domingo, 10 de mayo de 2015

LA PASTORA DE CAPUCHINOS VISITA LA BASÍLICA DE MARÍA AUXILIADORA


La Hermandad de la Divina Pastora del Convento de Capuchinos celebró este sábado su anual rosario vespertino con su imagen titular, que visitó en esta ocasión la Basílica de María Auxiliadora, en lo que fue una jornada de convivencia entre la comunidad capuchina y la salesiana, entre la Hermandad de la Pastora de Capuchinos y las de la Trinidad y María Auxiliadora.
Todo comenzaba pasadas las seis y media de la tarde, cuando el cortejo iniciaba su salida desde el convento, encabezado por cruz alzada y ciriales, a los que seguía el banderín de la juventud de la hermandad, el estandarte corporativo, el coro de la propia corporación y el cuerpo de acólitos. Detrás, la Divina Pastora, llevada por sus hermanos en unas andas iluminadas por los dos candelabros laterales del paso de salida de la imagen.
La Pastora vestía saya rosa y manto celeste, además de lucir su cayado, el aro de estrellas y la Medalla de la Ciudad prendida del pecherín. Las andas estaban exornadas con diversas flores, pero fundamentalmente con ramas de romero.
Tras salir del atrio del convento, la Pastora cruzó la Ronda en dirección a San Julián, que fue precisamente el destino de este rosario vespertino hace dos años.





























Este año, sin embargo, la Pastora no llegó a San Julián, sino que antes giró a la izquierda para tomar la calle San Hermenegildo, rodear el Colegio Santa Ángela de la Cruz y salir a Santa Lucía y Madre Isabel de la Trinidad, todo ello entre los cánticos del coro de la hermandad y el rezo de las diferentes estaciones del rosario.































A continuación, el cortejo volvió a cruzar la Ronda, esta vez desde la antigua Puerta del Sol, para alcanzar la Basílica de María Auxiliadora atravesando su característico arco.













Con más tranquilidad, una vez despejada la Ronda Histórica, la Pastora de Capuchinos avanzó ya por la pequeña calle que separa el arco del templo salesiano. En la puerta de éste esperaban con sus estandartes corporativos las hermandades de la Trinidad y María Auxiliadora, que acompañaron a la Pastora hasta el interior.
En primer lugar, entró en la capilla de la Trinidad, quedando las andas detenidas ante Nuestra Señora de la Esperanza y entre los altares del Cristo de las Cinco Llagas, la Virgen de la Concepción y San Juan Evangelista de un lado, y el conjunto de la Santísima Trinidad en el otro.














Posteriormente, la Divina Pastora se acercó hasta el presbiterio de la Basílica, a los pies de María Auxiliadora, para la celebración de la Eucaristía, tras la que tuvo lugar el regreso hasta el Convento de Capuchinos por Madre Isabel de la Trinidad, Santa Lucía, Plaza del Pelícano, Juzgado, Moravia, Duque Cornejo, San Julián y Dolores Márquez, poniendo así fin a este rosario vespertino de la imagen de la Divina Pastora de Capuchinos.

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