La Parroquia de Omnium Sanctorum cerró al culto el pasado domingo 12 de mayo debido a las obras de conservación que se van a llevar a cabo en los próximos meses. La previsión es que permanezca cerrada hasta después del verano. En este tiempo, se realizarán diferentes actuaciones, principalmente orientadas a la pintura exterior e interior, así como a la renovación del sistema eléctrico.
Lógicamente, las distintas hermandades que residen en Omnium Sanctorum han tenido que buscar sedes provisionales durante este tiempo. Es el caso de la Hermandad de los Javieres, que, como en los años noventa del siglo pasado, ha encontrado acomodo en la Iglesia de Santa Marina, de nuevo acogida por la Hermandad de la Resurrección, con la que precisamente está hermanada desde aquella estancia común hace tres décadas.
La Virgen de Gracia y Amparo, acompañada de San Juan Evangelista, se encuentra en la capilla de la Virgen del Amor, que también con el Discípulo Amado ha sido trasladada a la capilla bautismal, mientras que el Cautivo de Dubé de Luque que la ocupa ha sido situado en la nave del Evangelio.
El Santísimo Cristo de las Almas, sin embargo, no ha acudido esta vez a Santa Marina, dado que las obras en Omnium Sanctorum han coincidido con la restauración a la que está siendo sometida la imagen a cargo de Laura Pérez.
Por su parte, la Hermandad de la Reina de Todos los Santos no se ha alejado de Omnium Sanctorum y durante estos meses permanecerá junto al Santísimo (al ser hermandad sacramental) en el salón que la parroquia tiene en el número ocho de la calle Arrayán.
La Virgen de Todos los Santos, sin manto textil, pero con sus atributos habituales de orfebrería, permanece entre dos candeleros en el lado derecho del altar improvisado en el salón que hará las veces de parroquia durante las obras del templo. Y el sagrario se encuentra en el lado izquierdo.
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