SEDES SAPIENTIAE

El estreno el próximo Martes Santo del bordado de los faldones laterales del paso de palio de María Santísima de la Angustia, de la Hermandad de los Estudiantes, con los que se completa el monumental conjunto diseñado en 1943 por Joaquín Castilla, ha dado pie a la exposición "Sedes Sapientiae", que hasta el pasado domingo se pudo visitar en el Círculo Mercantil e Industrial. ¿Dónde, si no?
Fue una oportunidad única de contemplar casi pieza a pieza un majestuoso paso cuyos minuciosos detalles pasan inevitablemente desapercibidos en la calle, además de otros enseres de la cofradía. Sorprendía nada más acceder al salón escogido para la muestra (que casi se quedó pequeño para tanta obra de arte por centímetro cuadrado) las caídas del taller de Esperanza Elena Caro situadas a menor altura de lo habitual y que además se podían ver con todo detenimiento tanto en su parte exterior como interior.

Otra punto de máximo interés lo constituía el techo de palio, de cuyo motivo central deriva precisamente el título de la exposición, ya que aparece la Virgen representada como trono de la sabiduría divina (Sedes Sapientiae); una iconografía vinculada directamente con el carácter universitario de la hermandad.

En el lado opuesto del salón se encontraba el manto bordado que se estrenó en 2005 y que podría considerarse el primer impulso reciente de la cofradía para completar el diseño original del año 43. Fue confeccionado por el taller de Santa Bárbara y aunque cuando está montado en el palio sigue sin tener una caída natural por el grosor de los bordados, lo cierto es que es innegable su calidad artística y la de los dibujos realizados en sedas de colores.

Los faldones constituían, por su novedad, un gran atractivo de la exposición. Junto al frontal, presidido por un medallón que se inspira en el escudo de Sevilla, con San Fernando, San Leandro y San Isidoro, se encontraban los laterales, cuyos medallones tienen el emblema de la Universidad de Sevilla y el del Cabildo Catedralicio, con la Giralda y dos jarras de azucenas. Todos ellos cuentan con una gruesa cenefa perimetral. Además, los faldones se encontraban situados junto a los respiraderos, del que destaca la cartela central, que representa la crucifixión del Señor.

Del ajuar de la dolorosa de Astorga se pudieron contemplar tres sayas, una de Patrocinio López (siglo XIX), otra de Elena Caro (1950) y una tercera de Santa Bárbara (2006), además de dos tocas de sobremanto.

Para terminar con el capítulo de bordados, hay que mencionar la presencia del estandarte corporativo y el senatus, ambos de Elena Caro, y varias bocinas.

Al margen de los respiraderos, la enorme calidad de la orfebrería del paso de palio de los Estudiantes, obra de Emilio García Armenta, se pudo admirar a través de las jarras, los faroles de cola, los cuidadísimos varales, dispuestos los doce de forma que recordaban a las ruinas de algún palacio romano, la peana, la corona de salida, las jarras delanteras, algunas piezas de la candelería, dos llamadores (éstos eran de Marmolejo), navetas e incensario, y una miniatura de la Esperanza Macarena (de Manuel Seco Velasco).

Por otra parte, en una de las vitrinas había varios rosarios (uno de ellos regalado por las hermandades del Martes Santo en su 75 aniversario fundacional) y pañuelos de la Virgen de la Angustia, una cruz pectoral, un puñal del siglo XIX, las medallas de las hermandades de la Macarena y Santa Genoveva, y de la Universidad de Sevilla, además de la del papa Pío XI, que concedió a la corporación el título de Pontificia en 1931.

Capítulo aparte merece la presencia de las insignias representativas de las facultades de Ciencias, Filosofía y Letras, Derecho y Medicina, que separan los diferentes tramos de penitentes que se colocan tras el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Finalmente, se expuso la Carta de Hermandad entre Los Estudiantes y el Cabildo de la Catedral de Sevilla, según acuerdo del 6 de julio de 1978, aunque fechada el Martes Santo 10 de abril del año siguiente.