras” y el Himno de España.
















A las cinco de la tarde y treinta y dos minutos, la Semana Santa terminaba. Cristo había resucitado. Y un sentimiento, al margen de marchas, bordados, tallas o chicotás, inundaba el espíritu de este cronista. En estos tiempos que corren, en los que las hermandades han rezado en las calles por los cristianos perseguidos, en los que el incendio de la Catedral de Notre Dame fue acogido con alegría por muchos sayones del siglo XXI, pese a ello o precisamente por ello, qué inmensa fortuna es la de haber sido educado en la fe y seguir siendo creyente. Cristo vive…

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