jueves, 4 de marzo de 2021

LA SANTA FAZ: UNA DEVOCIÓN EN LA SEVILLA DEL SIGLO XV


El Real Círculo de Labradores acoge hasta este domingo la exposición "La Santa Faz: una devoción en la Sevilla del siglo XV", organizada por la Hermandad del Valle y centrada en el que es su segundo paso, el de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, donde se representa el encuentro del Señor con las Santas Mujeres camino del Calvario y especialmente con la Verónica.
Repasamos todo el contenido que ofrece esta muestra dejando para el final la presencia del misterio en el centro del patio del Círculo de Labradores, con la excepción, claro está, de la propia imagen del Nazareno. Así, debemos comenzar con dos varas de la corporación que reproducen un paño de la Verónica y que se acompañan de un texto introductorio que dice lo siguiente:

"Uno de los cultos pasionistas que hunden sus raíces en la génesis de la Semana Santa en la ciudad de Sevilla fue el culto a la Santa Faz y a la Verónica. Fue el Cardenal Cervantes quien alentó la fundación de una cofradía que rindiese culto a aquella enigmática mujer que en el camino del Calvario dejó impregnado en un paño el rostro de Cristo. La configuración inicial de un paso de misterio, de los tres que ya en el siglo XVIII componían la cofradía de la Hermandad del Valle, reunió a un gran número de artistas, como fueron Jerónimo Roldán, Joaquín Bilbao o Juan Bautista Patrone".


Vemos ahora una tabla pintada de San Francisco, de la que se hablará más adelante, junto a un texto que dice así:

"En la conocida escena pasionista del Camino del Calvario se desarrollaría uno de los momentos más populares de la Pasión: la imagen de una mujer recordada con el nombre de Verónica, al transcurrir por la calle de la Amargura de Jerusalén, inscribiría el rostro de Cristo en un paño, dando lugar a la Santa Faz.
El nombre de Verónica (formado por la combinación del término latino 'vera' (verdadero) y del griego 'ikon' (imagen) no aparece en el Nuevo Testamento, aunque ya aparecería en un gran número de textos apócrifos, como en el Evangelio de Nicodemo, en la que se la llama Bernice. A su vez, fue considerada en la tradición cristiana como imagen aquerópita, término del griego 'acheropeitos', que significa no pintada por mano humana.
El culto a la Verónica adquiriría una especial devoción hacia los siglos XIV y XV, aunque ya el Papa Juan VII (705-707) mandó construir una capilla en San Pedro que visitaría Dante, incluyéndola en la Divina Comedia. En el canto XXXI, dedicado al Paraíso, haría alusión a la Santa Faz: 'Señor Mío Jesucristo verdadero, ¿era así vuestro semblante?'. La contemplación de la cabeza de Cristo con la corona de espinas, impregnado su rostro de un expresionismo atormentado, empapado de gotas de sangre, definiría en sí misma la esencia de la Pasión".


Al otro lado del texto se pueden contemplar dos antiguos grabados con el tema del paño de la Verónica, realizado el primero de ellos por Alberto Durero.



Seguimos con otro texto: 

"Aunque en la Baja Edad Media ya encontramos las primeras manifestaciones de la escena en la pintura goticista, será a mediados del siglo XVI cuando el motivo iconográfico comience a configurarse a través de las estampas grabadas de Alberto Durero (1471-1528), como la conservada en el Museo del Louvre, en este caso portado por dos ángeles, o las distintas versiones de El Greco.
Los influjos de los textos místicos de los padres jesuitas Jerónimo Nadal y Pedro de Ribadeneyra, Evangelicae Historiae Imagines (1593) y Flos Sanctorum (1599), respectivamente, en los que se relataba la escena pasionista, serían recogidos por un gran número de pintores de la escuela española e italiana.
La escuela sevillana desde finales del siglo XVI incorporaría esta temática, siendo una de sus primeras versiones la magnífica composición del paño de pureza portado por dos ángeles que se conserva en el retablo de la Parroquia de Santa Ana de Sevilla. Al mismo tiempo, iría cuajando la escena única de la Santa Faz, entre grandes genios como Zurbarán, de la que conserva una preciosa composición la Hermandad Sacramental de San Pedro de Sevilla, o la que realizaría Murillo para la iglesia conventual de los Capuchinos de Sevilla entre 1665 y 1668".


