El pasado fin de semana la Hermandad de San Gonzalo celebró el besamanos a Nuestra Señora de la Salud con el que se cerraban los cultos anuales del mes de octubre en su honor. En el presbiterio de la parroquia, sobre una alfombra y una fina peana, se encontraba la dolorosa de Luis Ortega Bru, vestida con su manto rojo de besamanos, la saya blanca de su Coronación Canónica y la toca estrenada este mismo año, obra de Jesús Rosado Borja.
La Virgen llevaba su corona de salida y en el pecherín contaba con un puñal, una cruz pectoral, la medalla de la Coronación y un broche con el emblema de la hermandad. Asimismo, sujetaba un rosario de cuentas blancas con la mano izquierda mientras que era la derecha la que ofrecía a los devotos.
Junto a la Virgen de la Salud había dos grandes blandones de madera dorada con cera blanca, y entre cada pareja se dispuso una maceta de cerámica con el escudo corporativo. En ellas y en varias jarras del paso de palio, cuatro de ellas del conjunto antiguo, veíamos flores de diferentes tonalidades.
Las jarras actuales estaban colocadas sobre sendos pies de madera dorada, mientras que las antiguas se repartían en el altar del triduo celebrado días atrás, donde podíamos ver parte de los antiguos respiraderos, utilizados actualmente por la Hermandad de Bellavista, algunos candeleros con cera blanca, un templete con una pequeña Inmaculada y un dosel de la hermandad que cobijaba el simpecado.
Finalmente, hay que mencionar que el estandarte corporativo estaba en el lado derecho del presbiterio y que en el altar de la hermandad, situado en el lado derecho del crucero del templo, la Virgen Milagrosa ocupaba el lugar de culto habitual de la dolorosa de la Salud.
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