Abría el cortejo la cruz alzada, a la que seguían varias parejas de hermanos con cirio, el estandarte corporativo, más hermanos, el cuerpo de acólitos y las andas con la imagen de Juan de Mesa rodeada por cuatro servidores portando faroles. Si el Sábado Santo es difícil contemplar al Cristo Yacente a pie de calle, e igualmente es complicado verla cuando se encuentra en su altar, la celebración de este vía crucis es una gran oportunidad para disfrutar de esta portentosa talla a corta distancia.
Especialmente bello fue el discurrir del cortejo por la Plaza del Museo, que fue rodeada para pasar por la sede la hermandad del Lunes Santo y continuar después por Monsalves hacia El Silencio, desde donde regresó a San Gregorio.
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