jueves, 28 de mayo de 2020

TENGO SED


La exposición conmemorativa del cincuentenario de la Hermandad de la Sed, muestra que se quedó montada en la Fundación Cajasol en el inicio del estado de alarma, puede por fin visitarse estos días hasta el próximo 14 de junio, con una duración mayor a la inicialmente prevista dadas las actuales restricciones de aforo en los lugares públicos.
Llevando como título la quinta palabra de Jesús en la cruz, "Tengo sed", la exposición, instalada al completo en el patio del edificio de la antigua Audiencia (con entrada por Álvarez Quintero), supone un breve recorrido por la historia de la cofradía penitencial del barrio de Nervión y por parte de su patrimonio artístico.
Como es feliz costumbre en este blog, y como si no se hubiera producido este parón en la actividad cofradiera, vamos a repasar todos los enseres que forman parte de la exposición con la que la Sed cierra la celebración de sus cincuenta años, que se cumplieron el año pasado y que tuvo como uno de sus cultos principales la salida extraordinaria del crucificado el pasado mes de septiembre (ver).
El patio de la Fundación Cajasol se ha dividido para esta exposición en cinco espacios diferentes, siendo el primero el titulado "Nervión, un nuevo barrio, una nueva fe". Un panel introduce al visitante en los años de la creación del barrio de Nervión. Dice así:

"Siguiendo fielmente los postulados de sir Ebenezer Howard (1850-1928) sobre el desarrollo de un nuevo modelo urbanístico, llamado 'la ciudad jardín', se crea en Sevilla el Plan de Urbanización de Nervión bajo el amparo de la Ley de Casas Baratas de 1921. Su objetivo era solucionar el acuciante problema de la vivienda popular, permitir la construcción de barriadas económicas con servicios colectivos y la proximidad a las grandes arterias de comunicación y centros de trabajo.
Se daba el caso de que, siendo Sevilla la ciudad que impulsó la proclamación del dogma de la Inmaculada, no existía en la ciudad una parroquia bajo esa advocación. Fue en 1929, mientras se celebraba la Exposición Iberoamericana y el Congreso Mariano, cuando se bendijo en el barrio de Nervión una parroquia a la Concepción Inmaculada.
Así, el 10 de mayo de 1929 se celebró la bendición del templo por el Cardenal Eustaquio Ilundáin, siendo su primer párroco el Rvdo. Padre Rafael Sánchez Molina. Inmediatamente, se estableció en la parroquia una hermandad sacramental con fuerte devoción concepcionista. La hermandad fue fundada por personas notables del barrio de Nervión y habitantes de casas de corte regionalista. José Luis de Casso fue a la postre su hermano mayor más destacado.
Los desafortunados sucesos de 1936 hicieron desaparecer gran parte de su ajuar. La Sacramental sobrevivió junto con la recién fundada Hermandad del Cristo de la Sed hasta su fusión con la misma en 1972. Actualmente, parroquia y hermandad están inmersos en la celebración de su nonagésimo aniversario fundacional".

En este primer espacio de la exposición vemos distintos documentos relativos al origen del barrio de Nervión, como la escritura notarial del llamado Cortijo de Nervión a favor de Francisco Armero y Díaz, segundo marqués de Nervión, y varios contratos del mencionado Plan de Urbanización del barrio, que comenzó a levantarse sobre terrenos de dicho cortijo.



A su lado, hay algunos documentos y enseres de los comienzos de la Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción, como un cartel de cultos, el boceto del primitivo escudo y un libro de actas.




A continuación, se muestra una vara fundacional de la Hermandad Sacramental, con diseño y autoría desconocidos, pertenecientes a la segunda década del siglo XX. Orfebrería Andaluza hizo en 2017 un nuevo juego de estas varas.


También vemos el guión sacramental, atribuido al taller de Seco de principios del siglo XX, y restaurado en 2017 por Marmolejo.


En una vitrina está la llamada Custodia Venezolana, obra de orfebrería de autor desconocido donada a la hermandad en 1989 por el padre Antonio Murillo y restaurada por Orfebrería Andaluza.


