La Hermandad de Montserrat celebraba el pasado fin de semana el besapié al Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón y el besamanos a la Virgen de Montserrat. El crucificado de Juan de Mesa se encontraba en el centro de la capilla tumbado entre jarras con variadas flores de tonos rojos y morados, y grandes candeleros con cera color tiniebla. Un cortinaje burdeos ocultaba la estructura a la que estaba sujeta la imagen.
Detrás, bajo un dosel, estaba la Virgen de Montserrat, vestida con manto de camarín azul y saya roja, además de lucir la corona de salida. Seis candeleros de cera blanca y dos de los candelabros laterales del paso de misterio flanqueaban a la dolorosa en este doble culto de esta hermandad del Viernes Santo que recibió un grandísimo número de visitas de hermanos y devotos.
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