Como ocurriera por última vez en 2013, este año Nuestra Señora de los Dolores, de la Hermandad de Santa Cruz, permanece expuesta en besamanos en el presbiterio de la parroquia, a los pies del altar mayor que, con motivo del Año de la Misericordia que comienza oficialmente mañana, presidirá durante los próximos doce meses el Santísimo Cristo de las Misericordias.
Ahí podemos encontrar en besamanos a la Virgen de los Dolores, elevada sobre una pequeña peana de plata y ataviada con su manto de salida de terciopelo granate liso, saya azul oscuro y la corona también de salida. Sobre el pecherín, la dolorosa lleva un puñal, la medalla de la hermandad y el broche con su advocación, entre otros. Por otro lado, da a besar la mano derecha, mientras que sostiene un pañuelo con la izquierda.
Flanquean a la Virgen de los Dolores los dos faroles de entrevarales de su paso de palio, mientras que delante, a ambos lados del presbiterio se pueden ver varios blandones dorados con cera blanca. Y detrás, dispuestos alrededor del altar y a los pies del Cristo de las Misericordias, hay un buen número de candeleros del paso de palio y jarras con flores blancas.
El crucificado, por su parte, cuenta con cirios de color tiniebla y jarras plateadas con flores de color rojo, mientras que a sus pies se encuentra una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción.
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