miércoles, 30 de marzo de 2016

SÁBADO DE PASIÓN 2016: LA PARANOIA METEOROLÓGICA EN UN DÍA DE ESTRENOS

Unas cuantas nubes grises bastaron para echar por tierra la estación de penitencia de una hermandad, la de Padre Pío, que en este 2016 se estrenaba como cofradía del Sábado de Pasión tras abandonar la jornada del Viernes de Dolores, en la que siempre la hemos conocido. Bastaron para eso y para retrasar la salida del resto de hermandades de este segundo día de vísperas. Pero vayamos por partes.
La tarde estaba esplendorosa. El sol brillaba con fuerza e iluminaba la fachada de la Parroquia del Buen Pastor y San Juan de la Cruz cuando, unos quince minutos antes de la hora fijada, las tres y diez, la Hermandad de Padre Pío se ponía en la calle. La Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Resurrección abría el cortejo, seguida de la cruz de guía y los primeros nazarenos de túnica y capa blanca con antifaz rojo.


Son aún muy pocos los hermanos que visten la túnica, por lo que no tardó en aparecer el paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Clemencia, vestido con túnica lisa de terciopelo burdeos. Es una salida más complicada de lo que pueda parecer a simple vista debido a las reducidas dimensiones de la puerta, que obliga a retirar dos partes diferentes de la cruz del Señor para poder salvar el dintel.
En el atrio del templo esperaba la Agrupación Musical Santa Cecilia, que tocó el Himno Nacional cuando el Nazareno de Palmete salió, para interpretar acto seguido “La saeta”. Con mucho mimo, despacito y con una elegancia digna de elogio, los costaleros fueron llevando al Señor hasta el exterior del recinto parroquial, mientras el personal guardaba un respetuoso silencio, salvo el vendedor de latas de cerveza y refrescos que, con su cubo de basura cargado de bebida, gritaba y paseaba entre la gente.
En cualquier caso, a veces en las cofradías más humildes encontramos grandes momentos de un sabor y una emoción que quizá no encontramos con la asiduidad deseada en hermandades donde se ha perdido naturalidad en favor de una espectacularidad mil veces repetida. Desde luego, la bajada de la rampa y posterior revirá del paso del Señor de la Salud y Clemencia fue, sin coreografías y sin excesos, uno de esos momentos memorables.
Una vez en la calle, un miembro de la hermandad se subió al paso para colocar los elementos de la cruz que hubieran impedido la salida. A partir de ahí, el Señor siguió adelante con dos composiciones seguidas, como fueron “De vuelta al Porvenir” y “Cerca de ti”.























Poco después realizaba su salida el paso de palio de la Virgen de la Divina Gracia; una salida muy complicada que recibió el aplauso de los presentes cuando fue ejecutada con éxito por parte de la cuadrilla comandada por los hermanos Gallego.
La Banda de Música de Nuestra Señora del Sol fue la encargada de acompañar a la dolorosa de Padre Pío, que bajó hasta la calle con la marcha “Madre de la Divina Gracia”, a la que posteriormente siguieron “Aniversario Macareno” y “Rosario de Monte-Sión”.
Un exorno floral muy clásico es el que llevaba este paso de palio, con rosas blancas en la delantera y el friso, y claveles del mismo color en las jarras.



























