martes, 10 de noviembre de 2015

LA REINA DE TODOS LOS SANTOS VOLVIÓ A SAN LORENZO EN SU SALIDA PROCESIONAL


La Hermandad de Todos los Santos vivió este domingo una salida procesional muy especial, durante la que su Virgen titular volvió momentáneamente a San Lorenzo, donde residió entre 1936 y 1940, tras el incendio de la Parroquia de Omnium Sanctorum. Cuando se cumple el 75 aniversario del regreso de la Reina de Todos los Santos a su templo, la hermandad quiso realizar una visita a la que fue su casa de forma provisional en aquellos años tan difíciles.
Por ello, el itinerario, que esta hermandad tiene el acierto de modificar año tras año, llevó en esta ocasión a la Virgen que preside el templo de la calle Feria a buscar el barrio de San Lorenzo, discurriendo por la Alameda de Hércules, tanto a la ida como a la vuelta.
La cruz de guía entre faroles daba inicio al cortejo, que también contó con la bandera concepcionista y el guión asuncionista, separadas estas insignias por hermanos con cirios. Después iban las representaciones de las hermandades de la parroquia (Carmen de Calatrava, Carmen Doloroso y Javieres), seguidas del simpecado, el estandarte corporativo, la presidencia y los acólitos.







La Virgen de Todos los Santos, que había salido a las seis de la tarde, dejaba atrás la Alameda con la marcha "Nuestro Padre Jesús". Vestía el manto rosa bordado en oro a realce y sedas en el siglo XVIII. En cuanto al paso, estaba exornado con nardos, gladiolos y rosas blancas.
Poco antes, en su llegada a la Alameda de Hércules, hubo un pequeño accidente cuando la imagen de San Miguel que va en la delantera del paso se desprendió, por lo que tuvo que ser retirada, dejando la curiosa estampa del demonio y el dragón caídos sin que fueran abatidos por nadie. La pequeña talla del arcángel, atribuida a Benito Hita y Castillo, fue llevada a la Parroquia de Omnium Sanctorum al no poder volver a colocarse en su lugar.
La Banda de Música del Maestro Tejera volvió un año más a poner sus sones musicales tras la Reina de Todos los Santos, que avanzaba muy lentamente, con paradas muy largas, dado que se estaba dando tiempo a que finalizara la misa que se celebraba en ese momento en la Basílica del Gran Poder.
En el trayecto de Trajano a la Plaza de San Lorenzo sonaron algunas marchas, como "El Corpus" en la esquina entre las calles Trajano y Conde de Barajas, y "La Estrella Sublime" más adelante.

























La Plaza de San Lorenzo estaba a reventar de gente esperando a la Reina de Todos los Santos. Los dos templos de la plaza, la Basílica del Gran Poder y la Parroquia de San Lorenzo, esperaban a la Virgen con las puertas abiertas y sus respectivas hermandades salieron a recibirla con sus estandartes corporativos.
En el giro de Conde de Barajas y la propia plaza sonó "Procesión de Semana Santa en Sevilla" y hasta la Basílica llegó el paso con la marcha "Ante el Gran Poder". Con ella se volvió hacia el templo que cuando la Hermandad de Todos los Santos se marchó de San Lorenzo ni siquiera existía. La campana del templo del Gran Poder comenzó a repicar mientras la Virgen miraba hacia el Señor de Sevilla y sus hermanos, y todos los presentes, cantaban la Salve.
Seguidamente, con la marcha "La Soledad", el paso realizó un giro de ciento ochenta grados para dirigirse ahora hasta la puerta de San Lorenzo, ante la que se volvió después con "Pasan los campanilleros".
En la puerta de la parroquia se montó un altar provisional con la talla de San Lorenzo realizada por Martínez Montañés en 1639 y que fue restaurada en 2012. Fuera, a ambos lados de este altar, se situaron los estandartes corporativos de las hermandades de la Bofetá y la Soledad.
Con el paso vuelto hacia el templo, se rezaron algunas oraciones, se cantó el Ave María y finalmente la Salve. Acto seguido, tras esta destacada visita a una parte de la historia de la hermandad, la Reina de Todos los Santos se alejó con la marcha "El Dulce Nombre", mientras las campanas de San Lorenzo repicaban como despedida a la Virgen de Roque Balduque.































Por las calles Eslava, Santa Clara y Santa Ana, la Reina de Todos los Santos buscó de nuevo la Alameda de Hércules. "Pasa la Virgen Macarena" fue la marcha con la que pasó a los pies de las columnas del extremo sur del antiguo bulevar.
Desde un pequeño tramo de Amor de Dios, siguió en su camino de vuelta a Omnium Sanctorum por la calle Joaquín Costa, a la que llegó con la marcha "Rey de Reyes". Mucha gente seguía a la cofradía en una agradable noche de temperaturas más elevadas de lo habitual en estas fechas.
La Banda de Tejera enlazaba unas composiciones con otras en un repertorio muy cuidado que siguió con las marchas "Todos los Santos" y "¿Quién te vio y no te recuerda?" en el giro de la calle Mata a Peris Mencheta.
Cuando el paso se detuvo ya en esta calle, una señora se acercó al capataz, Antonio Santiago, para pedirle que lo parara junto a una ventana donde había un familiar que no podía salir a la calle para ver a la Reina de Todos los Santos. Y así fue; tras una corta chicotá a tambor, el paso arrió donde la mujer había indicado, que se dirigió a Antonio Santiago para agradecerle el gesto.
A continuación, el paso siguió hacia la calle Feria con la marcha "Rocío", tras la que se detuvo a pocos metros de la puerta del templo.

































Con la marcha "Soleá, dame la mano", el paso de la Reina de Todos los Santos giró sobre sí mismo antes de pasar la reja situada frente a la fachada del templo de Omnium Sanctorum. Posteriormente, se acercó a la puerta y se paró.
Antes de la última chicotá, únicamente para entrar en la parroquia, se produjo un relevo de costaleros para, acto seguido, producirse una levantá a pulso. "Como decía mi padre: no lo quiero ver subir", dijo Antonio Santiago, que dedicó esta levantá a la propia Virgen.
Poco a poco, el paso se acercó a la ojiva y la atravesó, teniendo los costaleros que agacharse levemente para que pudiera pasar la ráfaga.














Ya dentro del templo, el paso fue ubicado en el presbiterio y el párroco de Omnium Sanctorum y director espiritual de la hermandad, Pedro Juan Álvarez Barrera, dirigió las oraciones finales, concluyendo la procesión con el canto de la "Salve Regina".


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