Continuamos con la custodia de asiento utilizada en la procesión del Corpus de la parroquia, diseñada por los Hermanos Delgado, con imaginería de Manuel Carmona y dorada por Manuel Calvo, obra de 1987.




Para terminar con esta primera parte de la exposición, nos detenemos en una talla de la Inmaculada Concepción de la segunda mitad del siglo XIX y de autor desconocido, pero que sigue el modelo de las tallas de esta advociación de Juan Martínez Montañés. Esta Inmaculada procede del Convento del Socorro y presidía la parroquia hasta la realización de una nueva de mayor tamaño y de estilo diferente por parte de José Antonio Navarro Arteaga en 2005.



Para acceder a la segunda sección de la muestra hay que atravesar una llamativa recreación del legendario Garaje Araújo, del que ahora hablaremos, pasando entre dos pequeñas filas de nazarenos vestidos como lo hacían los cofrades de la Sed cuando era cofradía de vísperas y realizaba su salida en la tarde del Viernes de Dolores, en la que por tradición se mantiene cada año la celebración del vía crucis con el Cristo de la Sed por el barrio.
Ese segundo espacio se denomina precisamente "La cofradías de las vísperas", y para llegar a él lo primero que encontramos de frente es una fotografía del Señor del Gran Poder durante las recordadas Misiones Generales de 1965 a su paso por la Parroquia de la Inmaculada Concepción. "No vengo más a verte hasta que no vengas tú a mi casa", se puede leer en la parte superior izquierda de la foto.


Leemos ahora un panel con un sugerente título: "El Gran Poder en Nervión, una semilla en tierra fértil":

"La Sevilla que hoy transitamos era en la segunda mitad del siglo pasado un territorio desconocido para los sevillanos. Barriadas de rápida expansión, urbanismos de nueva planta, casas baratas... Todo eclosionaba para acoger las oleadas de la inmigración en aquella ciudad que aún se negaba a romper el cerco de la corona de sus murallas.
En el año de 1965 se convocaron a nivel local unas Misiones Generales a instancias del Cardenal Bueno Monreal, por las que las hermandades trasladaron sus imágenes titulares a diversos puntos de la ciudad.
Los postulados del Concilio Vaticano II marcaban a la Iglesia, y a través de las cofradías buscaron llevar la fe a aquellos núcleos donde su presencia se hacía tibia. 'Dios quiere hablarte, óyelo' era el lema de esa colosal aventura...
Al Señor del Gran Poder se le asignó la Parroquia de Santa Teresa, en la barriada de la Candelaria. Así, el 28 de enero de 1965 la imagen del Señor llegó a Nervión para detenerse en el Sanatorio de San Juan de Dios. Una vez allí, comenzó a llover y trataron de refugiarlo en la Parroquia de la Inmaculada Concepción. Estando el templo cerrado, se buscó refugio al Señor en un taller de mecánica que había junto a la parroquia.
El dueño de aquel taller era Juan Araújo, ex futbolista del Sevilla F. C. Cuenta una pintoresca y difundida leyenda que Araújo, devoto del Gran Poder, le rogaba fervientemente la curación de un hijo. Al fallecer éste, desconsolado, regresó retando al Señor: 'No vengo más a verte hasta que no vengas tú a mi casa'.
La leyenda ha sido desmentida, ya que el mismo Araújo facilitó la apertura de la puerta. Si bien, aquella visita fue el germen de la hermandad que el joven barrio demandaba".

