jueves, 3 de marzo de 2022

EL VÍA CRUCIS DEL CRISTO DE LAS CINCO LLAGAS MARCA EL INICIO DE LA CUARESMA


El Santísimo Cristo de las Cinco Llagas se reencontró anoche con las calles durante el vía crucis que la Hermandad de la Trinidad celebra cada Miércoles de Ceniza. Con este culto el crucificado de Álvarez Duarte se despidió del exterior de la Basílica de María Auxiliadora en 2020 (ver) y con él ha vuelto dos largos años después.
A eso de las ocho menos cuarto de la tarde dio comienzo el vía crucis cuando el Cristo, sobre sus andas, se encontraba en el presbiterio de la Basílica. Delante iba el cortejo, encabezado por la cruz de guía y formado por varias parejas de hermanos con cirios rojos. La Escolanía Salesiana de María Auxiliadora cantó diversas composiciones vocales durante el recorrido, siendo la primera de ellas las Coplas al Cristo de las Cinco Llagas.




El capataz Juan Manuel Martín se estrenó en la Trinidad con este vía crucis tras haber sido designado en noviembre por la junta de gobierno para mandar ante el paso de misterio de esta corporación del Sábado Santo, aunque a lo largo del vía crucis también participaron los capataces de los otros dos pasos.
El Cristo de las Cinco Llagas, que a diferencia del vía crucis de 2020 no llevaba corona de espinas, tenía claveles rojos en la base de la cruz y las andas estaban iluminadas con los guardabrisones estrenados cuando en 2016 presidió el Vía Crucis de las Cofradías en la Catedral (ver).
La primera de las estaciones del vía crucis se rezó en el interior del templo, donde antes de salir fue a la capilla de la hermandad para que el Cristo se situara frente a la Virgen de la Esperanza. El resto de las estaciones se rezaron en la calle, normalmente haciéndolas coincidir con la estación ante algún convento o templo de los varios que iba a encontrar en su camino. Así ocurrió cuando, tras salir de la Basílica y cruzar la Ronda Histórica, se detuvo ante el colegio del Beaterio de la Santísima Trinidad y, acto seguido, ante la casa natal de Santa Ángela de la Cruz, en la calle Santa Lucía.

















A continuación, tras pasar por delante de la antigua iglesia que da nombre a la calle, clausurada en 1868 y hoy propiedad de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, el Cristo de las Cinco Llagas se dirigió a la estrechez de Enladrillada para tomar después Santa Paula, donde, como hiciera el pasado 29 de enero el Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta (ver), se metió en el Convento de las Siervas de Jesús primero y en el de Santa Paula después.
Más tarde, se dirigió a la plaza de Santa Isabel para rezar otra de las estaciones en el convento del mismo nombre y más tarde entró en la capilla de la Hermandad de los Servitas, que había salido a la puerta a recibirlo con su estandarte corporativo.



















En la capilla de los Servitas tuvo lugar el rezo de la novena estación. Tras ella el Cristo salió nuevamente a la calle Siete Dolores de Nuestra Señora y, pasando por un lateral de la Parroquia de San Marcos, tomó entonces la calle Socorro. Allí se rezó la décima estación en la misma puerta del Convento de Santa María del Socorro, cerrado hace algunos años con el traslado de las religiosas concepcionistas a su monasterio en Mairena del Aljarafe.
A continuación, el Cristo de las Cinco Llagas se dirigió a la Parroquia de San Román y entró hasta el presbiterio, rezándose en él la siguiente estación, mientras que en la calle Sol, en la confluencia con la calle rotulada con el nombre del crucificado y en presencia del hermano mayor de los Gitanos, José María Flores, recientemente reelegido, se rezó una más.
Para la penúltima de las estaciones el Cristo se detuvo en la calle Madre Isabel de la Trinidad, ya muy cerca del templo, después de haber sido llevado durante gran parte de la calle Sol por un grupo de hermanas de la cofradía.






















Con celeridad, el cortejo cruzó de nuevo la Ronda para volver a la Basílica de María Auxiliadora, en cuya puerta se rezó la última de las estaciones del vía crucis antes de que el Cristo de las Cinco Llagas entrara en el templo.










Una vez en el interior de la Basílica, el Cristo de las Cinco Llagas fue llevado a la capilla propia de la corporación. El siguiente culto de la Hermandad de la Trinidad será el acto de veneración al crucificado que tendrá lugar el próximo domingo.

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