Con la cruz de guía ya en la Avenida de la Plata y el paso del Señor de la Salud y Clemencia parado nada más cruzar el puente de la SE-30, comenzó a llamar la atención que la cofradía no avanzaba. Había algunas nubes oscuras en el cielo y sobre todo una de un gris intenso justo encima de la cofradía. También había viento, que precisamente estaba moviendo esas nubes tras las que de nuevo se vislumbraban claros.
Cuando sólo había transcurrido una hora desde que la hermandad comenzara a salir, la junta de gobierno tomó la decisión de regresar al templo ante un riesgo de lluvia que, de existir realmente, ¿no se conocía una hora antes?
¿Por qué se volvió Padre Pío? Es cierto que el cielo comenzó a adquirir un aspecto amenazante, pero también lo es que detrás de esas nubes movidas por el viento se veía que volvería a brillar el sol. Porque, hay que decirlo así, la hermandad se volvió bajo un celestísimo cielo iluminado por un sol que daba bastante calor.
Sin duda, estamos ante un nuevo caso de auténtica paranoia meteorológica. En condiciones normales, probablemente ninguna hermandad se hubiera vuelto, ya que, conviene aclararlo, cuando la cofradía puso rumbo de nuevo a su parroquia no había caído una sola gota y ni una iba a caer después.
Alguien tendrá que realizar algún día, si eso fuera posible, un estudio sobre cuánta Semana Santa nos ha robado la obsesión por los partes meteorológicos, los porcentajes de lluvia y todas esas cosas que llenan páginas y horas de algunos medios de comunicación que parecen no tener más contenidos que ofrecer.
¿Cómo puede una hermandad volverse una hora después de haber salido y sin que haya caído una sola gota del cielo? Teniendo en cuenta, además, que hablamos de una hermandad como Padre Pío, con un cortejo mínimo que se puede resguardar fácilmente de la lluvia, que es sólo agua, en portales y cornisas, y con un paso de Cristo sin dorar con una sola imagen que puede ser protegida con un plástico y un palio sin bordado alguno.
Es cierto que el itinerario es muy largo. Sí. Pero seamos serios. Si desde bastantes días antes no se nos hubiera asustado con predicciones adversas y porcentajes altísimos de probabilidades de lluvia, ninguna hermandad se hubiera vuelto ante un panorama (una nube gris rodeada de claros) como el que llevó a Padre Pío a dar marcha atrás.
Y claro, cuando una hermandad se vuelve sin necesidad bajo un cielo despejado, tenemos ocasión de ver escenas curiosas como el palio de la Virgen de la Divina Gracia dando pasitos atrás o haciendo alguna que otra levantá a la música con marchas como “Esperanza de Triana Coronada”, “Esperanza Macarena”, “Encarnación Coronada”, “Pasan los Campanilleros”, “Pasa la Virgen Macarena” o “Reina de la O”. Porque, dado que obviamente no había ningún motivo para correr, la hermandad, con el palio delante y el Cristo detrás, se recreó para quitar amargor a una decisión, la de volverse, completamente injustificada. Eso sí, el barrio arropó y de qué manera a su cofradía y a sus titulares. “¿Por qué no dais palmas? ¿Porque va p’atrás?”, gritaba una mujer mayor animando a la gente a dar a calor a la cofradía.





















Sí, ya sabemos que hay quien dice que las hermandades nunca se equivocan cuando deciden salir, no salir, volverse o seguir hacia adelante; y también sabemos que es fácil juzgar a toro pasado. Pero las hermandades están formadas por personas y las personas, todas, nos equivocamos. No pasa nada por reconocer lo obvio. Padre Pío se equivocó este Sábado de Pasión. No por salir, sino por volverse sólo una hora después.
Con Padre Pío fuera de juego, al Sábado de Pasión aún le restaban sus cuatro hermandades habituales. Todas ellas retrasaron, unas más que otras, su salida hasta asegurarse la ausencia de lluvia durante sus estaciones de penitencia.
Una de ellas fue la Hermandad de Torreblanca, que pese al retraso en la salida no suprimió su tradicional vuelta a la Plaza del Platanero rodeando la Parroquia de San Antonio de Padua, aunque sí fue a un ritmo más rápido del normal.
El gran paso de misterio de Nuestro Padre Jesús Cautivo ante Pilatos, que ya el año pasado perdió sus características columnas de los costeros, avanzaba rodeado por una gran cantidad de vecinos del barrio, muchos de ellos niños. Iba el Señor vestido con túnica y mantolín morados, mientras que el paso lució un variado exorno de flores de color rojo.
Sin demasiadas florituras, el misterio rodeó la Plaza del Platanero y siguió adelante hacia uno de los puntos más esperados del itinerario, como es la visita al convento que las Hermanas de la Cruz tienen en el barrio. Antes de llegar, el paso dio una trabajada vuelta de Acacias a Abedul con las marchas “Y al tercer día” y “Alma de Dios”, a cargo de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes.





