La fundación de la Hermandad de la Sed coincidió con unos tiempos de cambio y evolución en el seno de la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II; una influencia visible en la propia cofradía a través de distintos elementos. Antes de ver lo expuesto en esta segunda sección de la muestra nos detenemos en un segundo panel:

"El Concilio Vaticano II supuso la mayor revolución experimentada por la Iglesia desde la Contrarreforma. Juan XXIII sorprendió a propios y extraños cuando convocó un Concilio tan sólo tres meses después de su elección. Comenzaba el año 1959 y se pensaba que el sucesor de Pío XII sería un pontífice de transición por su avanzada edad.
El mundo había experimentado enormes cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos, con dos bloques, el capitalista y el comunista, en plena Guerra Fría. La Iglesia tenía el reto de poner al día una institución para muchos anticuada.
Así, reunida en 1962, la asamblea fue la más concurrida y la más consensuada de la historia. También la más universal en cuanto a las culturas representadas. Ocurrió que la extinta Unión Soviética permitió asistir a prelados de su Federación a cambio de no condenar el comunismo.
En diciembre de 1965 se clausuró el encuentro. Reinaba en la Sede de San Pedro el Papa Pablo VI, con una vasta experiencia apostólica en escenarios de suma dificultad.
El Concilio constituyó un ambicioso programa de renovación cuyo resultado más patente ha sido una correspondencia más fluida e integradora entre la Iglesia Católica y el mundo. Fue un Concilio Pastoral.
Desde entonces, a modo de avance, las misas se celebran de cara a los fieles y en su idioma, permitiendo compartir más profundamente la celebración eucarística. El tiempo había reducido la Eucaristía a un ritual incomprensible, tan solemne como ajeno.
Además, tendió puentes a otras confesiones cristianas, reclamó los derechos humanos y proclamó sin distinción que la dignidad de todas las personas del mundo, hombres y mujeres, son iguales ante Dios.
El Concilio nos ha dejado dos grandes obras para la Iglesia que hoy vivimos: Constitución Dogmática Lumen Gentium, la cual da los trazos de lo que debe ser la Iglesia en nuestros tiempos, y la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, el gran documento del Concilio.
En este clima de renovación fue cuando se produjo la creación de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sed. Así, los postulados del Concilio constituyeron el fundamento teológico, devocional y estético en los primeros pasos de la hermandad".

En una pequeña vitrina entre el panel dedicado al Concilio Vaticano II y el siguiente, se exponen varias joyas del ajuar de Santa María de Consolación Madre de la Iglesia, titular mariana de la Hermandad de la Sed. Así, en el centro vemos una cruz pectoral del Cardenal Bueno Monreal, donado a la corporación en 1978. Es de plata sobredorada y turmalinas azules, y se desconoce a su autor. Justo encima está el alfiler con la advocación de Consolación, realizado por Joyería Oviedo en oro de ley y donado por José Ramón Paleteiro en 1988.


A la izquierda hay una cruz pectoral del sucesor de Bueno Monreal, el Cardenal Carlos Amigo Vallejo, realizada en plata en 2008.


A la derecha está el alfiler de la juventud de la hermandad, de plata sobredorada, circonitas y aguamarinas, realizado por Joyería Lolo Meletti en 2019.


Finalmente, vemos el broche con la granada identificativa de la Orden de San Juan de Dios, con la que la Hermandad de la Sed está hermanada. Esta joya de oro y rubíes es de autor anónimo del año 1994.


Leemos ahora un panel que explica la referencia a la Virgen María como Madre de la Iglesia, tal y como se incluye en la advocación completa de la dolorosa de la hermandad:

"Bajo el título de Madre de la Iglesia, la Iglesia Católica honra a la Virgen María, de modo oficial, desde el Concilio Vaticano II. El título ya era usado por San Ambrosio de Milán (338-397), que influyó fuertemente a la familia de teólogos Rahner, de amplia incidencia en los postulados vaticanistas.
El Papa Pablo VI pronunció el título en la clausura de la tercera fase del Concilio, declarando a la Santísima Virgen 'Madre de la Iglesia, de todo el pueblo cristiano, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman la Madre Santísima'.
El pasaje del Evangelio que justifica el título de María Madre de la Iglesia aparece en Juan 19,25-27, cuando Jesús en la cruz les dijo: 'Mujer, ahí tienes a tu hijo'. Luego dijo al discípulo: 'Aquí tienes a tu madre'.
Con esta decisión, el Papa retoma el contenido sustancial del Credo de Nicea (325) y sobre todo las decisiones de los Padres del Concilio de Éfeso (430), que definieron a María como 'la verdadera Madre de Dios'. Recoge la Hermandad de Nervión, seguidora en sus orígenes de los postulados del Vaticano II, 'la indivisibilidad entre María y la Iglesia', como dijo el Papa Benedicto XVI.
En 1980, San Juan Pablo II introdujo en las letanías lauretanas la veneración de la Virgen como 'Madre de la Iglesia', estableciendo el Papa Francisco que la memoria de la Santísima Virgen María Madre de la Iglesia sea celebrada cada año el lunes después de Pentecostés".

