jueves, 18 de junio de 2015

LAS HUELLAS DEL SEÑOR


El Real Círculo de Labradores acogió hasta el pasado domingo la exposición "Las huellas del Señor", dentro de los actos que ha programado la Hermandad del Gran Poder para conmemorar el 50 aniversario de su Basílica, que fue bendecida el 28 de mayo de 1965 por el arzobispo José María Bueno Monreal.
La muestra se ha organizado de forma que no sólo se han podido conocer documentos y fotografías relativas a la construcción del templo, sino como un repaso a las huellas que el Señor ha dejado por las diferentes sedes por las que ha ido pasando a lo largo de la historia de la hermandad, así como esas otras huellas, las devocionales, que han hecho del Nazareno de Juan de Mesa el Señor de Sevilla.
Durante el tiempo que la exposición ha estado abierta al público, se han situado en los lugares que en algún momento fueron sede de la Hermandad del Gran Poder una serie de paneles que los identificaban como parte de la historia de la corporación, entre ellos la propia sede del Círculo de Labradores, antiguo Colegio de San Acasio.
Analizamos la exposición, ubicada en el patio del Círculo de Labradores, repasando cada panel y pieza expuesta, comenzando con el panel inicial, que explicaba el sentido de la muestra e incluía la presencia del azulejo del Señor del Gran Poder realizado por Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela en 1921, y que actualmente se encuentra en el Columbario de la Basílica.



Seguidamente, en otro panel se mostraba el mapa de la ciudad de Sevilla de Pablo de Olavide, donde se señalaba la ubicación de las primeras sedes de la Hermandad del Gran Poder, indicando que a comienzos del siglo XV aparecen ya noticias de la corporación, vinculadas al Monasterio de Santo Domingo, conocido como de San Benito. Hay dudas razonables sobre si dicho monasterio es el de Silos, ubicado extramuros y del cual se conserva la iglesia en el arrabal de la Calzada, o el de la orden de Calatrava, junto a la calle de ese nombre y cuya memoria más visible es la Iglesia de Nuestra Señora de Belén.
El nombre original de la hermandad fue del Santísimo Poder y Traspaso de Nuestra Señora, el cual evolucionó con el tiempo: a finales del siglo XVII ya figura la expresión del Gran Poder, en alusión directa al Señor, y en el XVIII se añadirá a la Virgen el título del Mayor Dolor.
No habían transcurrido muchos años de esas primeras referencias cuando, entre 1439 y 1442, está documentado su traslado a una de las capillas de la iglesia del Convento de Santiago de los Caballeros, conocido como Santiago de la Espada, donde permanecería hasta mediados del siglo XVI. En esta época crucial para la historia de la ciudad, la corporación vive también momentos importantes: la aprobación de las primeras reglas conservadas tiene lugar en 1570, y este hecho acontece ya en el Convento de Nuestra Señora del Valle, convertido en sede de la hermandad entre 1544 y finales del XVII.


Es precisamente en el Convento del Valle, actual Santuario de los Gitanos, donde la hermandad incorpora las tallas del Señor y de San Juan, ambas de Juan de Mesa. Por este motivo, el siguiente panel de la exposición mostraba el contrato de hechura de ambas imágenes, a las que se refiere como "un Cristo con la cruz a cuestas y un San Juan Evangelista", encargadas por la "Cofradía de Nuestra Señora del Traspaso".




El siglo XVII resultó de lo más rico para la Hermandad del Gran Poder desde el punto de vista patrimonial. Y es que no sólo se tallaron el Señor y a San Juan, sino que en 1688 la hermandad encargaría a Francisco Antonio Gijón, autor del Cachorro, la talla del paso procesional que aún se conserva y que supuso el inicio de un modelo artístico de paso que perdura hasta nuestros días en obras actuales. El paso vino acompañado, además, de la cruz de guía del mismo autor, que también es la que más de tres siglos después sigue abriendo el cortejo de la cofradía cada Madrugá.
El siglo XVII terminó con un proyecto frustrado de construcción de una capilla propia en el Convento de los Trinitarios Descalzos, junto a la actual Plaza del Cristo de Burgos, y con el traslado temporal a San Acasio, hoy Círculo de Labradores.


Y así llegamos al siglo XVIII. En 1703 tiene lugar el traslado de la Hermandad del Gran Poder a la que ha sido la sede donde ha permanecido más tiempo: la Parroquia de San Lorenzo, en la que la corporación estuvo durante 262 años. En la capilla conocida como de los Perogullano, donde actualmente reciben culto las imágenes de la Hermandad de la Bofetá, es donde comenzarían a celebrarse a partir de mediados del XVIII los llamados viernes del Señor, y donde en 1768 se inició la Novena y la Función de la Epifanía.


Antes de continuar con el recorrido de las sedes del Gran Poder, hay que destacar la presencia de un panel dedicado a tres importantes personalidades muy vinculadas a la corporación. De izquierda a derecha, se podía ver en primer lugar al Cardenal Marcelo Spínola, que fue párroco de San Lorenzo y posteriormente arzbispo de Sevilla entre finales del siglo XIX y principios del XX, nombrado hermano mayor perpetuo y cuyo retrato, pintado por Manuel González Santos en 1910, preside aún hoy los cabildos de oficiales de la junta de gobierno. A su lado, se encontraba el beato Diego José de Cádiz, autor de la Novena al Señor del Gran Poder en el siglo XVIII, pintado por Andrés Cánovas en el XIX. Finalmente, en un retrato de autor anónimo fechado hacia 1780 se veía a José de Benjumea, importante mecenas, él y su familia, de la hermandad entre los siglos XVIII y XIX. De hecho, fue quien encargó en 1798 la actual imagen de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.