"Los recursos narrativos que impregnan la escena de la Santa Faz no pasarían desapercibidos en el arte contemporáneo sevillano. Desde el comienzo del siglo XX, el motivo iconográfico de la Santa Faz siguió siendo cultivado por los artistas locales, siendo una de las piezas más significativa la conservada en la fachada de la Iglesia de los Luises, llena de una intensidad expresionista.
Es posible que sea sin ninguna duda la muestra más excepcional del motivo iconográfico en el arte contemporáneo el panel cerámico que realizara el genial artista Gustavo Bacarisas para la capilla de los Luises, insertado en un excepcional ciclo del Vía Crucis.
La composición se adapta al motivo tradicional en el que la Verónica arrodillada se inclina ante Cristo, que porta la cruz. Bacarisas supo mostrar en esta escena una de las mejores versiones renovadas del paño de la Santa Faz, pintado su rostro en líneas azules y cubierto de manchas de sangre".


"Desde los últimos decenios del siglo XX, la iconografía de la Santa Faz se iría renovando en las distintas interpretaciones que un gran número de artistas de renombre, muchos de ellos pertenecientes a la vanguardia, fueron realizando como encargo de la Hermandad del Valle para que fuera portado cada año por la imagen de la Santa Verónica".




Centrándonos ya exclusivamente en la Hermandad del Valle, mencionamos en primer lugar la presencia de una vitrina en la que se muestran diferentes enseres, tales como libros de reglas, algún documento del que la exposición no aporta explicación alguna, antiguas medallas, carteles de culto de la etapa de la cofradía en la Parroquia de San Andrés e instrumentos de grabado con los rostros de las imágenes titulares.







A continuación, vemos una bandera con una cruz blanca sobre fondo morado integrada en el cortejo de la cofradía cada Jueves Santo.


Y a su lado, dos tablas de indulgencias concedidas a la hermandad por diversos pontífices y prelados.



Leemos a continuación otro texto: 

"Uno de los personajes más excepcionales de la historia de la Iglesia sevillana del siglo XV, Juan de Cervantes, fue el verdadero introductor del culto a la Verónica y la Santa Faz en Sevilla. En el relato de José Bermejo y Carvallo consta la fundación de una hermandad que daría culto a la Santa Verónica: 'Por los años de 1450, según se afirma, se erigió una hermandad de luz titulada de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación, fundación que atribuye al Cardenal Arzobispo Juan de Cervantes, para dar culto al Santísimo Rostro de Nuestro Señor Jesucristo en una copia o retrato que lo representaba, dádiva al intento de dicho Cardenal. Vulgarmente se aseguraba que la dádiva fue una efigie de la mujer Verónica, pero la regla antigua de la cofradía expresando el nombre del prelado dice una Santa Faz'.
Según Bermejo, el culto al Santo Rostro se hacía ante una copia o retrato que lo representaba, donado por el mismo Cardenal Cervantes. Actualmente se conserva una preciosa tabla de San Francisco (la que veíamos antes) en la Iglesia de la Anunciación en la que porta el escudo de la Orden Franciscana y al fondo aparece el escudo de su familia".

Precisamente al Cardenal Cervantes ha decidido la hermandad dedicar una nueva insignia para su cortejo, diseñada por Manuel Ballesteros Rodríguez. El boceto de esta insignia se puede ver en la exposición por el lado en el que aparece el paño de la Verónica sostenido por ángeles. En el lado contrario estará el escudo del cardenal.


A su lado se ve un documento de concesión de indulgencia plenaria a los visitantes de la capilla de la hermandad.


