La dolorosa, atribuida a Juan de Mesa, aunque tremendamente retocada por Francisco Buiza, se encontraba entre los faroles de entrevarales de su paso de palio, varias jarras con diversas flores de color blanco y blandones con cera también blanca.
Al fondo, el Cristo del Amor contaba con dos jarras de claveles rojos y cera color tiniebla, mientras que los lugares habituales de culto de la dolorosa y San Juan Evangelista estaban ocupados por sendos faroles, jarras y dos parejas de ángeles.
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