Dejamos a la Virgen de la Paz en su Mayor Aflicción y muy cerca alcanzamos la Parroquia de San Pedro, donde estaba ya saliendo la Hermandad de Loreto. Como si estuviéramos en la tarde del Viernes Santo, se ponía en las calles Nuestra Señora de Loreto en su Soledad, aunque mostró algunas diferencias con respecto a la estación de penitencia de cada año.
Así, la Virgen vestía un conjunto de manto y saya pertenecientes a María Santísima de las Angustias, de la Hermandad del Ecce Homo de Cádiz. Y aunque hace muchos años, demasiados, la hermandad prescindió de banda de música tras su único paso, para la Magna apostó por recuperar esos sones musicales, en este caso a cargo de la Banda Sinfónica Virgen de la Trinidad de Málaga. Esto, la recuperación efímera de una banda tras el paso de Loreto, permitió volver a escuchar una marcha emblemática de la corporación; una composición que lamentablemente es apenas interpretada en Semana Santa: "Nuestra Señora de Loreto", de Francisco Orellana.
A las órdenes del capataz Ezequiel Simancas, y con los sones de la marcha mencionada, el paso fue acercándose hasta la puerta y poco a poco sorteó el dintel y bajó la rampa hasta pisar la calle Bizcocheros. Sobre el paso, que se va completando año tras año, y que supuso renunciar a su característico paso de plata por uno dorado con espejitos en los respiraderos, tallado por David Medina según el diseño de Francisco Javier Sánchez de los Reyes, elevaba a la Virgen una peana dorada de tipo carrete en lugar del monte de cada Viernes Santo.
Salió el paso y se elevó la cruz que va detrás en este primer paso de Virgen sin palio que veíamos en nuestro recorrido por la Magna. Ya en la calle, la banda malagueña interpretó "Getsemaní", marcha a la que siguió "Virgen de la O" cuando el paso se marchó por la calle Antona de Dios tras discurrir junto al retablo cerámico de la Virgen de Loreto.
El retraso que fue acumulando la procesión a lo largo de su desarrollo afectó también a la Hermandad de Loreto en su recogida, que se produjo prácticamente una hora más tarde de lo previsto, regresando a San Pedro en este 'Viernes Santo' otoñal pasadas las diez y cuarto de la noche.
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