Continuamos con el antiguo Senatus de la hermandad, que actualmente pertenece a Las Penas de San Vicente. Fue bordado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1898 con asta de Eduardo Seco Imberg de 1947. Las Penas disfrutó de la cesión de esta insignia en 1924, aunque no fue hasta 1927 cuando la adquirió de forma definitiva.




Como hemos comentado antes, una de las antiguas sedes de la Hermandad del Valle fue la Parroquia de San Andrés. El siguiente texto hace referencia a la marcha de dicha sede: 

"En 1892 la hermandad acordaría por discrepancia con el párroco de San Andrés el traslado a la Iglesia del Santo Ángel. En el cabido de oficiales celebrado el 18 de enero de 1892 se presentaría el dibujo del proyecto del nuevo paso de misterio, siendo el costo de seis pesetas y teniendo como novedad el material del que se iba a componer, la plata ruolz.
Los hermanos aceptarían por unanimidad, por lo que se acordaría que 'empezaría a mayor brevedad dicha obra por el artista don Antonio Rodríguez, que fue el que presentó el dibujo y presupuesto'. Hubiera sido el primer paso de misterio labrado en plata ruolz de la Semana Santa de Sevilla, aunque sí lo conseguiría años más tarde la Hermandad de la Amargura. Sin embargo, junto con el proyecto frustrado de un nuevo paso se habían adquirido ocho medallones de bastante mérito".

Vemos junto a este texto una antigua foto del paso del Señor con la Cruz al Hombro nada más salir de San Andrés, donde se ve la cantidad de personajes secundarios que configuraban entonces la escena.


El paso, con esa abarrotada composición, era conocido como el Motín. A ello se hace mención en el siguiente texto que vemos en la exposición:

"La denominación popular del paso del Motín nos lleva a las primeras referencias documentadas del segundo paso de misterio de la Hermandad del Valle. Ya a principios del siglo XVIII consta la existencia de tres judíos realizados por Jerónimo Roldán en 1730, documentado por el profesor José Roda Peña. A principios del siglo XIX consta la inclusión de la Verónica y las Marías que realizara Juan Bautista Patrone.
Es posible que una de las primeras referencias descriptivas que tengamos de la configuración iconográfica del paso sea la que nos proporciona Félix González de León en su conocida obra 'Historia crítica y descriptiva de las cofradías de penitencia, sangre y luz fundadas en la ciudad de Sevilla', de 1852: 'Va el Señor cargado con la cruz ayudado de Simón Cirineo y delante de rodillas la Verónica con el lienzo de haber limpiado el rostro del Salvador. Multitud de figuras abruman este paso, que si fueran buenas podría disculparse, pero ninguna vale nada a excepción de la Verónica, que es de Montañés, y el Señor, aunque muy antiguo, es regular. Van varios judíos, las mujeres de Jerusalén, a quien Jesucristo mandó que no llorasen, van los ladrones y dos ángeles con faroles'.
A partir de 1858 el paso se deteriora, por lo que se acordaría venderlo para leña".

Tras este texto, donde se aprecian algunos errores y opiniones muy particulares de González de León, vemos el boceto del paso actual, que se hizo después de descartarse la ejecución de aquel proyecto de plata ruolz. Fue diseñado por Antonio del Canto Torralvo.


Vemos también una foto de este paso, curiosamente con candelabros en lugar de los faroles actuales.


Y a su lado, una reproducción del anuncio de jubileo plenísimo concedido a la hermandad con motivo de la conmemoración del Santo Rostro de Nuestro Señor Jesucristo.


Seguimos con el estandarte corporativo, cuyo escudo fue bordado en el siglo XIX por un autor desconocido. El resto de bordados son de Jesús Rosado Borja (1997). Además, el estandarte ha sido reformado este año por el taller de Fernando Calderón.