Entre lo expuesto en esta parte de la muestra debemos mencionar una antigua vara muy sencilla, compuesta por una cruz sobre una barca como símbolo de la Iglesia.


También vemos dos de los faroles que, sustituyendo a los hachones originales, llevaba el primitivo paso del Santísimo Cristo de la Sed. Fueron diseñados por Antonio Joaquín Dubé de Luque y realizados por Orfebrería Andaluza en 1987.




Dos columnas con azulejos recrean la fachada del Hospital de la Orden de San de Dios, que ya cuando la hermandad salía el Viernes de Dolores y todavía en la actualidad el Miércoles Santo visitan los titulares en su estación de penitencia.
Ante una antigua foto de varios niños acogidos en el sanatorio, se exponen el relicario de San Juan de Dios que posee la hermandad (2002) y cuatro faroles de acompañamiento (2003), todo ello de Orfebrería Delgado López.




Nos dirigimos a la tercera sección, titulada "La Virgen de los ojos azules", para lo que hay que atravesar una estructura donde pone Prisión Provincial, otro de los destinos de la estación de penitencia en los lejanos Viernes de Dolores. Sobre esa estructura se proyectan dos vídeos del Miércoles Santo de 1979, 11 de abril, el primero en el que la Hermandad de la Sed acudió a la Catedral.
En el espacio dedicado a la Virgen, lo primero que debemos hacer es leer un texto referido a la advocación de Consolación que dice lo siguiente:

"La Virgen de Consolación es sin lugar a dudas una de las grandes devociones. Teológicamente podemos decir que bajo su nombre se nos muestra como Patrona del Apocalipsis, libro fundamental para el consuelo de los cristianos, por el que se nos revela la salvación eterna.
Jesucristo es constituido el supremo consuelo de los hombres; en quien el Padre ha manifestado toda la fuerza de su poder. Por todo esto, la Virgen María es venerada en la Iglesia con el título de 'Madre del Consuelo' o 'Consoladora de los Afligidos', ya que, por medio de ella, Dios envió el consuelo a su pueblo, Jesucristo y, como resulta, al Espíritu Santo.
La devoción a Nuestra Señora de Consolación, la Consolata, tiene su origen en la ciudad de Turín. La tradición dice que San Eusebio, desterrado a Palestina por el emperador Constancio, a su regreso a Turín en el año 354, obsequió a San Máximo con una imagen de la Virgen María, cuya autoría es atribuida al Evangelista San Lucas.
Una de las principales responsables de la expansión de la devoción a la Virgen de Consolación es la Orden de los Hermanos de la Cuerda, también llamada Correa de San Agustín, que se expandió con prontitud desde el convento que se erigió aproximadamente en 1553 en Granada. En el siglo XVII, el Papa Paulo V contribuyó a esta expansión al conceder en 1606 el privilegio de instituir archicofradías a Nuestra Señora de Consolación, teniendo todas las provincias de la Orden Agustino-Recoleta una cofradía a mediados del siglo.
Ya en la provincia de Sevilla, podríamos afirmar que la devoción a la Virgen de Consolación se inicia en Utrera allá por el año 1490; fue en 1560 cuando la devoción toma mayor fuerza, según cuenta la tradición popular tras el conocido como Milagro de la lámpara de aceite.
La fama que alcanzó la Virgen de Consolación llevó a celebrar una romería, en torno al 8 de septiembre, que se convirtió en una de las más populosas e importantes de cuantas se celebran en España, con numerosas hermandades filiales.
El origen del 'barquito' de la Virgen de Consolación es un exvoto realizado en oro y cristal de roca que data del año 1579. El capitán Rodrigo de Salinas dona a la Virgen de Consolación esta joya, que representa las naos de la segunda mitad del siglo XVI. El barco es un símbolo de agradecimiento de este mercante que había realizado la carrera de Indias.
Tanto la Virgen de Consolación de Carrión, como la Virgen de Consolación de la Iglesia de los Terceros en Sevilla y, por supuesto, Santa María de Consolación Madre de la Iglesia han asumido como propia esta iconografía".

