Nuestra Señora de la Piedad seguía a la Virgen del Mayor Dolor desde su salida conjunta de la Real Capilla del Calvario. Juntas bajaron la calle Taxdirt, pasaron por Santiago y tomaron Ancha y Porvera hacia Tornería y la Asunción. Lo peor de la Magna fue no poder dividirse para estar al mismo tiempo acompañando a distintos pasos a lo largo de todo su recorrido.
La Piedad no defraudó a quienes ya la conocían y tampoco a los que no. "¡Es que es un paso de misterio bajo palio!", comentaba un chaval emocionado ante lo que veía mientras su acompañante lo mandaba callar para poder disfrutar también de los sonidos que ofrecía este paso.
Efectivamente, cobijada bajo un palio y un manto de las Hermanas Antúnez del que la Hermandad de la O de Sevilla (sus hermanos de entonces sabrán por qué) se desprendió, venía la Virgen de la Piedad siendo consolada por San Juan y la Magdalena, mientras que María Cleofás y María Salomé preparan la sábana para la mortaja. Pues eso, todo un misterio bajo palio.
Todas las imágenes son obra de Ignacio López en 1718. De hecho, hace seis años la corporación celebró el tercer centenario de la dolorosa con una salida extraordinaria en la que fue de nuevo sola en su paso de palio (ver y ver). Así iba cada Viernes Santo hasta 2003, en que muy acertadamente la hermandad decidió recuperar el conjunto escultórico, como salía mucho tiempo atrás. Eso sí, la hoy cofradía del Sábado Santo (otra recuperación más que positiva) estrenó en la Magna una nueva configuración del conjunto escultórico, con María Cleofás y María Salomé más cerca del resto de las imágenes y con la reducida candelería habiendo sido redistribuida en el paso.
Rosas blancas conformaban principalmente el exorno floral del palio de la Piedad, que fue acompañada musicalmente con muy buen gusto por la siempre eficaz Banda Sinfónica del Liceo Municipal de la Música de Moguer, que a su paso por el final de Porvera y el giro hacia Tornería interpretó las marchas "Cristo de la Sangre" y "La Soledad".
Abriendo bocas de admiración fue la Piedad durante todo su recorrido en esta Magna que terminó, ya sin el acompañamiento de la Virgen del Mayor Dolor, con la tradicional y siempre nostálgica subida de la calle Taxdirt de vuelta a la Real Capilla del Calvario. La Reina del Sábado Santo (qué gusto da poder nombrar esa jornada de la Semana Santa) brilló por sí sola en la Magna Mariana de las grandes emociones.
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