Seguimos con otro texto:

"La incorporación del canónigo de la Catedral de Sevilla Muñoz y Pabón (1866-1920) fue crucial en la configuración definitiva del paso de misterio, verdadero ideólogo de la nueva disposición de las figuras. En el cabildo general celebrado el 4 de junio de 1911 se dio cuenta de la compra de una parte de la canastilla para el paso de estilo churrigueresco. Unos años antes, el propio Joaquín Bilbao sería el escultor encargado de reformar el paso de misterio del Cristo con la Cruz al Hombro, y configuraría definitivamente la disposición actual de las imágenes.
La primera cuestión polémica que resolvería sería la reducción del grupo escultórico a la imagen del Nazareno y las Marías, a las que se uniría la propia modificación del Cristo, eliminándole el mechón que le caía por la sien derecha".
A continuación, se muestran diferentes enseres procesionales de la hermandad, como un cirial del siglo XIX, una candelero, el medallón del pertiguero, un incensario y una naveta de Manuel Valera (2002), el llamador del paso del Señor con la Cruz al Hombro, uno de los faroles de plata del paso y una bocina de Manuel Seco Velasco (siglo XX) con bordados de Teresa del Castillo (1879).











En el año 2000 se celebró el DL aniversario de la fundación de la Hermandad de la Santa Faz y Nuestra Señora del Valle, cuyo cartel conmemorativo fue pintado por José María Méndez 'Jarén'.


A continuación vemos uno de los cuatro faroles de plata dorada de las esquinas del paso, labrados por Manuel Seco Velasco.


Junto al farol están dos varas, una dorada y otra plateada, del siglo XIX y conocidas como las varas de Mena.



También se expone el famoso cuadro de Francisco Hohenleiter (1940) en el que aparece el paso de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro en el interior de la Catedral.


Pasamos ahora a un panel dedicado a la propia imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, cuyo texto dice lo siguiente:

"En el cabildo general de 20 de septiembre de 1939, siendo hermano mayor don Luis Piazza, el mayordomo señor Ahumada daría cuenta de la recaudación iniciada para la reforma del paso del Santísimo Cristo con la Cruz al Hombro y de los trabajos que a tal fin se estaban realizando para la adquisición de una parihuela totalmente nueva, limpieza del dorado, arreglo del monte y maniguetas nuevas, teniéndose el propósito de completar la reforma con lo que se fuera observando conveniente.
Conocemos por la lectura de las actas que el proyecto habría quedado culminado en 1945. Un precioso testimonio del paso de misterio una vez transcurrida la guerra civil en 1939 es sin duda alguna el lienzo que realizara el pintor Francisco Hohenleiter hacia 1940. Manuel Seco Velasco enriquecería el paso ya en la década de los cincuenta con la elaboración de los juegos de faroles.
Aunque no consta documentalmente su autoría, podemos datar a la talla del Señor como una obra de finales del siglo XVII del círculo de Pedro Roldán. González de León indica que la imagen fue la primitiva que tuvo la Hermandad del Gran Poder, que cuando estuvo en el Convento del Valle la realizó Montañés, aunque posteriormente Bermejo lo rechaza en 1882.
Hacia 1878 la imagen sería restaurada por Emilio Pizarro y Cruz, posteriormente en 1903 por Joaquín Bilbao y finalmente por Francisco Espinosa de los Monteros en 1941.
La imagen se ha ido enriqueciendo con un amplio ajuar, del que destaca la túnica de terciopelo morado bordado en hilo metálico dorado y complemento de decoración, diseñada en 1811 por Antonio del Canto Torralvo y bordada por su mujer, Teresa del Castillo, siendo restaurada entre los años 2001 y 2002 en el taller de Jesús Rosado".

Se acompaña el teto de una foto del Señor antes de aquella reforma en la que se eliminó el mechón de pelo.


Justo al lado están sus potencias de salida, del siglo XIX.


Y en una pequeña vitrina se muestra una reproducción en miniatura y bastante fidedigna de la imagen del Señor, aunque no consta la autoría de esta pequeña imagen.