Al otro lado del acceso a este tercer espacio de la exposición vemos otro texto, éste dedicado a las vírgenes de Consolación de Carrión de los Céspedes, de la Iglesia de los Terceros y de la propia Hermandad de la Sed:

"La Virgen de Consolación de Carrión. La autenticidad y el fervor popular.

La Virgen de Consolación, Patrona de Carrión de los Céspedes, se vincula a la fundación de la Villa por la Orden de Calatrava. Tras la Reconquista en el siglo XIII, se construyó una Ermita a la Virgen de Consolación. La devoción a la Virgen estaba presente desde 1604, cuando una hermandad filial en Castilleja del Campo, distante de Carrión en dos kilómetros, asistía a la romería de la Virgen de Consolación.
Hablar de la hermandad de la Virgen de Consolación de Carrión de los Céspedes es hacerlo, sin lugar a dudas, de una de las fiestas más auténticas y populares de nuestra provincia, especialmente en la festividad del Corpus Christi o en la Novena que celebran en su honor en torno al 8 de septiembre.

La devoción a la Virgen de Consolación de Carrión y el templo de los Terceros de Sevilla.

En el año 1602, la Orden Tercera de San Francisco funda en los terrenos anexos a la casa de los Marqueses de Villafranca del Pítamo y Carrión de los Céspedes el templo de Nuestra Señora de Consolación, que hoy conocemos como Los Terceros. Así arranca la devoción a Santa María de Consolación en Sevilla.

La Virgen de Consolación de Nervión.

Nuestros hermanos fundadores, al llamar Consolación Madre de la Iglesia a nuestra titular, buscaban recuperar para la Semana Santa de Sevilla una devoción universal. Santa María de Consolación Madre de la Iglesia, la preciosa dolorosa que talló Antonio Joaquín Dubé de Luque, se convierte así en un importante foco de la fe y la religiosidad popular en el mundo".

Junto a este último texto, en una pequeña vitrina hay diversos elementos relativos a la Virgen de Consolación de Utrera, una de las devociones más importantes de la provincia de Sevilla. Así, vemos en primer lugar el decreto de supresión de todas las órdenes regulares en España y de incautación de los bienes de los frailes mínimos del convento de Utrera. El decreto fue firmado por José Bonaparte en 1809.


A su lado está una copia de las ordenanzas de la Hermandad de Consolación de Utrera, salidas de la imprenta de Viuda de Rodríguez Sobrino en 1896.


También se muestra una edición de la primitiva novena a la Virgen de Consolación, de la imprenta de Anastasio López (1814).


Finalmente, del siglo XVIII son dos cintas con la medida de la Virgen de Consolación de Utrera, de seda estampada.


Centrándonos en el patrimonio de la Hermandad de la Sed relacionado con la Virgen de Consolación, hay que mencionar en primer lugar las bambalinas frontal y trasera de su paso de palio, con diseño de Rafael Rodríguez Guerra y David Calleja Ruiz. La labor de bordado en oro y seda sobre malla es de Rosario Bernardino, con orfebrería de Fernando Marmolejo Hernández e imaginería de Fernando Aguado. Las caídas tienen también pedrería y cristalitos de Swarovski que simulan el agua de pequeñas fuentes. Estas bambalinas se estrenaron el Miércoles Santo de 2012.









Justo debajo de las caídas del palio se encuentra la reproducción de la imagen de la Virgen de Consolación de Utrera, realizada por Orfebrería Andaluza en 1972 y donada por la propia hermandad utrerana para que se sitúe en la entrecalle de la candelería del paso de palio.


