jueves, 24 de octubre de 2024

MAGNA MARIANA JEREZ 2024 (15): MARÍA SANTÍSIMA DEL DULCE NOMBRE


Seguimos nuestro recorrido por la Magna Mariana con María Santísima del Dulce Nombre, de la Hermandad de la Buena Muerte; una dolorosa de Antonio Castillo Lastrucci cuyo palio está en pleno proceso de renovación, a falta de los bordados. La orfebrería, un muy buen conjunto de estilo gótico, se va a mantener tal cual está.
La dolorosa del Dulce Nombre es una obra de Antonio Castillo Lastrucci adquirida por la hermandad jerezana en 1964. Hay quien dice que es la misma imagen que alguien regaló a la Hermandad del Gran Poder con idea de que sustituyera a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, y que, después de un tiempo en las dependencias de la hermandad sevillana, le fue devuelta al imaginero al no recibir ningún culto.
Así las cosas, tan bella dolorosa acabaría en Jerez, donde cada año procesiona por las calles en la Noche de Jesús. Lo hace siempre en silencio, dado que estamos ante una cofradía de estricto ruán. Pero en la Magna tuvimos ocasión de contemplarla a los sones de una banda de música, que en este caso fue la Sociedad Filarmónica de Pilas. A su paso por la Puerta de Sevilla tocó para la Virgen del Dulce Nombre "Madre Hiniesta"; una composición dedicada a una dolorosa de Castillo Lastrucci e interpretada para otra de la misma gubia.
En este lugar es necesario comentar que coincidieron, separadas por algunos metros, la Virgen del Dulce Nombre con la del Traspaso, las imágenes marianas de dos hermandades que tantas mañanas de Viernes Santo han coincidido en este mismo punto cuando ambas van ya de recogida.
Hay que mencionar el exorno floral, compuesto íntegramente por flores de color blanco, fundamentalmente rosas, lisianthus, claveles y margaritas. Además, la dolorosa lució una toca de sobremanto, pieza que no suele llevar en la estación de penitencia en Semana Santa.
Siguiendo los pasos de la Virgen de la Confortación se marchó la del Dulce Nombre, cuya hermandad presentó un estreno para esta salida extraordinaria; pero no en el paso ni en la propia dolorosa, sino en el cortejo, ya que fue novedad un juego de dalmáticas para los acólitos, confeccionadas en el taller de José Segura y donadas por un grupo de hermanos y devotos.






























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