En este mismo panel se mostraba un grabado de José Braulio Amat (1784), una litografía del Señor en su paso del litógrafo A. Chaman y el dibujante Carlos Santigosa (hacia 1850) y la convocatoria de la Novena al Gran Poder de 1877.




Siguiendo con los paneles relativos a las sedes de la hermandad, se mostraban más fotografías en San Lorenzo, como la de 1950 con el Señor en el camarín donde actualmente se encuentra la Virgen del Dulce Nombre; el paso de palio con la Virgen y San Juan en 1890; y el paso del Señor en la puerta de San Lorenzo en 1862.



Y más fotografías, éstas de entre 1920 y 1945, en un panel donde se explicaba la adopción del apelativo de "Cisquero" para el Señor, así como la creación de la bolsa de caridad de la hermandad a iniciativa del Cardenal Spínola.


A continuación, llamaban la atención dos grandes fotomontajes de Fran Lorka, realizados a partir de dos fotografías del rostro del Gran Poder, una antigua en blanco y negro, y otra actual en color, y con centenares de rostros de hermanos de la cofradía. Dos piezas con las que se quería representar que la devoción al Señor es algo que se extiende a lo largo del tiempo y que une a multitud de miradas y emociones individuales.





Con el final del siglo XIX y el inicio del XX, hay una renovación estética de la hermandad a través de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, autor de los bordados del paso de palio y de la túnica persa del Señor. También se crea su besamanos. La devoción no hace sino crecer y empiezan a surgir las primeras voces que indican que la capilla de San Lorenzo se ha quedado pequeña.


Y así se dan los primeros proyectos de construcción de un nuevo templo para el Señor del Gran Poder. El primer proyecto es del arquitecto Aníbal González, quien en 1927 diseñó un templo junto a San Lorenzo, precisamente donde hoy se levanta la Basílica, en el edificio de la Jefatura de Obras Públicas. Ese proyecto se olvida pronto y surgen otros ofrecimientos e ideas para la ubicación de la hermandad, como el Palacio del Marqués de Aracena en la actual Plaza de la Magdalena, el cuartel de la Plaza de la Gavidia o el antiguo templo jesuíta de San Hermenegildo.
Por unas razones u otras, se desecharon estas opciones, hasta que en 1957 la hermandad firma una opción de compra del mencionado edificio de la Jefatura de Obras Públicas, que quedaría libre finalmente en 1960.





Los arquitectos Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta realizaron en 1959 el proyecto del templo del Gran Poder, con un camarín inspirado en la decoración de la capilla de San Lorenzo, y una bóveda similar a la del Panteón de Roma. En cuanto a la fachada, fue diseñada siguiendo un estilo claramente barroco.




Así, por fin en mayo de 1965 los dos pasos de la Hermandad del Gran Poder salieron por última vez de la Parroquia de San Lorenzo en un traslado que, previamente, los condujo hasta la Catedral, donde tuvo lugar la celebración del Te Deum, regresando a San Lorenzo en la madrugada del viernes 28 de mayo, pero no para entrar en la parroquia, sino en su nuevo templo, consagrado y bendecido esa misma tarde por el arzobispo Bueno Monreal.




El 29 de diciembre de 1992, el Papa Juan Pablo II dictó la bula por la cual el templo del Gran Poder se convertía en Basílica Menor, cuya ceremonia de dedicación presidió el arzbobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, siendo hermano mayor Antonio Ríos. Roma reconocía así la importancia devocional que este templo que ahora cumple 50 años tiene para la Iglesia de Sevilla.


La exposición incluía otros paneles ubicados en el centro del patio. En uno de ellos se mostraba el cartel conmemorativo del 25 aniversario de la Basílica, pintado por Joaquín Sáenz en 1990.


También se exponía la bula pontificia de declaración del templo como Basílica Menor, firmada en 1992 por el secretario de Estado del Vaticano.


Veíamos junto a ésta dos bocetos de Delgado Roig y Balbontín de Orta de su proyecto arquitectónico: una visión del interior y otra de la fachada durante la salida del paso del Señor.



Del año 1964 es una colección de sellos editada para colaborar económicamente en la edificación del nuevo templo del Gran Poder.


A su lado, se mostraba una colección de estampas y postales de entre los años 1890 y 1975.


Asimismo, se exponía un cuadro con una pintura del Señor del Gran Poder realizada por Manuel Galiano en 1928.


Veíamos también dos paneles muy interesantes: uno con 24 fotos de la Plaza de San Lorenzo, todas ellas desde el mismo ángulo, viéndose las puertas de la Basílica y de la parroquia, en distintas épocas del año; y el otro panel tenía el mismo número de fotos desde el interior de la Basílica, también en diferentes momentos del año, destacando especialmente las fotografías de la Cuaresma y la Semana Santa, con los pasos montados; una foto incluso está realizada en la Madrugá del Viernes Santo, cuando el paso del Señor ya está en la calle y espera su turno el palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso entre los últimos nazarenos del cortejo.



Otro panel estaba dedicado al cartel del 50 aniversario de la Basílica, obra de Daniel Bilbao, junto al que se podían ver los diferentes bocetos realizados por el pintor hasta dar con la composición definitiva, que incluye el rostro del Señor y la planta arquitectónica del templo.




Terminamos el recorrido por la exposición con el panel titulado "Huellas y presencias del Señor", consistente en un enorme mapa actual de Sevilla que recogía la ubicación de exacta de 36 retablos cerámicos dedicados al Gran Poder ubicados por toda la ciudad, en los que también se manifiestan las huellas del Señor.

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