Al lado hay dos sayas de la dolorosa de la cofradía de Nervión. La primera es la conocida como la saya de las cadenas, bordada en oro y sedas sobre tisú de plata por José Ramón Paleteiro en 1994.


Y la otra es la saya de los luceros, diseñada por David Calleja Ruiz y bordada en oro y sedas sobre tisú de oro y plata por Rosario Bernardino en 2014.


En otro punto de este tercer espacio expositivo vemos, alrededor de un círculo de alargados vinilos que reproducen los característicos ojos de la Virgen de Consolación Madre de la Iglesia, varios barquitos pertenecientes a la iconografía de esta advocación. En primer lugar, se muestra el exvoto de la nao de mano de la Virgen de Consolación de Utrera. El autor de esta obra de 1579, de oro y cristal de roca, es desconocido. Como se explicaba antes, fue donada a la imagen por el capitán Rodrigo de Salinas.


Nos detenemos ahora en el barco de mano de la Virgen de Consolación de Carrión de los Céspedes, realizado en plata cincelada y sobredorada en el último cuarto del siglo XIX.


También se muestra el barco de mano de la Virgen de Consolación de la Iglesia de los Terceros, de plata de ley, labrado en la segunda mitad del siglo XVII.


El último barco es el propio de la Virgen de Consolación de la Hermandad de la Sed, obra mixta de orfebrería y joyería de Fernando Marmolejo Hernández, realizada en oro de ley, aguamarinas, perlas, cristal de roca y diversas joyas.



También de la dolorosa del Miércoles Santo es un pequeño colgante de un barco de oro de ley y perlas, realizado por un autor desconocido y donado a la hermandad en 1970.


Y al lado está el llamador del paso de palio, realizado en la técnica de fundición por Orfebrería Andaluza en 1994 y donado por una familia.



Aunque físicamente se sitúe ya en el cuarto espacio de la exposición, hay que incluir como parte del tercero el techo del palio, diseñado por Antonio Joaquín Dubé de Luque, autor también de la pintura central, y bordado en oro y sedas sobre terciopelo celeste en el taller de Sobrinos de Esperanza Elena Caro en 1985. Cuenta también con cabezas de querubines de marfil de Carlos Valle.





Llegamos así al cuarto espacio, denominado "Devoción histórica al Cristo de la Sed". Encontramos aquí el último texto de la exposición, donde leemos lo siguiente:

"Existen en la historiografía de las cofradías sevillanas dos libros indispensables para poder conocer nuestra Semana Santa. Acercarse al libro 'Aparato para escribir la historia de Triana y de su iglesia parroquial', de Justino Matute Gavira, es remontarse a los escritos más antiguos sobre las hermandades de Sevilla por lo detallado de la nómina de las hermandades que en él se reflejan.
En el mismo, Matute refiere que existió en la parroquial de Triana una hermandad 'de la Sed de Cristo y Nuestra Señora de las Maravillas, con señas de ser la más moderna de Sevilla', que también aparece en la nómina de las cofradías que figuraban en la relación del cortejo del Corpus de 1675 y permanece en 1704.
También en el libro 'Glorias religiosas de Sevilla. Noticia histórico-artística de todas las cofradías de penitencia, sangre y luz fundadas en la ciudad de Sevilla' se hace referencia a la existencia de una devoción temprana a un crucificado bajo la advocación de la Sed.
En este escrito, José Bermejo y Carballo describe que existió una hermandad en la Parroquia de San Juan Bautista, 'de la Palma', bajo las advocaciones del Santísimo Cristo de la Sed y Nuestra Señora de las Maravillas. La hermandad, parece ser, fue fundada a mediados del siglo XVII en la parroquia de San Marcos.
Bermejo justifica la anterior existencia de la Hermandad de la Sed de Triana como causa circunstancial, debido a que hubiera un error en las listas, algún tipo de concordia con alguna otra o residencia puntual en el barrio. Sea como fuere, existió una imagen del Cristo de la Sed, hecha de pasta de papel y de escaso valor artístico, que llegó a procesionar y que fue trasladada a un pueblo desconocido por el autor.
La cofradía se transforma en hermandad de luz -de gloria- que, dando culto a una admirable imagen mariana de Benito Hita del Castillo, alcanza gran riqueza material pero que pasado un tiempo desaparece.
Ya en la parroquia de la Concepción Inmaculada, existió un crucificado bajo la advocación 'de la Clemencia', obra de Illanes, que pereció pasto de las llamas en los trágicos sucesos de 1936. Muchos identifican a este crucificado con la advocación de la Quinta Palabra y germen de la devoción en Nervión al Santísimo Cristo de la Sed.
Existen en la actualidad hermandades y asociaciones bajo el título del Cristo de la Sed en Jerez, Cádiz y Sanlúcar de Barrameda".

