sábado, 26 de enero de 2013

SAN ISIDORO, EL PRESENTE DE UNA TRADICIÓN


Este fin de semana es la última oportunidad para disfrutar de "San Isidoro: El presente de una tradición", séptima edición de Círculo de Pasión, la serie de muestras monográficas que desde 2007 viene dedicando el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla a las distintas hermandades de penitencia. En cualquier caso, este colectivo ha optado a partir de este año por englobar en esa misma denominación, Círculo de Pasión, a todas las exposiciones cofradieras que organiza a lo largo del año y que no son pocas.
En el caso que nos ocupa ahora, la muestra supone un interesantísimo compendio del gran patrimonio artístico que atesora la Hermandad de San Isidoro, dividido en dos partes: la penitencial y la sacramental, ubicadas en cada una de las salas utilizadas como espacio expositivo.
Pero antes de entrar en ellas, el propio patio de la sede del Mercantil da la bienvenida al visitante con la presencia del dosel de cultos de la cofradía, presidido por la cruz de guía, realizada en madera de caoba con incrustraciones en marfil en la segunda mitad del siglo XVII por un autor desconocido. Como apunte, hay que señalar que la hermandad pagó 400 reales por ella.
A ambos lados de la cruz de guía aparecen las imágenes de San Isidoro y San Leandro, realizadas por Cesáreo Ramos en madera policromada y telas encoladas en 1805, y con la policromía de Manuel Aguilar. Ambas tallas forman parte de vez en cuando del altar que la hermandad monta en la calle Francos para la festividad del Corpus Christi; la última vez fue en 2011. Por otro lado, también junto al dosel se sitúan diferentes insignias de la cofradía, como la Bandera Pontificia, el Senatus y otras banderas.



También en el patio se colocaron varios paneles con fotografías antiguas de la hermandad, así como de un buen número de monaguillos, que forman parte indisoluble de la corporación del Viernes Santo, una gran fotografía actual del Señor de las Tres Caídas y los paneles explicativos del proceso de restauración del manto de la Virgen de Loreto que el año pasado formaron parte de la exposición "La Domus Aurea restaurada", celebrada en el Ayuntamiento (podéis recordarla pinchando aquí).






En la sala 'penitencial' de la exposición, llama especialmente la atención la presencia del Cirineo que acompaña a Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas en su paso; una talla de Francisco Antonio Gijón de 1688, considerada, aunque suene repetitivo decirlo, como la mejor imagen secundaria de la Semana Santa de Sevilla. Está realizado en madera policromada y fue restaurado en el año 2000 por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. El parecido de los rasgos faciales de esta imagen con el Cachorro es innegable.




Recorriendo las paredes de la sala de izquierda a derecha, en primer lugar nos encontramos con una vitrina en la que aparecen los casquetes de la cruz del Señor (anónimo, 1767-1777), realizadas en plata dorada y repujada en estilo rocalla; una naveta de plata de Orfebrería Maestranza (2002); otra de plata dorada de los Hermanos Delgado (2009), que simula la capilla de la hermandad trasladada por ángeles en clara alusión al origen de la advocación de Loreto; y dos medallones de pertiguero.


Seguidamente vemos a la imagen de la Magdalena que, con San Juan, formaba parte de la escena de la Sacra Conversación junto a la Virgen de Loreto en su paso de palio, y que aún hoy se puede ver en su templo el Domingo de Resurrección. La talla se atribuye al círculo de Montes de Oca (segunda mitad del siglo XVIII), realizada en madera policromada y restaurada por David Martínez Amores.



Tras ella hay un cuadro con el documento que atestigua la inscripción como hermana de San Isidoro de la reina Isabel II.


