La Hermandad de las Aguas celebró este fin de semana el besamanos a María Santísima de Guadalupe, como cierre a los cultos en su honor con motivo de la celebración de su festividad unos días antes.
Para este besamanos, la Virgen de Guadalupe ha presentado una imagen inédita, dado que ha lucido el manto azul bordado en oro perteneciente a la Virgen de los Dolores de la Hermandad del Nazareno de La Algaba, obra póstuma de la bordadora Esperanza Elena Caro. Se combinaba este manto con una saya de tisú bordada en oro que contaba con una cotilla con el escudo de la hermandad y el fajín militar de teniente general perteneciente al ajuar de la dolorosa.
Sobre el pecherín, junto a otros broches, llevaba el de su advocación. Además, en la mano izquierda portaba un rosario, mientras que en la derecha, que es la que daba a besar, tenía su clásico sombrero mexicano.
La Virgen de Guadalupe estaba sobre una sencilla peana dorada y flanqueada por dos ángeles mancebos de orfebrería que sostenían cada uno un ramo de rosas de color rosa, las mismas flores que estaban repartidas a lo largo de todo el montaje en jarras de su paso de palio.
Detrás, además de dos mesas doradas con candelabros y más rosas, destacaba una gran escalinata que subía hasta un trono enmarcado entre dos varales del palio y una antigua bambalina, perteneciente al conjunto del palio de la dolorosa de Álvarez Duarte anterior al actual. A ambos lados había dos jarras sobre sendas columnas doradas de estilo salomónico. Además, cuatro lámparas iluminaban el montaje.
Un cortinaje rojo ocultaba el altar que ocupan habitualmente el Cristo de las Aguas, la Virgen del Mayor Dolor y San Juan Evangelista, que se encontraban durante el besamanos en la parte derecha de la capilla, mientras que la Virgen del Rosario ocupaba el altar de la Virgen de Guadalupe.
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