El paso de palio de la Virgen de los Dolores ha concentrado este año los estrenos de la Hermandad de Torreblanca. Así, eran novedad las caídas, el techo, los faldones y el manto, todo ello de terciopelo azul noche, confeccionados por José Antonio Grande de León, quien se encargará de ir bordándolos en años venideros.
También eran novedad los varales, de Orfebrería Andaluza, y unos rosarios de Cruz Conde Filigrana Cordobesa que colgaban del remate de cada varal junto a los clásicos borlones. Además, sorprendió la presencia de unos respiraderos de madera provisionales. La nueva parihuela, de mayores dimensiones que la anterior, impidió utilizar los respiraderos plateados que ya tenía la hermandad, por lo que tuvo que sacar éstos de madera a la espera de poder estrenar los que están en proyecto.
Aunque tendrán que pasar varios años hasta poder contemplar el resultado final de esta completa reforma del palio de Torreblanca, este Sábado de Pasión ya hemos podido hacernos una ligera idea del cambio radical que se avecina en esta corporación penitencial que no descuida, en cualquier caso, su intensa labor social.
La Banda de Música de las Nieves de Olivares volvió a acompañar a la Virgen de los Dolores con composiciones como “Aniversario Macareno” o “Reina de los Gitanos Coronada”, ésta en su llegada a la Plaza del Platanero.




























Otro barrio que adquiere un gran protagonismo en esta jornada es el Parque Alcosa, donde, también más tarde de lo previsto, realizó su estación de penitencia la Hermandad del Divino Perdón, que como la de Padre Pío, cambió en su momento el Viernes de Dolores por el Sábado de Pasión.
La avenida Ciudad de Chiva adopta maneras de carrera oficial en este día con el Divino Perdón, como también ocurre a finales de mayo, en sentido contrario, con la Hermandad de los Desamparados. Muchísimos vecinos llenaban esta amplia avenida siguiendo a los titulares de esta cofradía de penitencia que es ya imprescindible en las vísperas.
Con su invariable exorno floral a base de claveles rojos y friso de lirios morados, el paso de Nuestro Padre Jesús del Divino Perdón avanzaba a buen ritmo buscando la Parroquia de los Desamparados, a los sones de las marchas que interpretaba la Agrupación Musical de la Estrella de Dos Hermanas, que desgraciadamente no toca en ninguna otra hermandad de la Semana Santa sevillana.




















Poco después llegaba el paso de palio de María Santísima de la Purísima Concepción, en su cuarta salida desde su incorporación al cortejo de la hermandad. Presentaba este paso como estreno un relicario en el frontal, con una reliquia de la Beata Ana María de Javouhey, titular de la iglesia en la que tiene su sede la cofradía.
Con marchas como “Coronación de la Macarena” y “La Estrella Sublime”, a cargo de la Sociedad Filarmónica de Pilas, y también con alguna que otra chicotá a tambor para recuperar algo del tiempo de retraso que se iba arrastrando, la Virgen de la Purísima Concepción avanzaba hacia la Parroquia de los Desamparados, que tuvo que abandonar precipitadamente el pasado mes de diciembre, durante la celebración de los cultos en su honor, debido a un pequeño incendio que afortunadamente no tuvo graves consecuencias ni para esta hermandad ni para la de la Virgen de los Desamparados, que de nuevo recibió en su puerta a la del Divino Perdón.


















En Ciudad Jardín estaba el gran estreno del Sábado de Pasión. La Milagrosa, por fin hermandad de penitencia, salió a las calles con un cortejo de nazarenos que vestían túnica y antifaz blancos con escapulario verde. Nueva túnica, nuevos nazarenos y nueva cruz de guía, obra de Sergio Acal, ya estrenada en el Vía Crucis de las Cofradías del pasado 15 de febrero en la Catedral.