Por el contrario, sí sabemos que el retrato pintado del Señor que se muestra al lado es de E. Peinado.


Antes de continuar, leemos otro texto sobre la imagen:

"El Cristo con la Cruz al Hombro, titular de la Hermandad del Valle, es una de las imágenes más excepcionales de la escuela barroca sevillana (aunque ya hemos visto que González de León lo consideraba regular). La propia disposición de uno de los brazos de Cristo señalando a la Verónica le da un matiz específico, que lo diferencia del modelo tradicional de colocar a Cristo llevando la cruz con ambas manos.
La remodelación llevada a cabo por Joaquín Bilbao de la imagen de Cristo cambiaría la disposición del brazo, siguiendo de esta manera el modelo que había establecido la escuela castellana a mediados del siglo XVII. En el grabado de Martín Shongauer realizado hacia 1840 para ilustrar el texto de Tomás de Kempis 'Imitación a Cristo' se representaba a Cristo con la cabeza erguida, con una ligera oscilación hacia la multitud que lo envuelve, con la mano izquierda alzada, mientras que con la derecha agarra el paño de la Verónica".

El siguiente panel habla de la imagen de la Verónica y en primer lugar vemos una reproducción del lienzo de Andrea Rossi que existe en la Iglesia del Santo Ángel.


"Gracias a las investigaciones de Francisco S. Ros González se ha desmentido, tras una larga discusión historiográfica, la atribución de la autoría de la imagen de la Verónica, que había sido considerada una talla de Andrea Rossi, documentándola como de Juan Bautista Patrone. Y es que la verdadera vinculación de Rossi con la Hermandad del Valle fue el lienzo hoy conservado en la Iglesia del Santo Ángel, realizado en 1818.
Una primera etapa madrileña de formación, entre 1779 y 1808, le insertaría en el conocimiento de la pintura que se estaba realizando en la ciudad donde residía la Corte, en donde se formaría dentro de las enseñanzas que se estaban impartiendo en la Real Academia de San Fernando. En 1814 lo encontramos ya en la ciudad de Sevilla.
Su vinculación con la Real Academia de Santa Isabel de Hungría le llevó a relacionarse con el panorama artístico local, ostentando un amplio número de cargos. En 1820 va a publicar un excepcional tratado titulado 'Espiritu de la perspectiva o tratado elemental de perspectiva práctica para los artistas'.
El 21 de octubre de 1823 solicitó a Fernando VII convertirse en pintor de cámara, no siendo ni siquiera contestada la propuesta. En 1849 el artista muere".

Hablamos ahora del verdadero autor de la Verónica y de las santas mujeres, Juan Bautista Patrone, del que se exponen cuatro ángeles, así como dos serafines.








Leemos el siguiente texto sobre este imaginero:

"Quizá sea Juan Bautista Patrone uno de los insignes artistas más desconocidos de la historia plástica sevillana, aunque al mismo tiempo uno de sus más insignes en el siglo XVIII. Su biografía en los últimos años ha sido rescatada por Juan Antonio Silva Fernández. Fue hijo de Jacobo Patrone y de María de los Ángeles Quartín, ambos de cierta condición social. Su padre era un hombre dedicado a los negocios de ultramar, cuya profesión le hacía viajar a menudo, motivo por el que se había deducido que Patrone llegó a tierras hispalenses. A los diez años llegaría a Sevilla, en 1759, para poco después desplazarse a Málaga, residiendo allí entre los años 1760 y 1764, pasando después a Cádiz, donde residió entre 1765 y 1769, y regresando posteriormente a Málaga, en la que residiría una década, entre 1769 y 1779. Finalmente, en 1779 se ordenaría capuchino en Sevilla, aunque siete meses después se marcharía del convento, estableciéndose como escultor en la collación de San Martín.
La imagen de la Verónica fue ya exaltada por González de León, que la atribuye a Montañés, al igual que Bermejo, que aunque no le da ninguna atribución la considera una excelente talla. La confusión durante muchos años de la atribución de la Verónica en relación a la obra de Andrea Rossi aparecería en un artículo de Santiago Montoto publicado en ABC el día 19 de febrero de 1946. Las Marías, por su parte, serían documentadas desde un primer momento a la mano de Juan Bautista Patrone, obras de excelente calidad compositiva realizadas en unos años en que Juan de Astorga seguiría prácticamente la misma línea compositiva para la Hermandad de la Lanzada. La imagen de la Magdalena, además, está imbuida de unas notas tardobarroquistas, aunque alejadas del expresionismo dramático que realizaría José Montes de Oca para la Hermandad de los Servitas".

