miércoles, 28 de febrero de 2024

LOS PANADEROS SIGUE EVITANDO EL BESO A SUS IMÁGENES POR ALGUNA RAZÓN


Cuatro años después del inicio de la llegada de la pandemia a España y de la lógica entonces supresión de los besamanos y besapiés a las imágenes titulares, este culto sigue sin regresar a la Hermandad de los Panaderos. ¿La razón? Desconocida. 
Por ello, resulta complicado describir el culto, o lo que quiera que fuera, que la hermandad celebró el pasado fin de semana, donde el Señor del Soberano Poder bajó de su altar, pero sin que los hermanos presentes permitieran el contacto directo con la imagen. De hecho, un chico fue regañado en la mañana del viernes al ir con total naturalidad a besarle la mano. No se le puede culpar. Todo tenía apariencia de besamanos (aunque lo que esta hermandad celebraba antaño era un besapié), la imagen estaba en el centro de la capilla, el montaje aludía a los cultos tradicionales que ya han vuelto a la práctica totalidad de las hermandades... Pero no.
Algunos siguen llamando a esta cosa "veneración". Incluso en este blog se utilizó esa denominación en aquellos primeros tiempos cuando a todos nos pilló el tema con el pie cambiado. Pero, ¿acaso las imágenes en Sevilla no están expuestas en veneración durante todo el año? ¿Es que en Sevilla ocurre lo que en otras ciudades, donde las tallas son guardadas en almacenes y sólo salen de ellos para la salida procesional? No, ¿verdad? Entonces, vuelvo a insistir: ¿qué culto celebró la hermandad el pasado fin de semana? Y sobre todo: ¿por qué? 
Resulta tentador llegar a la conclusión de que quizá hay hermandades que siguen utilizando la pasada pandemia de excusa para mantener a la gente alejada de sus imágenes. Si así se reconociera, se criticaría más o menos, pero al menos tendría una explicación, un sentido. "Miren ustedes, no queremos que se estropee la imagen con los besos de la gente". Bravo. Una explicación, al menos. Pero, ¿en base a qué la hermandad sigue sin celebrar uno de sus cultos tradicionales? Incomprensible.
Así las cosas, vamos a describir el montaje preparado para este "no besapié", "no besamanos", "no culto" que situó al Señor del Soberano Poder sobre una peana plateada, vestido con una túnica roja lisa y con las potencias de salida. 
A su alrededor, se colocaron cuatro blandones de madera dorada con cera blanca y dos columnas doradas de base cuadrada con sendas jarras del paso de palio de la Virgen de Regla. Cada jarra contenía una variedad de flores de tonalidad roja que también veíamos en un centro a los pies del Señor.
Detrás, ante un cortinaje rojo que ocultaba el retablo y un dosel del mismo color, se encontraban la dolorosa, que sujetaba una corona de espinas y tres clavos, y la talla de San Juan que recibe culto habitualmente en la capilla. Ante ambas imágenes había un centro de flores rosas y en los laterales cuatro blandones más y dos candelabros sobre columnas de fuste salomónico. Finalmente, el estandarte corporativo se situó en el lado izquierdo del presbiterio.


























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