Muchísima gente seguía al paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Esperanza en el Puente Cedrón. Es algo que hay que comentar año tras año, pero es que así es. La expectación que levanta este misterio, que se mueve a los sones de la Agrupación Musical de la Redención, ha ido creciendo en gran medida año tras año desde su estreno allá por el 2010.
Este año, el Señor de la Esperanza ha salido con túnica verde, la misma con la que se presentó ante su barrio en aquella primera salida tras su bendición sobre el paso del Divino Perdón. Una colorida variedad floral componía el exorno floral de este paso ante el que se cantó una saeta cuando se detuvo frente a las Salesianas de Nervión. Después, se alejó de allí a los sones de la marcha “Señor de San Esteban”.



















Detrás venía la Virgen del Rosario, bajo el palio que en términos cofradieros empieza a ser conocido como el otomano, por la inspiración de los bordados, de momento sólo en la bambalina frontal. 
La Banda de Música de la Cruz Roja era la encargada de acompañar a este palio presidido por la dolorosa de Francisco Buiza, restaurada este año por Darío Fernández. Se afianza en la hermandad la idea de no volver a colocar junto a la Virgen del Rosario la imagen de San Juan que recibe culto en su templo y que antes la acompañaba en el palio. Opiniones hay a favor y en contra, pero lo cierto es que cada vez está más consolidada la visión de este paso únicamente con la Virgen.
La marcha “Mi Amargura” sirvió para que la Virgen del Rosario girara tras la visita a las Salesianas hacia la calle Santa María Mazzarello. Después, en esta misma calle sonaría, una vez más, “Aniversario Macareno”.



















Completaba esta jornada la Hermandad de San José Obrero, que regresaba ya a su templo por las calles Imaginero Luis Álvarez Duarte, Nicasio Gallego, Iriarte y Samaniego. Empieza a ser tradicional en el paso de Nuestro Padre Jesús de la Caridad el monte de corcho con flores silvestres, algo que se pudo ver también este año.
Y tradicional es igualmente el acompañamiento de este paso por parte de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud de los Gitanos, que tocaba marcha tras marcha detrás de esta escena en la que el Cirineo ayuda al Señor a portar la cruz camino del Calvario.
























El paso de palio de la Virgen de los Dolores, que ya tiene completada la candelería por Orfebrería Andaluza, es otro de los proyectos que, como el de Torreblanca, está pendiente de llevarse a cabo por parte de José Antonio Grande de León. De momento, este año volvió a salir sin bordar este diseño con un corte de bambalina diferente al que tenía hasta hace dos años.
La Banda de Música Virgen del Castillo de Lebrija era la encargada de acompañar al paso de palio con marchas como “Coronación de la Macarena”, con la que la Virgen de los Dolores alcanzó la calle que recibe el nombre de su imaginero, o “Hermanos costaleros”, marcha precedida de una levantá dedicada a Manolo Santiago, padre y abuelo de los capataces de la cofradía.























A pocos metros de la Parroquia de San José Obrero, el autor del Señor de la Caridad y del Cirineo, Fernando Aguado, contemplaba la entrada de la hermandad y recibía la dedicatoria de una levantá del paso. A continuación, la Agrupación de los Gitanos interpretó “La saeta” y “Cerca de ti”, seguidas del Himno Nacional cuando el Nazareno entraba en el templo.




Por su parte, la Virgen de los Dolores recorrió los últimos metros de su itinerario con “La Madrugá” en el giro de Nicasio Gallego a Iriarte, “Pasan los Campanilleros” y “Mi Amargura”. Ya ante la puerta de la parroquia, la banda comenzó a tocar “Rocío”, marcha cortada abruptamente en un momento dado sin que el paso se hubiera parado para retomarla inmediatamente a continuación a partir del solo de flauta.
Para terminar, tras la última levantá del paso de palio en la calle, comenzó a sonar la parte final de “Pasa la Virgen Macarena” con el paso acercándose a la puerta. En el momento de la entrada, y mientras un grupo de jóvenes miraban fotos de dolorosas en su móvil en lugar de contemplar a la que tenían delante, la banda tocó el Himno Nacional y las campanas del templo comenzaron a repicar.





A la una y media de la madrugada finalizaba el Sábado de Pasión en San José Obrero, con la marcha “Encarnación Coronada” interpretada con la Virgen de los Dolores ya en el interior del templo. Finalizaban las vísperas, pero quedaba por delante toda una Semana Santa.

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