martes, 6 de noviembre de 2018

LA FUGACIDAD TERRENAL EN EL BESAPIÉ AL CRISTO DE LA PAZ DE LOS HUMEROS


Un montaje simbólico y riquísimo en curiosidades es el que de nuevo presentó la Hermandad del Rosario de los Humeros en el besapié al Santo Cristo de la Paz que se celebró los pasados días 1 y 2 por las festividades de Todos los Santos y los Fieles Difuntos.
El mensaje era diáfano, muy directo, y para ofrecérselo a los devotos la hermandad utilizó prácticamente los mismos elementos que en el besapié del año pasado, que con todo detalle tuvimos ocasión de describir (ver): la fugacidad de la vida terrena frente a la eternidad de la verdadera vida que Cristo nos regaló con su propio sacrificio, la nula importancia de los bienes materiales, de los títulos... frente a la trascendencia de la vida espiritual, la humildad frente al orgullo, la oscuridad frente a la luz divina.
Y todo ello en un ambiente de un gran tenebrismo provocado por la plena oscuridad de la capilla de la calle Torneo, iluminada muy levemente por diversas velas colocadas en candeleros, blandones y candelabros, pero con unos focos que apuntaban directamente a lo importante: los titulares de la hermandad, tanto el Cristo de la Paz, colocado en el presbiterio alto sobre su peana dorada de estilo rocalla y la peana procesional de la Virgen, y la imagen de Nuestra Señora del Rosario, situada en el propio altar del crucificado al estar el retablo mayor parcialmente cubierto con una gran cortina de damasco rojo, ante la que estaba el singular dosel de cultos de la hermandad.

























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