Otro de los grandes atractivos de esta muestra la constituye la presencia de la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Tres Humillaciones, la primera imagen titular de la Hermandad de San Isidoro, tallada por Pedro Nieto en 1632 con arcilla y telas encoladas. Cuando la corporación se trasladó a San Isidoro en 1668 desde Santiago, el párroco de este templo impidió a los hermanos que se llevaran al Cristo debido a la gran devoción que había alcanzado. Para ello, encadenó literalmente la talla a su altar, obligando a la cofradía a marcharse sin ella y a encargar a Alonso Martínez la imagen actual. En 1964 la pudo recuperar y actualmente se conserva en la casa hermandad.






A ambos lados del Señor de las Tres Humillaciones encontramos dos bocinas del orfebre Manuel Seco Velasco realizadas en 1945 en plata dorada y dos cuadros que hacen mención a las indulgencias concedidas a quienes visiten la capilla de la hermandad.



Seguidamente se puede contemplar la imagen de San Juan Evangelista que formaba también parte de la Sacra Conversación. Es de autor anónimo (en este caso hay más dudas sobre su posible atribución a Montes de Oca) de la segunda mitad del siglo XVIII y restaurada igualmente por David Martínez Amores.



Pasamos a otra vitrina donde se encuentran diversos grabados realizados especialmente para esta exposición en base a planchas datadas entre los siglos XVIII y XIX. También hay varios libros de reglas antiguos; un juego de potencias de plata dorada realizadas por Isaura en 1895; las potencias actuales de oro de ley (Manuel Seco Velasco, 1958); varios puñales y pañuelos de la Virgen de Loreto; diferentes cíngulos y broches; el fajín del general del aire José Jiménez Ruiz; y la miniatura del hidroavión Plus Ultra realizado en oro en 1926 por un autor argentino desconocido, donado por María Gonzalo Cabot y entregado a la hermandad por el comandante Ramón Franco, uno de los cuatro tripulantes de dicha aeronave que cruzó el Atlántico desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires, junto a Julio Ruiz de Alda, Juan Manuel Durán y Pablo Rada.







Sobre estas vitrinas hay varios cuadros pertenecientes a la hermandad, como el de "La Transfiguración" (anónimo, siglo XVI) y "El Descendimiento de Cristo" (Pedro de Campaña hijo, siglo XVI), junto a dos pequeñas tallas de San Pedro y San Pablo de 1788, realizadas por un autor desconocido con policromía de Pedro Tortolero.





A continuación se encuentran dos ángeles pasionarios de Francisco Antonio Gijón de la misma época que el Cirineo y que formaron parte del paso del Señor de las Tres Caídas que se perdió durante la invasión francesa. Fueron encontrados en 2009 en la parte más alta del altar donde recibe culto el Señor de las Tres Caídas, restaurados por David Martínez Amores y colocados en los costeros del paso.


Pasamos ahora a los enseres pertenecientes al paso de palio de la Virgen de Loreto. En primer lugar contemplamos la caída frontal del antiguo palio, hoy propiedad de la Hermandad de la Vera-Cruz tras haber cobijado previamente a la Virgen de los Dolores de las Penas de San Vicente. Se trata, por tanto, de un mismo palio para tres dolorosas de la Semana Santa sevillana, como se explica con sendas fotografías en un panel.





También se exponen antiguos candelabros y piezas de candelería, junto a varios paños de bocina bordados en oro sobre terciopelo por Patrocinio López en el último tercio del siglo XIX.



En cuanto al paso de palio actual, se encuentra el manto de salida de la Virgen de Loreto, bordado en oro sobre tisú en 1931 por las hermanas Pilar y Amelia Granado según diseño de Francisco Ruiz Rodríguez, Currito el Dorador. El año pasado se estrenó su restauración, llevada a cabo por Jesús Rosado.



A ambos lados del manto vemos sendas sayas: una de las hermanas Granado de 1931 de tisú de oro bordado también en oro y otra de tisú blanco de plata bordada en oro (Manuel Solano, 2008).



