El pasado domingo, quinto de Cuaresma, tuvo lugar en la Parroquia de Nuestra Señora de las Viñas de Jerez el besamanos a María Santísima de la Concepción, que vistió para la ocasión un manto de terciopelo morado bordado en oro propiedad de la Virgen de la Piedad, de la Hermandad del Santo Entierro, con la que hasta 2022 compartía jornada procesional la de Las Viñas.
Junto al manto, la dolorosa contaba con una saya de tisú de oro bordada en el mismo metal, así como una toca blanca de encaje. En la cabeza llevaba su corona procesional, la que el obispo Juan del Río le impuso en su Coronación Canónica en 2004, y en el pecherín algunas joyas y la medalla de la ciudad de Jerez. Y en un lado de la cintura tenía otra con el escudo del Ayuntamiento. En cuanto a las manos, sujetaba un rosario en cada una y un pañuelo además en la izquierda, mientras ofrecía la derecha a los devotos.
La Virgen de la Concepción se encontraba en el presbiterio alto de la parroquia, sobre una doble peana: una mayor de madera con apliques dorados y otra de menor tamaño de plata, junto a la que se situaban dos ángeles de orfebrería con cirios blancos. A un lado y a otro de la dolorosa se dispusieron un total de seis altos blandones de madera dorada con cera blanca y cuatro de las antiguas jarras del paso de palio sobre sendos pies de base cuadrada de terciopelo y damasco rojo. Las jarras contenían diferentes especies florales de color rosa.
Al fondo, ante un cortinaje rojo, se ubicaba el dosel de cultos de la hermandad. Y a la izquierda ocupaba su lugar entre blandones dorados con cera roja la imagen del Santísimo Cristo de la Exaltación.
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