lunes, 7 de abril de 2025

EL SEÑOR DEL SILENCIO PRESIDIÓ UN VÍA CRUCIS Y LLEGÓ A ENTRAR EN SAN PEDRO


La Hermandad de la Amargura está celebrando en este 2025 el III centenario de su llegada a la Iglesia de San Juan de la Palma. Dentro de los cultos extraordinarios programados por esta corporación con motivo de esta efeméride, el viernes se celebró un vía crucis extraordinario por las calles de la feligresía con la imagen de Nuestro Padre Jesús del Silencio, que llegó a entrar en la Parroquia de San Pedro por primera vez en su historia.
Por la tarde tuvo lugar una eucaristía y posteriormente salió el cortejo encabezado por la cruz de guía, seguida por unos cuatrocientos hermanos portando cirios. Con los Villanueva al mando de las andas, que fueron cedidas por la Hermandad de la Candelaria, el Señor del Silencio salió de forma muy diferente a la de cada Domingo de Ramos; con una mayor cercanía a los devotos y a quienes lo vieron pasar imponente durante todo el recorrido.
Para esta ocasión, el Señor vestía la túnica más antigua de las que posee, la de 1919, bordada en oro sobre tisú de plata por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Además, lució el juego de potencias de las amatistas, labradas en plata de ley sobredorada en 1935 según diseño de Santiago Martínez Martín. La hermandad tuvo el detalle de indicar con detalle cuál era el exorno floral de las andas para este vía crucis, que se componía de aralias, ruscus, eucalipto, miroclaudio, leucadendron, estátice malva, azul y rosa, alhelíes morados, claveles rojo sangre, limonium azul, rosas rojas y proteas.
Tras salir del templo, el Señor del Silencio se encaminó hacia el Convento del Espíritu Santo, que sería escenario de una de las estaciones del vía crucis. Hay que comentar en este sentido que cada estación estaba marcada con unos reposteros especiales y que la hermandad editó unos trípticos para que los fieles pudieran seguir los rezos.
Tomó luego la calle Dueñas hacia Doña María Coronel, con parada también ante el Convento de Santa Inés, cuyas religiosas se encargaron de realizar la lectura de la estación correspondiente.























Más adelante, alcanzó la plaza de San Pedro, aunque pasó de largo por la parroquia, ya que sería después cuando accediese a su interior. Así, lo que hizo fue continuar en línea recta hacia la plaza del Cristo de Burgos, donde el Señor recibió una saeta y donde igualmente se rezó una de las estaciones.
Después, el recorrido continuó por la calle Ortiz de Zúñiga y la plaza del Buen Suceso, ya que la siguiente parada estaba en el convento del mismo nombre. Los religiosos carmelitas dieron lectura a una estación del vía crucis.





































Desde ahí, el Señor del Silencio tomó la estrechez de la calle Mercedes de Velilla para salir nuevamente a la plaza de San Pedro y, ahora sí, entrar en la parroquia por la puerta que da al inicio de la calle Santa Ángela de la Cruz. Así, el Cristo titular de la Amargura se cobijó en el templo que es la cabecera de la feligresía a la que pertenece San Juan de la Palma.





















Cuando salió de San Pedro, el Señor se dirigió al Convento de las Hermanas de la Cruz y luego, por Jerónimo Hernández, al Pozo Santo, regresando luego por la calle Amparo y Santa María de la Purísima de la Cruz hasta su templo, donde hizo su entrada a las diez y cuarto de la noche.
Finalizado el vía crucis se dispuso todo para el besamanos de este fin de semana, para el que el Señor del Silencio fue situado en el presbiterio alto, ante el dosel de cultos de la hermandad, del que salían dos paños de terciopelo rojo que sostenían los ángeles lampadarios de los laterales.
La imagen, elevada sobre la peana de madera dorada habitual de los besamanos de ambos titulares, estaba flanqueada por dos tallas de ángeles sobre sendas columnas doradas, dos candelabros con cera blanca y cuatro pequeñas jarras con diversas flores que también estaban en un gran centro en el frontal del altar.














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