En esta zona comentamos en primer lugar la presencia de las gubias utilizadas por el imaginero Luis Álvarez Duarte para tallar al Cristo de la Sed en 1970; gubias que, con motivo del fallecimiento del artista el pasado mes de septiembre, fueron sobre el monte del paso en la salida extraordinaria del cincuentenario.


También se muestran las potencias de plata sobredorada y amatistas, diseñadas en 1998 por Fernando Marmolejo Camargo y labradas en 2009 por Marmolejo Hernández.


El año pasado el Ayuntamiento de Sevilla concedió a la Hermandad de la Sed la Medalla de la Ciudad, reconociendo así su labor social y el fomento de los valores humanos. Es de plata sobredorada y fue realizada en la técnica de fundición por Orfebrería Triana con diseño de Juan Borrero Campos.


En la misma vitrina se muestran un conjunto de casco, hombreras y cinturón del uniforme de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo de la Sed, obra de 1992 de los orfebres Rafael y Juan Manuel Marín.



Si la hermandad hubiera podido hacer estación de penitencia el pasado Miércoles Santo, habría estrenado el guión de la Caridad, una nueva insignia con tres autores: Fernando Marmolejo en la orfebrería, Encarnación Hurtado en la imaginería y Jesús Campos en los bordados. Detrás se puede leer "Tuve sed y me disteis de beber".



En otro rincón de este espacio se muestra una gran fotografía del primitivo paso del Cristo de la Sed, unas sencillas andas sin apenas decoración y con hachones.


Contrasta este primer paso del crucificado de Álvarez Duarte con el actual, que también forma parte de la exposición justo al lado de la mencionada fotografía. Se trata de una de las obras más interesantes del ámbito de la talla de las últimas décadas del siglo XX. Antonio Joaquín Dubé de Luque fue también el diseñador de esta gran obra de 1993, tallada por Manuel Guzmán Bejarano. Manuel Calvo fue el encargado de dorarlo, mientras que la imaginería y las pinturas son de Manuel Carmona y Alfonso Magüesín, respectivamente.




















Y así llegamos al quinto espacio de la exposición, titulado "Nuestros cincuenta años". En primer lugar, vemos un collage con un gran número de carteles antiguos de convocatorias de cultos de la hermandad.


Finalmente, encontramos un pasillo en el que, frente a fotografías de hermanos de la Sed de diversas edades en representación de todos los que en estos cincuenta años han formado parte de la corporación, hay una interesante cronología en la que, año a año y con abundante apoyo fotógrafico, se repasan los principales hitos de la hermandad a lo largo de su historia.






Este pasillo nos conduce al final de la exposición; una interesante cita cofradiera que se ha hecho esperar, pero que afortunadamente ha abierto por fin sus puertas en la sede de la Fundación Cajasol. Con ésta, dicha institución ya ha albergado en lo que va de año dos exposiciones de hermandades sevillanas después de la dedicada al cuarto centenario del Señor del Gran Poder (ver); imagen que, como hemos visto, tiene parte de "culpa" en la creación de la Hermandad de la Sed en el barrio de Nervión, una zona de expansión de Sevilla surgida al calor de la recordada Exposición Iberoamericana que, en sólo nueve años, cumplirá un siglo.

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