Alcanzamos ya el último texto, que se dedica al traslado definitivo de la Hermandad del Valle desde el Santo Ángel a la Anunciación:

"El cabildo general de hermanos celebrado el 9 de enero de 1970 decidiría el traslado de la hermandad a la Iglesia de la Anunciación, el antiguo templo de la Casa Profesa de los Jesuitas, una vez que la Hermandad de los Estudiantes se traslada a la capilla universitaria ubicada en el Rectorado. El 20 de marzo tuvo lugar el cambio de sede, aunque tuvo que procederse a una profunda remodelación estructural. Uno de los proyectos sería la elaboración de un retablo donde colocar a las imágenes, ya que provisionalmente se instaló en la capilla anexa al crucero. El retablo resultante quedaría integrado definitivamente en el brazo del crucero con tres altares, a los que se uniría un ático que albergaría una preciosa composición de la imagen de la Verónica que sostiene la Santa Faz entre un par de angelitos. Se trata de una composición que podría incluirse en la escuela barroca sevillana".


Una parte de la exposición está dedicada a Paco Montañés, pintor nacido en 1980 en Alcalá la Real (Jaén) y que fue escogido para pintar el paño de la Verónica de cara a la frustrada estación de penitencia del Jueves Santo de 2020 y, por lo tanto, hasta ahora el último artista escogido por la hermandad para este fin. Además del propio paño, se pueden ver algunos estudios y variaciones realizados por Montañés durante el proceso de creación de su obra.






Antes de llegar al final de la exposición vemos dos carteles más. En primer lugar, el que Francisco Maireles pintó en 1990 para conmemorar el cuarto centenario de la fusión de las hermandades de la Santa Faz y la Coronación.


Y el último es el cartel de la Semana Santa de Sevilla de 2007, pintado por Isabel Sola Márquez y protagonizado por el Señor con la Cruz al Hombro. De este cartel hablamos el pasado mes de diciembre tras descubrir que el monaguillo que sale junto al Señor está inspirado en una imagen real de la colección de 'Momentos Cofrades' (ver).


Y terminamos en el centro del patio, donde como adelantábamos se encuentra la escena del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, con las imágenes de la Verónica y las Marías colocadas tal cual procesionan y con un maniquí vestido con la túnica procesional y cargando con la cruz en el lugar que debería ocupar la imagen del Señor. Esta disposición permite contemplar la escena desde todos los ángulos y con detenimiento para fijarse en cada detalle de las imágenes. 
Además, el grupo escultórico se encuentra sobre la nueva alfombra de la hermandad, diseñada por José María Méndez 'Jarén', confeccionada por Alfombras Baldomero y estrenada el pasado mes de noviembre en el acto de veneración al Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas.





































Aún quedan varios días para disfrutar de esta interesante exposición que, al contrario de lo que suele ser habitual, no se dedica a una hermandad en su conjunto, sino a un paso concreto de una cofradía de tres, como es la Hermandad del Valle. Muy interesante, en cualquier caso, aunque hubiera sido deseable una mayor claridad expositiva, un mejor orden narrativo y una más cuidada calidad de redacción en los textos; detalles que no empañan una buena iniciativa que contribuye a dar contenido a esta rara Cuaresma de cultos exclusivamente internos y exposiciones en lugares cerrados.

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