A continuación, vemos la bambalina frontal del actual palio, de tisú gris azul bordado en oro por las hermanas Granado en 1930 y pasado a nuevo tisú por las hermanas Martín Cruz en 1967. Bajo ella, el respiradero frontal (Manuel Seco Velasco, 1945), realizado en plata dorada según diseño de Joaquín Castilla. Del mismo autor hay también varias jarras, además del llamador y dos pequeñas piezas de la candelería. En cuanto a los faldones, vemos el paño frontal, obra de Jesús Rosado (2012) en terciopelo azul noche con broches bordados en oro a realce.







En otra vitrina vemos dos coronas: la actual de salida (Manuel Seco Velasco, 1950), realizada en oro y plata dorada y donada por el Ejército del Aire, y una anterior de autor anónimo del siglo XVIII de plata sobredorada y restaurada por José Giuli en 1882.



Junto a ellas se pueden contemplar la miniatura de San Isidoro que figura como imagen venera en la delantera del paso de palio (Fernando Marmolejo, 1974) y que es de plata y marfil; un relicario de San Isidoro de plata repujada de mediados del siglo XX; y una talla de San Francisco de Paula anónima del siglo XVIII.




Acto seguido encontramos tres túnicas pertenecientes al Señor de las Tres Caídas: la más antigua, de 1718, es de terciopelo granate, realizada por el Maestro Francisco de Saavedra y pasada a nuevo terciopelo por Benilde Cuéllar en 1988. El coste de esta prenda fue de 1.282 reales de vellón. Junto a ella, la túnica morada de Patrocinio López (1890), pasada igualmente por Cuéllar en 1990. Por último, vemos la túnica granate (anónimo, siglo XIX), pasada a nuevo terciopelo por Esperanza Elena Caro en 1971.


Y para acabar con esta primera sala, mencionamos el boceto del retablo cerámico de Antonio Kiernam situado en la parte exterior de la capilla de la hermandad, en la fachada de la Parroquia de San Isidoro que da a la calle Augusto Plasencia. El autor de la pintura que sirvió de boceto es Manuel González Santos y la pintó en 1946.


Pasamos a la segunda sala, donde se concentran los enseres de la antigua Hermandad Sacramental de San Isidoro, fusionada con la de las Tres Caídas en 1975. Preside la sala una custodia de asiento de 1803 donada a la corporación por Catalina de Sonneau y Manteau. Es una obra realizada en madera tallada y dorada en oro bajo. Es de estilo neoclásico e incluye en su segundo cuerpo una imagen de la Inmaculada y, como remate, la representación iconográfica de la Fe.



Seguimos con la talla de un crucificado (anónimo, siglo XVIII) utilizado para la adoración de la Cruz en los Oficios del Viernes Santo y el Arca de las Tres Llaves (anónimo, siglo XVIII), de madera de pino con tres cerraduras y tres pinturas que representan a la Virgen de las Nieves, titular de la cofradía sacramental, la Custodia y las Ánimas Benditas.


Una insignia reconocible en la estación de penitencia de la Hermandad de San Isidoro es el Estandarte Sacramental (1750), de seda blanca con bordados en oro de Lucas Ortega, y asta y cruz de plata de Antonio Barrón. Junto a él aparecen dos varas sacramentales y una pértiga de plata (Miguel Palomino, 1852).


Una obra muy interesante la constituye el Tríptico de la Última Cena (anónimo, siglo XVI), con dicha escena en el centro, pintada en óleo sobre lienzo, mientras que en los laterales, pintados sobre tabla, vemos a San Francisco y a Santo Domingo.



También son destacables cuatro tallas de Pedro Duque-Cornejo realizadas entre 1706 y 1708. Dos de ellas, las que representan a San Joaquín y Santa Ana, se encuentran en una hornacina en el lado del Evangelio de la Capilla Sacramental de San Isidoro, mientras que las otras dos, Santiago el Mayor y el Rey David, forman parte del retablo de la misma capilla.


De Juan de Amores es la Urna del Monumento ejecutada en plata en su color y dorada en 1805, y restaurada recientemente por los Hermanos Delgado.


