La imagen de Nuestra Señora del Amparo estuvo expuesta en besamanos el pasado fin de semana en la Parroquia de la Magdalena, ofreciendo a los devotos una estampa nada habitual en la actualidad, aunque sí lo era en el pasado. Así, la talla se presentaba completamente vestida, ocultando la vestimenta tallada que posee esta imagen de Roque de Balduque.
Así, llevaba un manto de tisú brocado en oro de finales del siglo XVIII que se cruzaba por delante de un lado al otro, y bajo éste se veía la saya de tisú bordada en oro por Manuel María Ariza en 1851. Lucía también su corona procesional, la ráfaga, un rosario y una media luna, así como el tradicional corazón alado tan característico de la Virgen del Amparo en su mano derecha.
Se encontraba elevada sobre una peana de plata de pequeño tamaño y junto a ella veíamos dos jarras con claveles blancos salpicados de nardos y cuatro candelabros con velas blancas colocados sobre sendas columnas de cerámica decorada pictóricamente.
Detrás, ocultaba la puerta del templo que da a la calle Cristo del Calvario el dosel de cultos de la hermandad, que cobijaba el simpecado entre seis candeleros con cera blanca y un centro de flores de talco. Junto al dosel había cuatro blandones dorados, una pareja a cada lado, y una jarra con anthurium de color blanco en medio de cada una. Otras jarras con las mismas flores estaban más adelantadas.
Finalmente, se dispusieron dos pequeños doseles de damasco rojo y crestería dorada en los laterales con diversos enseres litúrgicos y el estandarte corporativo de la hermandad en el lado izquierdo.
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