Continuamos con una pintura de San Cayetano del siglo XVIII y con el arcón para insignias (anónimo, siglo XVIII), de madera policromada, con alegorías eucarísticas y la inscripción "Soy de la Hermandad del Santísimo y Ánimas de la Parroquial de S. Ysidoro".



Además del Estandarte, la Hermandad de San Isidoro cuenta con un Guión Sacramental de 1751 con bordados de origen francés de tisú de oro y asta de plata repujada de Blas de Amate.


Dos tallas del Niño Jesús de pie y otra sentado forman también parte del patrimonio de la antigua corporación sacramental. Especialmente destacable es el del círculo de Martínez Montañés (1610) que sale en la procesión del Corpus de San Isidoro. Otro (anónimo, siglo XVIII) fue donado en 1891 por el hermano Fernández Mathieu. Bajo estas pequeñas tallas se mostraban las antiguas botaderas de latón policromado (anónimo, siglo XVIII) que se utilizaban como recipientes de las bolas blancas y negras con las que los hermanos emitían su voto en los cabildos.




Seguimos con una imagen de la Anunciación de la Virgen tallada por Cristóbal Ramos en 1798 en madera policromada, y por la que la Hermandad Sacramental pagó 1.400 reales al artista.


A su lado vemos dos pequeñas pinturas con escenas de Jesús Niño y debajo, dos ángeles ceriferarios (anónimo, siglo XVIII) que acompañan en su camarín de la Capilla Sacramental a la Virgen de las Nieves.



A su lado se encuentra un logrado conjunto de orfebrería formado por un manifestador de plata repujada (Raimundo de Garay, 1705) restaurado por los Hermanos Delgado, un ostensorio de plata dorada (Ramón Garay, siglo XVIII) y varios candeleros de plata cincelada (Manuel Palomino, 1852).



En una vitrina se exponen también un atril de plata repujada (anónimo, siglo XVIII), un ostensorio de plata dorada y repujada (anónimo, siglo XIX), un portaviático de plata repujada (Manuel Palomino, 1853) y una demanda petitoria de plata (Manuel Palomino, 1852). Sobre la vitrina, la llamada Tabla de Fiestas Mensales (anónimo, 1773) pintada en óleo sobre tabla.



En el camarín de la Virgen de las Nieves se encuentran las tallas de los cuatro evangelistas, obra de Pedro Duque-Cornejo entre 1706 y 1708. Son de madera esculpida y policromada.


Junto a ellos se puede ver una talla de San José de autor anónimo datado en el siglo XVIII.


Para terminar, completan la exposición enseres como el Libro del Voto del Dogma de la Inmaculada Concepción (Josef María Pardo, 1799); un libro de recibimiento de hermanos de 1917; un medallón de pertiguero sacramental; un Oficio del Corpus con partitura manuscrita (anónimo, 1792); el primitivo Libro de Reglas (1526); un antiguo palio sacramental bordado (Francisco Tello, 1600); otro Libro de Reglas de 1788; y una convocatoria de cultos de 1819.








El acto de clausura de tan completísima exposición tendrá lugar mañana domingo, a la una de la tarde, con un concierto de coplas dedicadas a la Hermandad de las Tres Caídas de San Isidoro para piano, coro y solistas.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por el reportaje, muy interesante para poder comprender el contenido de la muestra para quienes no podemos visitarla.

    Saludos

    Javier, http://Patrimonioycofradias.blogspot.com

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  2. Muchas gracias. La verdad es que cada exposición de este tipo implica para mí un trabajazo de subir fotos y tratar de explicar lo que aparece en cada una de ellas. Pero merece la pena para dar una información lo más exhaustiva posible. Un saludo.

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  3. La cruz de guia de san Isidoro se restauro en el taller de ebamisteria de Luis Dormido Garcia de Quevedo, por d. Jose Recio Marquez, oficial de 1°., en año 1991, el taller cerro en el año 1995 y estaba situado en la avda. de Coria n° 1, la Torrecilla, barrio Leon.

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